La American Academy of Pediatrics (AAP) está comprometida con el consumo de leche materna como fuente ideal de nutrición para la alimentación infantil. Sin embargo, a los 2 meses de edad, la mayoría de los lactantes de Estados Unidos recibe al menos alguna toma de fórmula. Disponemos de fórmulas infantiles basadas en la soja desde hace casi 100 años1. Pese a sus limitadas indicaciones, la fórmula basada en la proteína de soja abarca casi el 25% del mercado estadounidense de fórmulas2. Como la fórmula infantil ofrece una fuente de nutrición durante un intervalo prolongado, se debe demostrar su idoneidad nutricional y ser bien sustanciadas y conocidas sus indicaciones de empleo. Este informe actualiza la revisión de la AAP de fórmulas basadas en la proteína de soja2 de 1998 y aborda la sostenida preocupación por la presencia de fitoestrógenos en las fórmulas de soja.
COMPOSICIÓNTodas las fórmulas basadas en aislados de proteína de soja actualmente comercializadas carecen de proteína de leche de vaca y de lactosa y aportan 67 kcal/dl. Todas están reforzadas en hierro y cumplen las especificaciones de vitaminas, minerales y electrolitos incluidas en
Todas las declaraciones apoyadas por la American Academy of Pediatrics expiran automáticamente 5 años después de su publicación a menos que sean confirmadas, revisadas o retiradas antes o en este momento.
Las recomendaciones de este informe no indican un curso exclusivo del tratamiento o del procedimiento a seguir. Teniendo en cuenta las circunstancias individuales pueden estar indicadas las variaciones.
las pautas de la AAP de 2004 para la alimentación de los neonatos a término3 e impuestas por la US Food and Drug Administration4. La proteína es un aislado de soja con suplementos de L-metionina, L-carnitina y taurina para conseguir un contenido en proteína de 2,45 a 2,8 g/ 100 kcal o de 1,65 a 1,9 g/dl. El contenido en grasa de las fórmulas basadas en la proteína de soja proviene principalmente de aceites vegetales. La cantidad de las grasas específicas varía según el fabricante y suele ser similar a la de la fórmula basada en leche de vaca del fabricante correspondiente. El contenido en grasa oscila entre 5,02 y 5,46 g/100 kcal o entre 3,4 y 3,6 g/dl. Los aceites utilizados son el de soja, palma, girasol, oleína, azafrán y coco. En la actualidad se añaden rutinariamente los ácidos docosahexanoico y araquidónico.
Las fuentes de hidratos de carbono de las fórmulas son la dextrinomaltosa de maíz, los jarabes sólidos de maíz y la sacarosa, cuyo contenido oscila entre 10,26 y 10,95 g/ 100 kcal, o entre 6,9 y 7,4 g/dl. La absorción mineral de las fórmulas de soja fue errática hasta 1980 a causa de la escasa estabilidad de las suspensiones y de la presencia de un exceso de fitatos de soja5. Como las fórmulas de aislado de proteína de soja todavía contienen un 1,5% de fitatos, y hasta el 30% del fósforo total está fijado al fitato, contienen un 20% más de calcio y fósforo que las fórmulas basadas en la leche de vaca y mantienen la proporción entre el calcio y el fósforo disponible entre 1,1 y 2,0:1. Con las actuales formulaciones, la mineralización ósea, las concentraciones séricas de calcio y fósforo y las concentraciones de fosfatasa alcalina de los recién nacidos a término hasta los 12 meses de edad son equivalentes a las observadas en los lactantes alimentados con fórmulas basadas en la leche de vaca6-8. Como los fitatos de la soja y los oligosacáridos de las fibras también fijan el hierro y el zinc9, todas las fórmulas basadas en la soja están reforzadas con hierro y zinc9,10.
Fitoestrógenos en las fórmulas basadas en la proteína de sojaDe los muchos factores termoestables presentes en las fórmulas de soja, los fitoestrógenos son especialmente interesantes para la salud humana. Los fitoestrógenos consisten en varios grupos de estrógenos no esteroides, incluyendo las isoflavonas. Las isoflavonas se encuentran habitualmente en las legumbres, y la máxima cantidad está en la soja1,11. Las preocupaciones planteadas respecto a los fitoestrógenos/isoflavonas incluyen sus posibles efectos negativos sobre el desarrollo sexual y la reproducción, el desarrollo del comportamiento neurológico, la función inmunitaria y la función tiroidea. Por otra parte, los estudios epidemiológicos han sugerido un efecto protector de las isoflavonas frente a una serie de enfermedades crónicas del adulto, incluyendo la cardiopatía coronaria y los cánceres de mama, endometrio y próstata12,13.
La similitud estructural entre los fitoestrógenos y el 17estradiol ha llevado a estudiar los posibles efectos de las isoflavonas de soja sobre la función reproductora y el crecimiento. Numerosos estudios de toxicidad en la rata han demostrado ciertos efectos sobre los tejidos relacionados con el estrógeno, pero la función reproductora global materna y el desarrollo fetal no resultaron afectados14-16. Un reciente estudio de la isoflavona genisteína demostró las consecuencias adversas de la exposición neonatal en el ratón17; aunque la alimentación con fórmula de soja (y no los componentes individuales) no ha demostrado estos efectos adversos en los animales18.
Los posibles efectos de las isoflavonas de soja sobre distintos tipos de tumorogénesis inducida por carcinógenos y por estrógenos han sido investigados en los modelos animales, aunque no se puede extraer una conclusión clara19,20. Se publicó que las dietas de soja estimulan el crecimiento de los tumores mamarios dependientes de estrógenos del ratón de forma dependiente de la dosis21,22. Al contrario que estos resultados, se informó que los fitoestrógenos, a cantidades dietéticas típicas, carecían de actividad estrogenoide en hembras de macaco sometidas a ooforectomía pero antagonizaron la proliferación celular inducida por estrógenos en la mama23.
Actualmente los muy escasos datos sobre personas sugieren la escasa afinidad de los fitoestrógenos de soja por los receptores de estrógenos postnatales humanos y su baja potencia en las determinaciones biológicas24. La absorción, distribución, metabolismo y excreción de las isoflavonas de soja varían según la edad y el sexo y entre los grupos culturales; varios estudios han demostrado la variabilidad interindividual25,26. No obstante, las diferencias de sexo no han sido concluyentes27-29. El análisis del plasma materno y de cordón y el del líquido amniótico indica la transferencia placentaria de estos compuestos tras el consumo de soja; no se encontraron efectos nocivos en los fetos de mujeres japonesas con un consumo relativamente elevado de soja30.
Las isoflavonas se excretan por la leche materna, aunque la concentración es muy escasa. La concentración de las isoflavonas en la leche materna refleja la dieta de la madre, y las omnívoras muestran unas concentraciones de isoflavona considerablemente menores que las vegetarianas31,32. Setchell et al estimaron que la cantidad de isoflavonas por kilogramo de peso ingeridas por los lactantes alimentados con fórmula basada en la soja supera a las que aumentan la duración del ciclo menstrual en la mujer adulta33. Sin embargo, no se ha observado un aumento de la incidencia de la feminización en los niños34 ni de la incidencia de hipospadias en las poblaciones con gran consumo de soja35. Los conjugados sulfato y glucurónido de los fitoestrógenos se identifican en el plasma de los lactantes alimentados exclusivamente con fórmulas basadas en la soja, aunque ambos se excretan con rapidez28. Los datos de la salud reproductiva de adultos jóvenes de 20 a 34 años de edad que habían participado en un estudio controlado de alimentación con fórmula de soja cuando eran lactantes demostraron una mayor duración del sangrado menstrual y mayores molestias en las mujeres expuestas a la soja cuando eran lactantes36. No obstante, los autores aconsejaron precaución en la interpretación de sus datos porque no hubo aumento del flujo sanguíneo menstrual en las mujeres expuestas a la fórmula de soja cuando eran lactantes y no hubo diferencias estadísticamente significativas en las más de 30 variables determinadas36.
El consumo de productos de soja por los lactantes con hipotiroidismo congénito complica su tratamiento, como evidencia el prolongado aumento de la hormona tiroestimulante en comparación con los lactantes no alimentados con fórmula de soja; los autores de 2 estudios sugirieron una monitorización más estrecha y la posible necesidad de un aumento de la dosis de levotiroxina37,38. En los lactantes que reciben sustitución hormonal, los fitatos pueden interferir con la captación de hormona tiroidea exógena al fijar la tiroxina en la luz, aumentar la pérdida fecal y disminuir la eficacia de la hormona tiroidea oral37,39. En una exhaustiva revisión de los efectos de la proteína y las isoflavonas de soja, se encontraron pocas pruebas de que los alimentos o isoflavonas de soja afecten negativamente a la función tiroidea en individuos eutiroideos con buenos depósitos de yodo40. Esta revisión encontró también que, igual que los lactantes, los adultos con hipotiroidismo pueden necesitar dosis adicionales de hormona tiroidea con el empleo concomitante de alimentos de soja a causa de sus efectos sobre la absorción. Los ensayos con isoflavonas dietéticas de soja no han informado de efectos adversos sobre la función tiroidea en la rata41. Estos datos indican que no hay suficientes pruebas que indiquen efectos adversos a corto o largo plazo del consumo de soja sobre la función endocrina.
En resumen, aunque numerosos investigadores han estudiado diversas especies, no hay pruebas concluyentes en las poblaciones de animales, lactantes o adultos humanos de que las isoflavonas de soja dietéticas puedan afectar negativamente al desarrollo, la reproducción o la función endocrina humana.
Albúmina en las fórmulas basadas en la proteína de sojaEn 1996, la AAP editó un informe (luego retirado) sobre la toxicidad por aluminio en los lactantes y los niños y analizó el contenido, relativamente elevado, de aluminio en las fórmulas basadas en la soja42. Aunque el contenido en aluminio de la leche materna es de 4 a 65 ng/ ml, el de la fórmula basada en proteína de soja es de 600 a 1.300 ng/ml43,44. Las sales minerales utilizadas en la producción de la fórmula son el origen del aluminio. El aluminio, que constituye hasta el 8% de la corteza de la tierra y es el tercer elemento más abundante, carece de función biológica conocida en las personas44. La toxicidad del aluminio obedece al aumento de su deposición en el hueso y en el sistema nervioso central, especialmente en presencia de una función renal disminuida en los neonatos pretérmino y en los niños con insuficiencia renal. Como el aluminio compite con el calcio por la absorción, grandes cantidades de aluminio dietético provenientes de una fórmula basada en aislado de proteína de soja pueden contribuir a la menor mineralización esquelética (osteopenia) observada en los neonatos pretérmino y en los recién nacidos con retraso del crecimiento intrauterino45. Los neonatos a término con función renal normal no parecen correr un riesgo sustancial de desarrollar toxicidad por aluminio por las fórmulas basadas en la proteína de soja43.
EMPLEO EN LOS NEONATOS A TÉRMINO Y PRETÉRMINONumerosos estudios han demostrado un crecimiento y desarrollo normal de los neonatos a término alimentados con fórmulas basadas en aislado de proteína de soja con suplemento de metionina43,46-49. La ingestión energética media de los lactantes que recibieron fórmulas basadas en la proteína de soja es equivalente a la conseguida con fórmulas de leche de vaca43. En los lactantes alimentados con fórmulas basadas en la proteína de soja, la concentración sérica de albúmina, como marcador de la idoneidad nutricional, es normal47,50-52, y la mineralización ósea es equivalente a la documentada con fórmulas basadas en la leche de vaca en los neonatos a término6-8. Las revisiones bibliográficas y los estudios clínicos de los lactantes alimentados con fórmulas basadas en la proteína de soja no plantean preocupaciones clínicas con respecto a la idoneidad nutricional, el desarrollo sexual, la enfermedad tiroidea, la función inmunitaria o el desarrollo neurológico1. Los estudios adicionales confirman que las fórmulas basadas en la proteína de soja no interfieren con las respuestas inmunitarias locales a la vacunación oral contra la poliomielitis53,54. La US Food and Drug Administration ha aprobado estas fórmulas como seguras para su empleo en los lactantes.
Por otra parte, no se recomienda administrar fórmulas basadas en la proteína de la soja a los neonatos pretérmino. En los neonatos pretérmino alimentados con fórmula basada en la proteína de soja las concentraciones séricas de fósforo son menores, y las concentraciones de fosfatasas alcalinas mayores, que en los neonatos pretérmino alimentados con fórmula basada en la leche de vaca55,56. Como se desprende de estas observaciones, el grado de osteopenia aumenta en los neonatos de bajo peso al nacimiento que reciben fórmulas basadas en la proteína de la soja51,57. Incluso con suplementos de calcio y vitamina D, hubo pruebas radiológicas de osteopenia importante en el 32% de los 125 neonatos pretérmino alimentados con fórmula basada en la proteína de la soja57. Las fórmulas basadas en la proteína de la leche de vaca diseñadas para los neonatos pretérmino son claramente superiores a la fórmula basada en la proteína de la soja en los neonatos pretérmino.
EMPLEO EN LOS TRASTORNOS DEL METABOLISMO DE LOS HIDRATOS DE CARBONOCuando es necesaria una estricta eliminación de la lactosa en la dieta en el tratamiento de neonatos con galactosemia o con deficiencia primaria de lactasa (sumamente rara), las fórmulas basadas en la proteína de la soja son seguras y rentables. Además, las fórmulas basadas en la proteína de la soja pueden constituir una alternativa dietética para las familias que deseen evitar alimentar a sus hijos con fórmulas que contengan productos animales. Las fórmulas basadas en la proteína de la soja con sacarosa como hidrato de carbono están contraindicadas en la deficiencia de sacarosa/isomaltasa y en la intolerancia hereditaria a la fructosa.
EMPLEO EN LA DIARREA AGUDA Y EN LA DEFICIENCIA SECUNDARIA DE LACTASAUna serie de estudios ha abordado el papel de estas fórmulas en la recuperación de una diarrea infantil aguda complicada por una deficiencia secundaria o transitoria de lactasa. Sin embargo, tras la rehidratación inmediata, la mayoría de los neonatos pueden ser tratados con éxito mediante la reanudación de la lactancia materna o el empleo de una fórmula de soja o de leche de vaca estándar58,59. En una exhaustiva revisión, Brown58 observó que la tasa de fracaso dietético de las fórmulas que contienen lactosa fue del 22%, mientras que la de las fórmulas sin lactosa fue del 12%. En un estudio que comparó la leche materna, la fórmula basada en la leche de vaca y la fórmula basada en proteína de soja, no hubo diferencia en la tasa de recuperación de la diarrea, por rotavirus o no, según el tratamiento nutricional50. Sin embargo, se ha informado que la duración de la diarrea es menor en los lactantes que recibieron una fórmula basada en la proteína de soja52,60, y la duración de las deposiciones líquidas también se pudo disminuir mediante la adición de fibra con polisacáridos de soja61 o la reanudación de una dieta alimentaria básica mixta62.
En la actualidad disponemos de fórmulas de leche de vaca sin o con poca lactosa, que pueden ser utilizadas en circunstancias en que es necesaria la eliminación o la disminución de lactosa en la dieta, respectivamente. Como la deficiencia primaria o congénita de lactasa es rara, muy pocos individuos necesitarán de una restricción total de la lactosa. Es muy probable que la intolerancia a la lactosa dependa de la dosis. Así pues, se debe restringir el empleo de fórmulas sin lactosa basadas en la proteína de soja con esta indicación.
EMPLEO EN LOS CÓLICOS Y EN LA «INTOLERANCIA A LA FÓRMULA»La razón más habitual del empleo de las fórmulas de soja por los profesionales de la asistencia a los lactantes es para eliminar lo que se percibe como una intolerancia a la fórmula (escupirla, vómitos, irritabilidad) o síntomas de cólicos. Los padres describen molestias cólicas en el 10% al 20% de los lactantes durante los 3 primeros meses de vida63. Aunque se ha implicado a muchos factores, los padres suelen solicitar su eliminación cambiando la fórmula infantil. Pese a la posibilidad de atribuir un beneficio calmante al contenido en sacarosa64,65 y en fibra66, los ensayos controlados de fórmulas basadas en la leche de vaca o en la proteína de la soja no han demostrado un beneficio importante de la soja67,68. El valor del asesoramiento a los padres sobre la causa y la duración del cólico parece ser mayor que el de cambio a una fórmula de soja69. Como la mayor parte del comportamiento cólico disminuye espontáneamente entre los 4 y los 6 meses de edad, cualquier intervención en ese momento puede recibir crédito anecdóticamente.
REACCIONES GASTROINTESTINALES INTENSAS A LA FÓRMULA DE SOJAComo en la fórmula basada en la proteína de la leche de vaca, durante > 40 años se ha descrito las reacciones gastrointestinales intensas a la fórmula basada en la proteína de la soja70 que incluyen todo el espectro de la enfermedad: enteropatía, enterocolitis y proctitis. Al menos 4 estudios han observado la lesión del intestino delgado, una lesión reversible de las vellosidades similar a la celíaca que provoca una enteropatía con malabsorción, hipoalbuminemia y fracaso del crecimiento71-74. En una serie de casos de enterocolitis inducida por las proteínas de la alimentación del lactante causados por la proteína de la leche de vaca, del 30% al 64% de los lactantes tuvo una enterocolitis concomitante inducida por la soja75-78, cuyas manifestaciones fueron una diarrea sanguinolenta, ulceraciones y rasgos histológicos de enteropatía inflamatoria aguda y crónica70,76,79-81. Los lactantes afectados respondieron a la sustitución de la fórmula basada en la proteína de la soja por una fórmula de proteína hidrolizada. Se especula que la mucosa intestinal lesionada por la leche de vaca permite un aumento de la captación y, por ello, un aumento de la respuesta inmunológica al subsiguiente antígeno de la soja. La proctocolitis eosinofílica, una variante más benigna de la enterocolitis, también se ha notificado en los lactantes que reciben una fórmula basada en la proteína de la soja82,83.
Estos síndromes de enteropatía y enterocolitis inducidos por las proteínas dietéticas, aun teniendo un origen claramente inmunológico, no están mediados por la inmunoglobulina E (IgE), sino que reflejan una hipersensibilidad transitoria a la proteína de soja que depende de la edad. Dada la gran frecuencia en los lactantes de la sensibilidad a los antígenos de la leche de vaca y de la soja, las fórmulas basadas en la proteína de soja no están indicadas en el tratamiento de la enteropatía o la enterocolitis documentada inducida por la proteína de la leche de vaca. La mayoría, pero no todos los niños, pueden reanudar el consumo de proteína de soja con seguridad pasados los 5 años de edad.
FÓRMULAS BASADAS EN LA PROTEÍNA DE LA SOJA Y PREVENCIÓN DE LA ENFERMEDAD ATÓPICAToda proteína de gran peso molecular ingerida es un posible antígeno al sistema inmunológico intestinal, incluyendo la proteína de la soja. En el aislado de la proteína de soja, el 90% de la proteína derivada de la pulpa reside en 2 grandes globulinas termoestables: la µ-con-glicina, con un peso molecular de 180.000, y la glicinina, con un peso molecular de 320.00084. Tras la digestión entérica, el número de posibles antígenos generados en la superficie mucosa es enorme85. En consecuencia, la demostración in vitro del anticuerpo específico del antígeno puede ser difícil. Eastham et al demostraron, en 1982, la antigenicidad de la proteína de la soja, sospechada desde 193486, en lactantes de escaso riesgo87. Se ha documentado la sensibilización intrauterina con la demostración de anticuerpos específicos en el líquido amniótico humano.
Reconocer que la proteína de soja es antigénica no significa que la proteína de soja sea muy alergénica. En un estudio prospectivo sobre lactantes sanos alimentados con leche materna, fórmula de leche de vaca o fórmula basada en la proteína de la soja, Halpern et al documentaron verdaderas respuestas alérgicas a la fórmula de soja, y a la fórmula de leche de vaca en el 0,5% y el 1,8% de los lactantes, respectivamente89. Esta frecuencia concuerda con el resumen de Fomon90 que, en 3 décadas de estudio de proteínas basadas en la proteína de la soja < 1% de los lactantes alimentados con la fórmula de soja tuvo reacciones adversas. En una revisión nacional de alergólogos pediátricos, la aparición de alergia a la leche de vaca se cifró en el 3,4%, mientras que la alergia a la proteína de soja fue del 1,1%91. Dos grandes estudios de lactantes con dermatitis atópica abordaron en una provocación de doble ocultación, controlada con placebo, la frecuencia de la positividad de la proteína de la soja. Sampson92 documentó una alergia positiva a la soja en el 5% de 204 pacientes, mientras que Businco et al93 implicaron a la soja en el 4% de 143 niños.
En un reciente metaanálisis de 5 estudios aleatorizados o casi aleatorizados, los autores concluyeron que no se debe recomendar la alimentación con fórmula de soja para la prevención de la atopia en los lactantes en grave riesgo de desarrollar alergia94. Además, el empleo de la fórmula basada en la proteína de la soja durante los 3 primeros meses de edad no disminuye la frecuencia de respuestas positivas de anticuerpo a la leche de vaca introducida más adelantada la lactancia94. Cuando la alimentación con leche materna se suplementa con fórmula de soja en los lactantes en alto riesgo, la frecuencia prevista de eccema a los 2 años de edad no disminuye significativamente95,96. Las numerosas alteraciones de la dieta materna y los estímulos ambientales oscurecen la interpretación de estos datos. Sin embargo, la fórmula basada en la proteína de la soja aislada carece de ventajas sobre la basada en la leche de vaca como suplemento de la dieta de un lactante con lactancia materna.
Respecto a las proteínas de soja y otras alergias alimentarias, en un estudio parcialmente prospectivo y parcialmente retrospectivo de los factores de riesgo del desarrollo de la alergia al cacahuete, la alimentación con leche de soja o con fórmula basada en la proteína de la soja se asoció con el desarrollo de alergia al cacahuete97 (razón de posibilidades, 2,6; intervalo de confianza del 95%, 1,3-5,2). Sin embargo, en un ensayo aleatorizado de la alimentación con fórmula de soja en lactantes con alergia a la leche de vaca no hubo asociación entre la ingestión de la fórmula de soja y el desarrollo de alergia al cacahuete98. Así pues, la prueba de que la alimentación con fórmula de soja aumenta el riesgo de desarrollar alergia al cacahuete es contradictoria, y se debe realizar más estudios.
Se ha informado de la sensibilización a la soja en el 10% a 14% de los lactantes con alergia a la leche de vaca99,100. Un estudio demostró reacciones adversas similares a la soja en la alergia a la leche de vaca asociada y no asociada a la IgE100 (11% frente a 9%). Otro estudio evaluó a los lactantes y niños con alergia a la leche de vaca asociada a la IgE (de 3 a 41 años de edad), y determinó que el 14% (intercalo de confianza del 95%, 7,7-22,7) tenía alergia a la soja99. Así pues, aunque la mayoría de los lactantes con alergia a la leche de vaca mediada por IgE tolerará la fórmula de soja, dada la tasa cruzada del 10% al 14%, en los lactantes alérgicos a la fórmula de leche de vaca se puede considerar el empleo de una fórmula con proteína ampliamente hidrolizada en lugar de una fórmula de soja. Aunque se haya publicado, la anafilaxia intensa tras la exposición a la proteína de soja es poco frecuente, especialmente en los lactantes101,102.
RESUMENFrank R. Greer, MD, Presidente Jatinder J.S. Bhatia, MD Stephen R. Daniels, MD, PhD Marcie B. Schneider, MD Janet Silverstein, MD Nicolas Stettler, MD, MSCE Dan W. Thomas, MD
ANTIGUOS MIEMBROS DEL COMITÉRobert D. Baker, Jr, MD, PhD Melvin B. Heyman, MD
COORDINADORESDonna Blum-Kemelor, MS, RD, US Department of Agriculture Laurence Grummer-Strawn, PhD, Centers for Disease Control and Prevention RADM Van S. Hubbard, MD, PhD, National Institutes of Health Valerie Marchand, MD, Canadian Pediatric Society Benson M. Silverman, MD, US Food and Drug Administration
PERSONALDebra Burrowes, MHA