En las dos últimas décadas han proliferado las investigaciones sobre el islam en América Latina, aunque de una manera todavía muy general. Las publicaciones aún son dispersas, toda vez que la gran mayoría son escritos cortos que se han presentado en distintos foros de corte académico sin amplia difusión; algunos más son artículos integrados a libros con temas muy generales, lo que ha dificultado su localización. Sin embargo, muchos de ellos han podido recuperarse a través de una búsqueda exhaustiva y puntual, cuyos resultados referiré de manera sistematizada en este espacio. La lectura y análisis de los materiales recopilados me ha permitido detectar y esbozar algunas líneas de investigación en las que clasificaré las distintas obras.
In the last two decades research on islam in Latin America has proliferated, but in a very general way. Publications are disperse and tend to be short essays presented in academic forums without a broad public; others are articles that have been integrated into books with general themes, making them difficult to locate. However, through a timely and exhaustive search I have been able to identify many of these works, which i will present in this article. An analysis of the materials collected has enabled me to outline some avenues of research and to generally classify the different titles.
El estudio del Islam se ha sentado de manera habitual en dos bases: los vínculos historia-religión y cultura-sociedad, que los especialistas han enmarcado en el Medio Oriente. Es a partir de las últimas dos décadas del siglo pasado que su abordaje comenzó a extenderse a otros ámbitos espaciales; uno de ellos, que cobró cierta relevancia a partir de entonces, es América Latina. No obstante, existe una situación que resulta indispensable atender, y es que los documentos que integran las principales aportaciones que diversos autores han llevado a cabo en torno al tema del Islam en América Latina aún son escasos.
El objetivo de este escrito es fungir, precisamente, como guía para los lectores interesados en el tema de las migraciones arabo-musulmanas, así como en su influencia en la cultura de distintos países latinoamericanos. Su diseño se llevó a cabo a partir de una selección de las principales aportaciones académicas que los autores han realizado al tema, que serán discutidas no sólo a la luz de la utilidad que representan, sino también de las carencias que reflejan. Así, se espera que este trabajo —de carácter exploratorio y explicativo— funcione como una herramienta que le proporcione al lector elementos de conocimiento para aproximarse a las fuentes originales que le permitan profundizar en distintos subtemas que resulten ser de su interés y con ello motivar el desarrollo de futuras investigaciones novedosas y vanguardistas.
Finalmente, es indispensable advertirle al lector que la tarea consistente en evaluar las principales tendencias de la literatura existente se realizara solamente en el marco del Islam en América Latina, no así en el del Islam latinoamericano, que implicaría un estudio distinto al presente.
En esta ocasión abordaré las publicaciones a través de las que se ha estudiado la presencia musulmana en Argentina, Brasil, Colombia, Cuba y México, países en los que ha crecido su visibilidad.
EL ISLAM EN AMÉRICA LATINAArgentinaEn su gran mayoría, los estudiosos se han aproximado al ámbito histórico del tema a través de las olas migratorias procedentes de Medio Oriente. Liliana Asfoura de Adad ha colaborado en el examen del Islam en Argentina a través de la producción de diversos escritos cuya línea de investigación se ha centrado la región geográfica de la provincia de Tucumán, situada en la región noroeste del país. Al respecto, la autora ha escrito los siguientes artículos: “Una visión de la inmigración Sirio-Libanesa en la Argentina con especial referencia a Tucumán” (1990, 80-86), “La inmigración Sirio Libanesa en la Provincia de Tucumán” (1995, 31-47), “Identidad religiosa de los inmigrantes Sirios y Libaneses en la Provincia de Tucumán (1895-1914)” (1996, 29-44), “Inmigración Sirio Libanesa en la Provincia de Tucumán (1900-1950)” (2002, 7-15), que corresponde a una versión actualizada del escrito publicado en 1995 y “Árabes en Tucumán: relatos de abuelas” (2004, 1-7). De manera general, la autora parte de las olas migratorias registradas en Tucumán entre 1895 y 1914. Después de varios años de estudio de este periodo se concentra en la primera mitad del siglo pasado.
Estos escritos dan cuenta de la especificidad de las reflexiones de Asfoura de Adad3 en torno a la comunidad sirio-libanesa. A través de este ejercicio ha logrado aproximarse al ámbito histórico —como mencioné a través de las migraciones y asentamientos de dicha comunidad en la provincia de Tucumán— y recuperar los testimonios orales de matriarcas que vivieron el proceso que implicó no sólo la propia movilización de Medio Oriente hacia América Latina, sino su establecimiento e integración a la sociedad que los acogió, así como la puesta en práctica de sus tradiciones y costumbres.
Por su parte, Estela Valverde (1992, 313-337) escribió un artículo cuyo principal objetivo fue dilucidar sobre la integración e identidad de los migrantes4 libaneses en Tucumán —punto de coincidencia geográfica respecto a las investigaciones realizadas por Liliana Asfoura de Adad—. El artículo de Valverde formó parte de una obra editada por Ignacio Klich en la que diversos autores estudiaron la presencia libanesa en distintas partes del mundo. Sin lugar a dudas, este artículo destaca por haber considerado a la región latinoamericana.
Más allá de las referencias históricas que la autora proporciona respecto a la llegada de los sirio-libaneses a Tucumán, también alude brevemente a las actividades económicas y políticas en las que dicha comunidad participó, así como a la forma en la que se movilizaron hacia distintos barrios. En lo concerniente al ámbito religioso, argumenta que no obstante que la gran mayoría de sirio-libaneses eran maronitas, importantes cantidades de migrantes ortodoxos y musulmanes llegaron también a Argentina, y señala que los musulmanes eran alawitas procedentes del norte de Siria.
Empero la valía de estas aportaciones, la investigación carece de cifras que podrían revelar el incremento o decremento de la población musulmana en todo el país, máxime si para ello se considera, por un lado, que sus integrantes contrajeron nupcias con practicantes de otra religión —y de manera natural sus hijos debieron adquirir alguna de las creencias de sus padres— y por otro, la dinámica del desplazamiento geográfico de las generaciones posteriores.
Ignacio Klich (1995, 1-45) por su parte, estudió a los árabes, judíos y árabes judíos en Argentina. En su artículo se ocupó en abordar la primera mitad de la última década del siglo pasado. Aunque su trabajo se enfoca principalmente en los árabes judíos, entre la información que recoge incluye una cifra importante para la materia que me ocupa: para 1947, los árabe-hablantes (ibíd.) en Argentina se calculaban en 400 000. En el resto del artículo, el autor argumentó sobre la asociación entre los árabes judíos con la mayoría sirio-libanesa.
En otros espacios Klich también ha escrito sobre las relaciones de Argentina con Medio Oriente: en los artículos denominados “Argentina e Israel, delicado juego de equilibrios” (2011a, 14-15) e “Irán y el interés argentino” (2011b) destaca la notable presencia del Islam en este país. En esta misma línea de investigación se inscribe el artículo titulado “Apuntes para el estudio de las relaciones entre Siria y América Latina” (Pastor de María, Mesa y Pinto et al 2013, 377-420) en el que colaboraron Camila Pastor de María y Campos, Luis Mesa Delmonte, Paulo G. Pinto y María del Mar Logroño Narbona.
Ahora es momento de aludir al artículo intitulado “Los espacios culturales de las comunidades árabe, sefardí e hispana en la provincia de Tucumán (Argentina)”, escrito colectivamente por Clara Lucía Calvo de Picón, Liliana Palacios de Cosiansi y Sergio Francisco Naessens (1999, 1-13). Las reflexiones de los autores, al igual que los anteriores, parten del proceso migratorio que comenzó a finales del siglo xix y concluyó alrededor de 1930, en el que más de 60 millones de individuos migraron desde Europa y otras regiones del mundo hacia América Latina. Es relevante mencionar que los autores argumentan que, de esa cifra, tres millones se asentaron en Argentina. En su mayoría procedían de España e Italia, no obstante que otras poblaciones también se sumaron a este número, tal es el caso de árabes y judíos.
Sin embargo, más allá de la referencia a las migraciones, uno de los aportes que resalta es la alusión a las manifestaciones y actividades culturales que los migrantes musulmanes llevaron a cabo en Tucumán y la ausencia de rechazo por parte de la sociedad que los acogió. Así, se crearon “centros culturales, establecimientos educativos y entidades sociales y de beneficencia, tanto en San Miguel de Tucumán como en las ciudades del interior” (1999, 1-13).
Ahora es menester citar dos artículos incluidos en una misma obra que se publicó en 2002. El primero de ellos se titula “The Muslim Community of Argentina”, y fue escrito por Pedro Brieger y Enrique Herszkowich (2002, 157–183). El segundo fue elaborado por Gladys Jozami y se denomina “The Path from Trade to Power: The Sons of Syrians and Lebanese in the Military and in Foreign Affairs in Argentina (1920-1962)” (2002, 169-183).
En “Tha Muslim Community…” los autores reflexionan sobre los orígenes de la comunidad musulmana, la creación del Centro Islámico de la República Argentina, el estudio de caso de la administración presidencial de Carlos Menem5 y la investigación de la mezquita denominada The Custodian of the Two Holy Mosques King Fahd Islamic Cultural Center. En el segundo artículo, a manera de introducción, la autora expone datos básicos sobre la migración de árabes y árabes musulmanes hacia este país sudamericano. Los datos que presenta son coincidentes con las aportaciones realizadas por los autores referidos con anterioridad. Este texto ofrece un elemento valioso para mi estudio: el análisis de la participación de árabes y de árabes musulmanes —para este caso—, en las fuerzas armadas nacionales. Con ello se amplía el panorama de la participación de los árabes musulmanes, cambiando con ello la línea de investigación que se había trazado hasta este momento, en la que se había destacado de manera principal su presencia en el ámbito económico, político, social y cultural de este país. Las elucidaciones de los autores de estos dos escritos resultan ser particulares y con un nivel de reflexión más profundo.
En 2003, Muhammad A. R. Ciarla publicó un breve artículo en el que examinó la presencia de musulmanes en Argentina —como un país que juega un papel relevante en América Latina no sólo en el ámbito económico, sino en el cultural—. El autor muestra un punto de coincidencia y otro de divergencia respecto a los esgrimidos hasta el momento por sus colegas. Respecto al primero, estima que las migraciones de los árabes musulmanes procedieron principalmente de Siria y Líbano e indica que la presencia de estos migrantes es un hecho que se observó, además de Argentina, en Brasil, Venezuela y Colombia. En lo concerniente al segundo señala que existen evidencias de la llegada de árabes a América Latina antes de la invasión española en 1492 e incluso aún antes de Cristo. Empero, como lo señalé en su momento, estas afirmaciones suelen ser objeto de interminables debates.
Tres años más tarde, Raanan Rein (2007, 1-5) llevó a cabo una serie de reflexiones a propósito de la publicación del libro intitulado Between Argentines and Arabs: Argentine Orientalism, Arab Immigrants, and the Writing of Identity, autoría de Christina Civantos (2006, 283). El trabajo que realiza Rein es sucinto, claro y no funge como un resumen de la obra de Civantos, toda vez que el primero expone sus propios puntos de vista respecto al tema.
En el breve artículo que escribió se pueden encontrar dos perspectivas sobre un mismo objeto de estudio, lo que le confiere una gran valía a este escrito. De manera puntual, Rein reflexionó alrededor de la temprana presencia musulmana en Argentina, así como de su visibilidad y constante crecimiento a partir de 1860. Asimismo, discurrió respecto a la visibilidad que la comunidad musulmana ha tenido en el ámbito cultural de Argentina, de manera especial en el campo de la literatura, y es a partir de este ámbito, así como del mirador conceptual, que examina los argumentos de Civantos en torno al progreso de los debates que se han sostenido respecto a los términos “turco”, “sirio” y “libanés”, así como en su aceptación entre la sociedad argentina que acogió a los migrantes musulmanes.
Una vez realizado este trabajo, Rein analizó los aportes de Civantos en lo concerniente al “discurso argentino sobre los árabes y el Oriente al construir una cultura nacional argentina y de la formación de una identidad argentina-árabe entre inmigrantes con diferentes antecedentes lingüísticos y culturales” (2006, 283).
Por su parte, Mauricio Dimant y Leonardo Senkman, en sus artículos “Participación política e identidad: árabes cristianos, árabes musulmanes y judíos de países árabes en la Patagonia (1930-1942)” (Dimant 2008, 151-181) e “Identidad y asociacionismo de sirios, libaneses y ‘jálabes’ en Argentina” (Senkman 2008, 183-223), respectivamente, argumentan sobre la integración y participación de los inmigrantes árabes musulmanes en el ámbito público de Argentina. Advierten, así, que toda vez que distintas necesidades sociales no fueron satisfechas por la Administración Territorial, debieron ser resueltas por aquellos actores socio-económicos —árabes musulmanes— que vieron en el mercado interno la base de su propio desarrollo. Ambos escritos, aún con sus particularidades, son complementarios.
Para finalizar el examen de las contribuciones de los autores al estudio del Islam en Argentina es necesario aludir a las aportaciones de Silvia Montenegro, quien en su artículo “Panorama sobre la inmigración árabe en Argentina” (Montenegro 2009, 61-97), brinda un amplio panorama de la migración árabe a la región argentina. Su aportación es notable toda vez que, además de explicar la llegada de los árabes musulmanes a través de diversas olas migratorias —así como su asentamiento en Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y Santiago del Estero entre otras regiones—, expone las profesiones que desarrollaron. Asimismo, se ocupa del estudio de su incorporación a la sociedad de acogida y proporciona algunos guarismos aunque sin el propósito de establecer marcos comparativos con otras fuentes de información.
BrasilEn lo que respecta a las aportaciones de carácter general esgrimidas por distintos autores para el abordaje del Islam en Brasil, es de mi interés citar cinco de ellas, que en su conjunto representan un bloque de documentos rescatados que contienen información de suma valía. La presentación pues, para este caso, será realizada en orden alfabético, considerando para ello el primer apellido de los autores.
Los trabajos que quiero referir son de carácter histórico y fueron escritos por Bastide (1971, 203-218); Pastor de María y Campos, Delmonte, Pinto y Logroño (2013, 377-420); Querino (1988); Ramos (1937) y Rodrigues (1988). El propósito común de los autores se centró en la investigación de la llegada de migrantes musulmanes a Brasil, ocasionada principalmente por la trata de esclavos. Aunado a ello, los especialistas finalizaron sus dilucidaciones retratando la desaparición de dicha comunidad de algunos barrios y comentaron sobre su desplazamiento a otras zonas.
Más allá del ámbito histórico, la actual presencia musulmana en Brasil se ha analizado desde el mirador religioso. Sin embargo, estos trabajos son realmente escasos, toda vez que las comunidades musulmanas se unieron a la presencia católica. El resultado de ello es que en muchos de los casos esta última se convirtió en un híbrido, con la excepción de algunas agrupaciones de esclavos negros islamizados que continúan profesando el Islam hasta nuestros días.
Luego de este sucinto bloque, mi propósito es abordar obras específicas, y para ello, comenzaré con las contribuciones realizadas por Rosane Friedrich Camara Melo, quien a través del breve escrito O Mouro no Brasil Colonial (séculos XVI, XVII e XVIII): fontes e documentaçao (Camara, 1-4) destaca la llegada de los moros a Brasil —en este caso a São Paulo— y pone de manifiesto la relevancia del rescate de su cultura, y con ella, de su fusión con la sociedad brasileña. La perspectiva de Camara Melo es interesante, toda vez que hasta el momento los estudios — incluso aquellos que analizan este fenómeno en otras regiones geográficas— se habían inclinado solamente al examen de la llegada y establecimiento de los migrantes a territorio brasileño. No obstante el excelente trabajo que Camara Melo realiza, estimo que en su investigación podría haber tomado en cuenta otros elementos culturales con el propósito de ampliar el panorama de la presencia musulmana particularmente en São Paulo o en Brasil de manera general.
Enseguida quiero citar el trabajo escrito por Paulo Gabriel Hilu da Rocha Pinto, intitulado “El Islam en Brasil: elementos para una antropología histórica” (2011, 3-21), en el que el autor se aproxima a la dinámica histórica del Islam en esta región geográfica desde el mirador antropológico, que difícilmente puede encontrarse de manera expresa en un trabajo de investigación pulcramente acabado. El fin de Hilu Da Rocha Pinto fue considerar las diversas interpretaciones, prácticas y formas de vivir las identidades musulmanas que definen al Islam como fenómeno cultural en la sociedad brasileña. Aunado a ello, material histórico de fuentes primarias y secundarias, así como datos etnográficos obtenidos en sus trabajos de campo realizados en las comunidades musulmanas de Rio de Janeiro, São Paulo y Paraná, constituyen los fundamentos de las reflexiones del autor.
A través de su análisis cronológico, el investigador argumenta sobre las discontinuidades que existentes en la historia de la presencia musulmana en Brasil. Aborda la llegada de los migrantes musulmanes desde el periodo colonial caracterizado por la presencia aislada de cripto-musulmanes o moriscos procedentes de Portugal y posteriormente, a partir del siglo xviii, a través de la trata de esclavos musulmanes procedentes de África. Asimismo, discute sobre el declive irreversible de los musulmanes negros —también denominados malés—, especialmente a finales del siglo xix, momento en el que comenzaron a llegar a Brasil árabes musulmanes procedentes de distintas regiones de Medio Oriente.
En el plano cultural, el autor destaca que entre las décadas de 1920 y 1960, estos últimos crearon instituciones destinadas a preservar sus tradiciones religiosas como parte de una herencia cultural que debía ser transmitida a sus descendientes. De igual manera expone que a partir de la década de los setenta, las comunidades e instituciones creadas por estos migrantes sufrieron una transformación, ya que dejaron de dedicarse a la conservación y reproducción de un ethos cultural inmigrante y, de manera natural, se convirtieron parte del paisaje religioso de Brasil a través de la creación de comunidades de la diáspora, así como por el énfasis en el universalismo religioso del Islam y de la apertura a la conversión de los brasileños de origen distinto al árabe o musulmán.
La información que presenta el autor es clara y sucinta. Su aporte al estado de conocimiento de la materia se concentra en gran medida en los fundamentos historiográficos que respaldan sus dilucidaciones. Aunado a ello sigue una metodología precisa en la exposición de sus ideas, misma que le permite enmarcar, en todo momento, sus reflexiones en la realidad de cada periodo que estudia y, con ello, evita ambigüedades.
Por su lado, Regina Igel (2006, 306-335) estudió la presencia de los árabes en Brasil a través de la literatura, gracias a la cual —finalmente— se reflejan los valores culturales de esta comunidad, así como las experiencias inmigratorias de sus ancestros documentadas desde mediados del siglo xix y su progreso económico una vez establecidos e integrados a la sociedad. Ello constituye una herramienta útil que recupera y proporciona información de la propia voz de los individuos que formaron parte de un proceso de arribo y establecimiento en tierras brasileñas.
Silvia María Montenegro (2002, 59-79) llevó a cabo una investigación con gran profundidad que analiza las identidades musulmanas en Brasil. A manera de introducción y de forma acertada, Montenegro refiere al estado de conocimiento de la materia que me ocupa en Brasil y advierte sobre la escasez de estudios respecto al Islam y la existencia de algunos que sólo se centran en dos épocas: el “Islam negro” y el “islamismo de los negros mahometanos”.
Ahora bien, Montenegro también realiza una aproximación al fenómeno que el Islam representa en Brasil desde el ámbito estadístico, y refiere que este tema ha sido materia de controversia. Los guarismos se contraponen, toda vez que proceden de fuentes formales e informales de información —en las primeras se consideran los musulmanes declarados y en las segundas se llevan a cabo sólo estimaciones—. A partir de la consideración de cifras heterogéneas, la autora repara en la división territorial en tres grandes zonas: Dar al-Islam, Dar al-Harb y Dar a-Muahadah, espacios que denotaban posibles relaciones entre las comunidades musulmanas y otros grupos en un determinado territorio.
Esta última es una de las aportaciones más relevantes de Montenegro, ya que examina la división territorial en la que se asentaron los musulmanes no sólo desde el ámbito geográfico, sino también desde el cultural, histórico, lingüístico, religioso e incluso teórico —prácticamente no abordado por otros autores hasta este momento—.
Con el fin de mostrar la continuidad en las aportaciones de esta autora —en esta ocasión como compiladora, junto con Fatiha Benlabbah— y, no obstante que la siguiente obra rompe la secuencia de la temporalidad en la publicación de las distintas investigaciones que hasta el momento he seguido, quiero citar una publicación novísima, intitulada Musulmanes en Brasil. Comunidades, instituciones e identidades (Montenegro y Benlabbah 2013). Su relevancia está dada porque los autores articulan, a través de distintos artículos cortos, diversos aspectos que caracterizan a la población musulmana establecida en el citado país, a saber: la identidad musulmana en la comunidad de Rio de Janeiro, la conversión al Islam en São Bernardo do Campo, en São Paulo, la comunidad árabe musulmana establecida en Florianópolis, el Islam en São Paulo —con la especificidad del estudio en la rama sunita del Islam—, el Islam en Belo Horizonte; musulmanes en Curitiba; y finalmente inmigrantes y conversos.
No obstante que un par de aportaciones pueden consultarse como artículos independientes, publicados en años anteriores, la relevancia de esta obra radica en que la mayoría de las investigaciones son novedosas y atienden a regiones específicas de Brasil, donde en los últimos años, el Islam ha cobrado mayor notoriedad.
Mi propósito es finalizar esta sección con la contribución al examen del islam en Brasil llevada a cabo por Vitória Peres de Oliveira y Cecília Mariz (2014: 78-106), investigadoras que coinciden con Montenegro respecto a que el tema del Islam en este país ha sido escasamente estudiado. Las especialistas argumentan que el fenómeno del Islam en general y la presencia musulmana de manera específica, se tornaron visibles a partir de los atentados de 2001, acontecidos en Estados Unidos, así como de su especial difusión generada por los medios masivos de comunicación.
La metodología seguida por Peres de Oliveira y Mariz apunta a una selección minuciosa de una muestra, a la que aplicaron entrevistas como una forma de estudio de campo exploratorio. Eligieron a líderes de mezquitas de São Bernardo —región metropolitana de São Paulo— y propiamente São Paulo, quienes pertenecen a la rama sunita, y esta determinación la tomaron toda vez que este grupo es mayor respecto a los chiitas. Los resultados de las entrevistas trazaron dos tendencias: una más abierta, en el sentido de traducir el mensaje del Islam a la realidad brasileña actual, y la otra, más preocupada en hacer evidente la ortodoxia religiosa, cuyo propósito es resaltar las fronteras y las diferencias de esta comunidad en relación con la sociedad brasileña en un sentido más amplio.
Como se observa, el horizonte de reflexión de las autoras revela un avance significativo en los estudios del Islam en Brasil, toda vez que el trabajo de campo y su análisis le muestran al lector una perspectiva del fenómeno que estudian enmarcado en la realidad, para este caso, de inicios del presente siglo.
ColombiaA pesar del paulatino crecimiento y visibilidad de la comunidad musulmana en Colombia, las investigaciones respecto al fenómeno del Islam aún son insuficientes. Empero quiero mencionar dos publicaciones —recientes— que logran aproximarse al tema de una manera concreta y pertinente.
La primera obra, publicada en 2007, lleva por título Identidad y minorías musulmanas en Colombia y fue escrita por María del Rosario García (2007). La autora parte desde el mirador de la identidad para comenzar su reflexión en torno al surgimiento, establecimiento y consolidación de la minoría musulmana en Colombia, especialmente a partir del siglo xix.
Aunado al aspecto histórico de la llegada de la comunidad musulmana a Colombia, de la documentación respecto a las restricciones impuestas por el gobierno colombiano para el establecimiento de migrantes, de las reflexiones en torno a los gobiernos liberales en el siglo pasado, así como de la observación de los principales rasgos de la conformación de la minoría musulmana, la batalla por la construcción de la identidad por un lado, y su consolidación por otro, constituyen el eje de las dilucidaciones de la autora. En lo que concierne a la metodología que emplea para problematizar y argumentar alrededor de estos temas, García diseña una categorización de musulmanes con base en su origen: migrantes procedentes de Medio Oriente, descendientes de migrantes nacidos en Colombia y colombianos conversos. A partir de esta categorización examina su desarrollo y comportamiento en la sociedad colombiana. La autora concluye sus aportaciones con el examen de algunos rasgos de la identidad nacional en la actualidad, elemento que incrementa el valor de su obra, ya que en su obra aborda a la comunidad musulmana desde su llegada a territorio colombiano hasta la actualidad, en un contexto específico de cambio y modernidad.
La segunda obra que referiré se titula Islam en Bogotá: Presencia inicial y diversidad de Diego Giovanni Castellanos (2010). Esta investigación parte de lo general, al aproximarse al Islam con base en la historia, creencias, rituales y mística de los musulmanes entre otros aspectos. Posteriormente, el autor especifica en el Islam en América Latina desde su llegada en la época colonial considerando, además de Colombia, el territorio argentino, brasileño y mexicano y lleva a cabo breves referencias sobre la presencia musulmana en Chile, Ecuador, Guyana, Jamaica, Panamá, Perú, Surinam y Trinidad y Tobago.
Castellanos dilucida enseguida en el Islam colombiano desde los miradores sociológico y religioso. En los aspectos generales detalla la dificultad de exponer cifras precisas sobre la presencia musulmana en Colombia, toda vez que no cuenta con censos sobre afiliaciones religiosas. Asimismo, detalla su dispersión en el territorio, aislamiento entre las propias comunidades musulmanas, falta de cohesión y de representación ante la sociedad colombiana y algunas tendencias actuales.
Respecto al Islam en Bogotá aborda de manera concisa sus orígenes, algunas instituciones representativas —tanto culturales como religiosas—, agrupaciones —o movimientos—, su difusión a través del proselitismo, internet y publicaciones de corte meramente religioso, y finalmente la relación entre el Islam, género y la vida familiar en esta ciudad capital.
Para concluir, el autor detalla las prácticas de conversión al Islam, así como los rituales y la vida cotidiana de los musulmanes. Analiza estos dos elementos desde una perspectiva general más allá de las particularidades que pudieran caracterizar su desarrollo en Colombia en general o en Bogotá de manera específica. Sin lugar a dudas, la contribución de este autor posibilita al lector no sólo una aproximación segura al tema, sino también adentrarse al fenómeno que el Islam colombiano ha representado desde el siglo xix hasta la fecha.
CubaNo obstante la presencia —cada día más notoria— de musulmanes en Cuba, el estudio del Islam es prácticamente nulo: ni siquiera en generalidades se encuentran observaciones respecto a migraciones, datos estadísticos sobre esta comunidad, cultura, profesión de su fe o su participación en alguna actividad económica.
En este marco de incertidumbre, Maritza Corrales Capestany (2008, 301-320) escribió un artículo en el que de manera general realizó apuntes de corte histórico sobre los moriscos y portugueses en la Colonia, así como de turcos y polacos en la República de Cuba.
Corrales Capestany señala que son distintas las causas por las que grupos árabes, procedentes en su mayoría de Turquía, Grecia, Palestina, Siria y Egipto, migraron hacia América Latina y el Caribe —en este caso, Cuba—. Entre ellas se encuentran las tensiones entre drusos y maroníes en 1860, la Revolución de los Jóvenes Turcos de 1908, las contiendas en los Balcanes, la Primera Guerra Mundial y, entre otros factores, el desplazamiento de las producciones locales y la sericultura ante la invasión de mercancías europeas más competitivas. Respecto a los guarismos, la autora señala que en 1916 se contabilizaban en Cuba entre 9 000 y 10 000 árabes, aunque sin especificar la profesión de su fe, y en 1957 la comunidad libanesa contaba con 20 000 adeptos.
Sin lugar a dudas, el esfuerzo puesto en recuperar y presentar esta información es notable, especialmente, como se había mencionado al inicio de esta breve sección, por la escasez de estudios. Aún es necesario contar con información sobre la actualidad de esta comunidad en Cuba: cifras actualizadas, integración social y su participación en diversas esferas.
Por su parte, Rigoberto Menéndez Paredes realizó un trabajo intitulado “Los árabes en Cuba” (2009, 365-428). En él hace un recuento de las olas migratorias hacia América Latina en general y a esta isla en particular antes y después de la Primera Guerra Mundial. Las principales actividades comerciales que desarrollaron los migrantes recién asentados, la comunidad de profesionales conformada en el siglo xx, la participación de la comunidad y sus descendientes en la vida política, revolucionaria y cultural en el dicho siglo, así como la estructura familiar, entre otros, son otros de los aspectos más relevantes sobre los que reflexiona el autor. No obstante, poco repara en el caso de los musulmanes, comunidad a la que se aproxima únicamente desde la óptica de la religión, sin aportar cifras o datos duros sobre los principales asentamientos que conformaron.
El trabajo que Menéndez Paredes realiza es sobre el mosaico religioso de la colectividad, otorgándole espacios breves al estudio de la comunidad musulmana, y repara con mayor profundidad en los árabes cristianos y sus correspondientes ramificaciones.
Dos años más tarde, Luis Mesa Delmonte escribió un breve artículo titulado “Musulmanes en Cuba: entre necesidades espirituales y materiales” (2011, 44-75). El aspecto histórico a través del cual el autor describe la llegada y asentamiento de los musulmanes en este país es el ámbito explorado en mayor medida. La integración de esta comunidad a provincias como el Centro Habana, La Lisa, Matanzas, Camagüey, Isla de la Juventud, Villa Clara, Santiago de Cuba y Cienfuegos, así como las manifestaciones públicas de esta comunidad, son otros elementos que conforman un escrito breve y con información realmente valiosa.
En 2013, a través del artículo denominado “Apuntes para el estudio de las relaciones entre Siria y América Latina” (Pastor de María, Mesa y Pinto et al 2013, 377-420), Camila Pastor de María y Campos, Luis Mesa Delmonte, Paulo G. Pinto y María del Mar Logroño Narbona contribuyeron al examen de la presencia musulmana en Cuba. En un breve texto los autores exponen el establecimiento de vínculos diplomáticos entre Cuba y Siria y, a partir de entonces, el progreso de las relaciones entre ambos gobiernos.
A pesar de las sucintas referencias históricas, que sin lugar a dudas brindan un panorama general al lector del vínculo entre ambos países, los autores no puntualizan en el arribo de los migrantes musulmanes sirios a esta isla caribeña ni refieren datos específicos sobre su integración a la sociedad cubana. Ambos elementos son indispensables para analizar las causas e intereses en el establecimiento de relaciones entre ambos territorios, que vayan más allá del fortalecimiento de los intercambios comerciales especialmente a partir de 1965.
MéxicoA diferencia de la escasez, dispersión y falta de difusión de las obras sobre el Islam en diversos países latinoamericanos, en el caso de México es posible encontrar un mayor número de trabajos al respecto. En otros espacios he contado con la oportunidad de presentar los resultados6 de mi investigación al respecto, aunque no había abordado la veta que se refiere a la presencia de libaneses en nuestro país, omisión que pretendo resarcir en esta ocasión.
EL LÍBANO EN MÉXICOAntes de comenzar es conveniente manifestar que las obras respecto a este tema son numerosas y que gran parte de ellas se encuentran concentradas en archivos especializados, como el Archivo General de la Nación, Archivo Libanés de México, Ateneo Literario Libanés de México, Centro Libanés, Club Libanés de Veracruz, Fundación Centro Libanés de México e Instituto Cultural Mexicano Libanés. El Archivo Libanés en México, por ejemplo, se ha constituido como una institución dedicada a crear un acervo de evidencias de la presencia histórica de libaneses en México, entre las que destacan artesanías, discos, documentos oficiales, fotografías, libros, publicaciones y testimoniales entre otros. Aunado a ello, esta institución ha producido un boletín con información actual y de interés para la comunidad libanesa en México, así como para quienes están interesados en ella.
Sin embargo, debe realizarse una referencia particular a los estudios que han proliferado en los últimos años respecto a la llegada, establecimiento y desenvolvimiento de los libaneses en México desde la perspectiva académica, y es en esta sección que me propongo referir seis obras que dibujan las líneas de investigación y narrativa trazadas en este tema.
Cabe hacer aquí una precisión: resulta imprescindible recordar que los árabes son en su mayoría cristianos y musulmanes —las minorías se circunscriben al catolicismo y protestantismo entre otros credos—. En el marco de las religiones mayoritarias es posible identificar que en los textos de los autores no siempre puede distinguirse la profesión religiosa de los individuos, sin embargo es encomiable advertir las contribuciones de los investigadores derivadas del análisis de esta presencia como una minoría procedente de un país: Líbano.
Comenzaré entonces con la obra titulada Los libaneses de Yucatán, de María Teresa de Jesús Cuevas Seba y de Miguel Mañana Plasencio, que se publicó en 1990. Esta obra es sucinta y muy clara. Muestra una gran cantidad de datos que dan cuenta de la llegada y asentamiento de los libaneses en México. El aspecto visual es característico de esta obra, imágenes y cuadros informativos forman parte de un relato que aborda temas del diario acontecer de los libaneses en nuestro país, mismos que se circunscriben al plano de sus tradiciones, costumbres y adaptaciones a un nuevo espacio que fungió desde su llegada como su nuevo hogar: México.
En esta misma línea de investigación se circunscribe la obra denominada De Líbano a México: crónica de un pueblo emigrante, escrita por Martha Díaz de Kuri y Lourdes Macluf y publicada en 1995. La partida de los migrantes de Líbano, su llegada a México, así como su establecimiento y ocupación en diversas actividades comerciales forman parte de la narrativa amena que las dos autoras ofrecen al lector en su libro. Aunado al auge económico, Díaz de Kuri y Macluf reparan en el proceso que significó la migración masiva de libaneses hacia nuestro país una vez que las primeras familias se asentaron y comenzaron a participar en distintas actividades económicas.
Ahora es momento de continuar con un par de aportaciones, de las muchas que Carlos Martínez Assad ha realizado al tema que me ocupa en este breve espacio. La primera se denomina Memoria de Líbano (2003). En este trabajo, el autor construye un puente entre Líbano y México. Su narrativa histórica está colmada de matices tan particulares que permite contemplar los sentimientos de Martínez Assad en torno a estos dos territorios. Esta obra le muestra al lector los afectos de un relevante personaje, historiador con ascendencia árabe que vive en México.
De una manera menos personal que la anterior, cinco años después el autor escribió “Los libaneses inmigrantes y sus lazos culturales desde México” (Martínez 2008, 133-155), breve artículo en el que con una perspectiva académica caracterizada por un sólido marco teórico, Martínez Assad comparte con el lector sus reflexiones en torno al encuentro de la cultura libanesa con la mexicana —así como la convivencia con distintas religiones—. La referencia a personajes destacados en distintas actividades y ciencias forma parte esencial de las disertaciones del autor.
Quiero continuar con la obra intitulada …De cómo los libaneses conquistaron la Península de Yucatán. Migración, identidad étnica y cultura empresarial (2012), escrita por Luis Alfonso Ramírez Carrillo. Sin lugar a dudas, por su especificidad, este escrito es de gran relevancia, toda vez que aunado a la exposición de la manera en la que esta comunidad se estableció en la península de Yucatán y del ejercicio de análisis respecto a la forma como se insertó en la sociedad de acogida —hecho que demuestra la reglas de convivencia que esta comunidad estableció en el proceso de dicha inclusión—, Ramírez Carrillo examina el tema de su cultura empresarial.
Aunado a lo anterior es preciso resaltar los siguientes tópicos que el especialista detalla y que se circunscriben a una serie de referencias fundamentales para quienes deseen adentrarse en el estudio de esta comunidad: el origen y las causas de la migración libanesa hacia América Latina y el Caribe —Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela, además de México, fungen como referente—, y las asociaciones árabes y libanesas, identidad cultural y política, comunidad y familia en Campeche, Quintana Roo y Yucatán.
Concluiré con Yo soy Líbano, escrita por Antonio Trabulse Kaim (2012), y publicada en el mismo año que la anterior. Más allá de que en esta obra el autor dilucida sobre su país desde el mirador histórico, establece un vínculo lingüístico entre el árabe y el español, lo que denota la influencia de aquel idioma en el nuestro. De igual manera, profundiza en distintos elementos que giran alrededor del concepto migración, por ejemplo, el deber y la necesidad de que los hijos de migrantes libaneses nacidos en otro país —en este caso, en México— reconozcan de manera permanente sus raíces y su lealtad al Líbano —identidad libanesa— y al mismo tiempo que son parte de México.
CONCLUSIONESLa sucinta revisión de las obras referidas da cuenta, por un lado, de un notable crecimiento en la producción y, por otro, de la variedad de temáticas que se desprenden del fenómeno que representan las olas migratorias de árabes musulmanes que encontraron un espacio físico en el que asentarse en América Latina.
Nuevas líneas de investigación se han trazado y matices distintos las han comenzado a particularizar. Las obras recientes han generado espacios —aunque aún pocos— ya no sólo de exposición, sino de análisis y discusión de la información.
Estimo que las publicaciones continuarán gestándose y con ello los lectores contarán con mayores elementos de conocimiento que les posibiliten lograr una aproximación seria al tema, adentrarse, profundizar y cuestionar alrededor de él. Espero que a corto plazo la problematización de temas adyacentes sea habitual y, con ella, el robustecimiento del corpus de materiales que ocupa este espacio.
Antes de concluir quiero realizar una crítica que lleva implícita una advertencia para los lectores, y es que resulta esencial tener en cuenta que en ocasiones la información expuesta es repetida por los autores, aunque cada uno la asume como propia y argumenta en torno a ella. Esta situación limita el progreso del estado del arte y distrae la atención. Es por ello que quiero añadir, como último punto, que el trabajo de los interesados en el tema no se deberá ceñir a la simple lectura y asimilación de la información expuesta por una multiplicidad de especialistas a través de un significativo número de títulos. Su labor reside en distinguir líneas de investigación, así como discursos sensacionalistas, reconocer y evitar debates que no tienen sentido y, si es de su interés, alimentar con nuevas reflexiones el tema del Islam en América Latina.
Este trabajo es producto de la investigación de la estancia posdoctoral, en el marco del tema “El estudio del Islam en América Latina: trabajos académicos y gubernamentales (1980-2010)”, Coordinación de Humanidades-cialc-unam.
En esta línea de investigación también se pueden encontrar los estudios La inmigración libanesa a la Argentina y a Mendoza (Campoy 1975) y La inmigración Sirio-Libanesa en la Argentina. Una aproximación (Bestene 1988, 239-267).
Con el propósito de comprender la influencia y el comportamiento de las comunidades árabes en los ámbitos cultural y religioso de Argentina —me atrevo a decir que incluso en toda América Latina— es necesario aproximarse a la literatura en torno a las aportaciones de la comunidad católica maronita y judía en dicho país. Sin este panorama, reitero, la participación de las comunidades árabes en los ámbitos citados sería incomprensible. Para ello le sugiero al lector la consulta de las siguientes obras que cito considerando los años en que fueron publicadas. 1. Comunidad católica maronita: La iglesia en Argentina. Cuatrocientos años de historia. Del siglo xvi al siglo xix (Bruno 1993); Nueva historia de la nación argentina (Academia Nacional de la Historia 2001); Libro del centenario de la Misión Libanesa Maronita en la Argentina (Misión Libanesa Maronita en la Argentina, 2001); Historia de las religiones en la Argentina. Las minorías religiosas (Bianchi 2004); y Guía de la diversidad religiosa en Buenos Aires (Forni, Mallimaci y Cárdenas 2009). 2. Comunidad judía: Argentina y la historia de la inmigración judía (1810-1950) (Avni 1983); Cómo fue la inmigración judía en la Argentina (Lewin 1983); Historia de los judíos argentinos (Espejo de la Argentina) (Feierstein 1993); Comunidad Judía de Buenos Aires. 1894-1994 (Feierstein 1995), e Historia de la comunidad judía argentina: su aporte y participación en el país (Herszkowich 2006).
En 1998 Norma Morandini llevó a cabo la investigación intitulada El Harén. Menem-Zulema Seineldín. Los árabes y el poder político en la Argentina (Morandini 1998).
Algunos de estos trabajos pueden encontrarse en los trabajos de Rosemberg como: “La influencia del Islam político en América Latina en el nuevo siglo” (2012a, 167-186), “La sociogeografía latinoamericana del Islam en el presente siglo” (2012b, 133-151) y “La influencia del Islam político en América Latina en el nuevo siglo” (versión actualizada) (2013, 61-81).