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Vol. 12. Núm. 2.
Páginas 201-203 (julio - diciembre 2017)
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Ildefonso Gutiérrez Azopardo y Cándida Gago García. Atlas de afrodescendientes en América Latina. Madrid: iepala, 2011: 126 pp.
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Jorge Victoria Ojeda
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Este interesante trabajo titulado Atlas de Afrodescendientes en América Latina fue realizado por Ildefonso Gutiérrez Azopardo, antropólogo de profesión quien dedicó muchos años de su vida al estudio de la población negra en América, sus tradiciones, aportes y cultura. La otra coautora es la doctora Cándida Gago García, y aunque se indica que el primero fue autor de la idea original y de los textos del libro, sin duda gran valor del mismo radica en la aportación cartográfica de la Dra. Gago, especialista en esa materia y en Geografía. Lamentablemente, Gutiérrez no pudo ver el fruto de tantos años de trabajo, puesto que falleció en mayo del 2011. El libro fue publicado en Madrid, en ese mismo año por el Instituto de Estudios Políticos para América Latina y África (iepala Editorial) y es resultado de una proyecto financiado por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (aecid).

Para los estudiosos e interesados, especialistas y no, en temas de África y la diáspora forzada de millones de sus habitantes, adentrarse en la lectura amena de este libro, acompañado de casi un centenar de magníficas ilustraciones cartográficas e imágenes, aportadas por el Museo de América, de Madrid, constituye una rica experiencia a la par del aprendizaje visual.

La historia, contada de manera sintética en 126 páginas y presentada en pasta dura y tamaño carta, pretende, tal como se indica en la contraportada, “exponer de forma sintética y gráfica los principales aspectos que han configurado la historia y la vida cotidiana de la población afrolatinoamericana desde los orígenes de la esclavitud negra hasta el momento presente”.

El cuerpo de la obra se compone de tres bloques como se indica en el índice. Por medio de ellos el lector podrá darse una idea del derrotero de sufrimiento, resistencia y liberación de la población negra esclavizada, así como sus diferentes aportaciones a la historia, la cultura y a la sociedad de América Latina y del Caribe. La primera parte se titula “África y la trata negrera” y se subdivide en once apartados. Sus títulos dan idea del contenido en cada uno de ellos: “África: África negra y África Afroamericana”, “África, cuna de la Humanidad”, “Antiguas culturas y principales reinos e imperios negroafricanos”, “Etnias y lenguas en África”, “Génesis de la trata negrera”, “Trata negrera en el siglo xv: Península Ibérica y archipiélagos en el Atlántico”, “La trata negrera de los siglos xv al xix”, “Comercio de la época esclavista”, “Puertos de la trata negrera”, “Regiones y etnias de origen” y “Estadísticas sobre el tráfico de esclavos y esclavas”.

Esta sección inicia con el señalamiento, muy acertado para los no doctos, de que África se divide en verdad en dos partes: la primera en el norte, la llamada África Mediterránea, con población blanca, árabe-bereber. Se trata de un territorio conquistado por cartaginenses y romanos, y que posteriormente fue invadido por árabes procedentes de Asia Menor. La otra parte, localizada en los dos tercios meridionales, es el África Negra y la del origen de la humanidad, y de donde salieron de manera forzada millones de seres humanos para ser transportados al Nuevo Mundo.

El segundo bloque se denomina “África en América”. Se subdivide en 26 apartados cuyos títulos ofrecen al lector un bosquejo de los temas a tratar: “Primera presencia en América”, “Puertos negreros en América Latina y el Caribe”, “Comercio esclavista y rutas de la introducción”, “Asentistas y compañías negreras”, “Alzamientos de población negra”, “Palenques”, “Trabajo en minas y plantaciones”, “Leyes, ordenanzas y códigos negreros”, “Milicias de pardos y morenos”, “Afrodescendientes en las guerras de Independencia”, “Abolición de la esclavitud”, “Iglesia católica y población afrodescendiente”, “Voces de protesta contra la esclavitud”, “Inquisición y población afrodescendiente”, “Las cofradías”, “Iglesia católica y mundo actual”, “Los cabildos”, “Lenguas afroamericanas”, “Música y danza”, “Religiones afroamericanas”, “Migraciones afroamericanas”, “La población negra en América y el Caribe”, “Movimientos asociativo afrodescendiente” y “Mujeres afroamericanas”.

El apartado inicia con la referencia al probable origen del poblamiento del continente americano hace unos treinta o cuarenta mil años, y la llegada en el siglo xvi de los europeos, quienes a su vez trajeron a gente africana de tez negra, “consolidándose estos como la Tercera Raíz del gran árbol de razas, etnias y culturas que constituye el continente americano” (p. 33). De esa alegoría mencionada, surge quizá la imagen del árbol que ilustra la parte inicial del capítulo. Otro punto central, tal como se explica y ejemplifica, es que la vida de los negros en América no fue y no es fácil, más bien se ha tratado de un “resistir para vivir y vivir para resistir” (p. 33).

En el Bloque III, denominado “La población afrodescendiente en América Latina y el Caribe”, se presentan 43 países o regiones del continente. Cada división geográfica-política es presentada con breves notas históricas sobre el tema abordado de manera general, acompañada de un mapa y en algunos casos de ilustraciones y fotos, siempre alusivas a lo africano y afrodescendiente. De manera resumida, cada uno de los textos ofrece idea de la presencia de los africanos y los afrodescencientes desde tiempos coloniales hasta el presente: Debido a la conformación del Atlas, similar espacio se dedica a Belice, por ejemplo, que a Brasil, el mayor país con población afrodescendiente de América Latina, con lo cual la capacidad de síntesis es crucial.

Sin duda que esta obra es un esfuerzo loable por parte de sus autores para ofrecer un panorama sobre la afrodescendencia, aunque por la amplitud de la geografía abordada pueda estar expuesta a errores menores. Por mi parte, me permito señalar que en la parte correspondiente a México (p. 88), se apunta al final del texto que “negros garífunas se dispersan por Quintana Roo, Yucatán, Campeche y Tabasco”. Asimismo, el comentario se refleja en el mapa del país, específicamente en la Península de Yucatán, presentado con la señalización “Territorio con mayor presencia de afrodescendientes”.

Al carecer el Atlas de un aparato crítico es imposible conocer la procedencia de ese dato, no obstante presupongo su inexactitud ya que se tiene la idea que el grupo de garífunas más cercano al territorio mexicano se localiza en el Cayo San Pedro, Belice. Ante la duda consulté al destacado lingüista Dr. Rául A. Pérez Aguilar, catedrático de la Universidad de Quintana Roo quien me respondió que no tenía noticias de garífunas en ese estado mexicano, y que en sus estudios la antropóloga Elizabeth Cunin, citando su texto Mestizaje, diferencia y nación (2010), tampoco los había reportado. Concluye su respuesta apuntando que existen garífunas en Honduras, Guatemala y Belice, “pero por estos rumbos no hay”.

Valga esta breve aportación de nuestra parte para el enriquecimiento de tan valiosa obra que presentamos en estas líneas y que no demerita el brillante trabajo de Gutiérrez y Gago. A contraparte, es una invitación para que otros lectores de diferentes latitudes, países y regiones geográficas abordadas en el Atlas aporten datos que mejoren el trabajo. Esto último, sobre todo, haciendo caso a la advertencia de los editores de que la obra puede reseñarse y reproducir con fines educativos.

Copyright © 2017. Universidad Nacional Autónoma de México, Centro Peninsular en Humanidades y en Ciencias Sociales
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