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Vol. 36. Núm. 143.
Páginas 3-7 (enero 2014)
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La prueba PISA del año 2013
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Juan Manuel Piña Osorio
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En diciembre de 2013, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (ocde) publicó los resultados de la Evaluación Internacional de Estudiantes, conocido como el informe pisa. La prueba evaluó conocimientos y habilidades en tres áreas: lectura, matemática y científica, de jóvenes de 65 países. Los resultados indicaron que los estudiantes mexicanos de 15 años se ubicaron en el lugar 34 de los países de la ocde, esto es, en el último lugar. Los resultados circularon en diarios, radio y televisión. Estos últimos aprovecharon la noticia para hacer programas a los que invitaron a especialistas a quienes se les pidió que explicaran este severo problema. Las autoridades del país, por su parte, exigieron que la reforma laboral hacia el magisterio fuera respetada por los gobiernos de los estados.

Los países latinoamericanos que pertenecen a la ocde son Chile y México, pero en la evaluación también participaron otros países de la región: Argentina, Brasil, Colombia, Costa Rica, Panamá, Perú y Uruguay. Los resultados del conjunto se concentraron en los últimos quince lugares, de acuerdo con el siguiente orden: Chile, México, Uruguay, Costa Rica, Brasil, Argentina, Colombia y Perú. Los lugares que ocuparon estos países expresan que los sistemas educativos de los países de la región son similares, y que presentan problemas parecidos a los nuestros. O bien, que los instrumentos de evaluación no son los adecuados para calificar los conocimientos lectores, matemáticos y científicos de la realidad que viven nuestros adolescentes.

El problema de la baja puntuación obtenida por los jóvenes, comparada con la de otros países, y la inquietud de los gobernantes por resolver esto, se presenta también en otros países, como España y Finlandia: los primeros se preocupan por estar en los últimos lugares de Europa, y los finlandeses, que habían sido el paradigma de la educación básica y que muchos proponían como ejemplo, están molestos por haber perdido el liderazgo ante los países orientales. Se argumenta que la escuela no es el único espacio que en la actualidad educa, sino que las tecnologías de la información se han apoderado del tiempo de los adolescentes, lo que ha provocado cambios en los procesos de formación.

Esperemos que en el futuro próximo nuestras autoridades y especialistas analicen la diversidad de prácticas educativas que dominan en las aulas de México, para que se puedan diseñar las soluciones que permitan atender los graves problemas educativos, y que no se centren ahora en el modelo de educación chino o coreano, y aspiren a que nuestro sistema educativo sea como el de ellos.

Iniciamos el año 2014 con el número 143. En la sección Claves se integran siete artículos: el primero se titula “Calidad institucional y rendimiento académico. El caso de las universidades del Caribe colombiano”, de Gustavo Rodríguez Albor, Marco Ariza Dau y José Luis Ramos Ruiz, quienes se proponen conocer lo que determina el rendimiento académico de los estudiantes universitarios de la región Caribe de Colombia. Se apoyan en los resultados de la prueba Saber Pro, aplicada en el año 2009, que fue presentada por 22 mil 525 estudiantes de 41 universidades. Sus hallazgos indican que la explicación del rendimiento académico guarda estrecha relación con lo que denominan “efecto universidad”, el cual deriva de la calidad de la institución y las brechas de género encontradas en las diferentes áreas del conocimiento estudiadas.

Mariela Sonia Jiménez-Vásquez en “Trayectorias profesionales de egresados del Doctorado en Educación de la Universidad Autónoma de Tlaxcala. Un análisis de las funciones, productividad y movilidad en el mercado académico”, se adentra en el estudio de los egresados de educación superior. La autora analiza un tema que es importante para autoridades y profesores de los programas de posgrado del país: la trayectoria profesional de los egresados de un programa de Doctorado en Educación. Para aprehender este objeto, la autora se centra en las funciones desempeñadas por los egresados, sus niveles de productividad académica y la movilidad ocupacional. Encuentra que los doctores que estudiaron en la Universidad de Tlaxcala realizan diversas actividades académicas y de gestión; muchos de ellos tienen a su cargo puestos de fuerte responsabilidad en instituciones educativas, otros más han logrado consolidar una línea de investigación, con mayor productividad académica. Lo anterior demuestra que el Doctorado ha sido importante para estos egresados y que ellos, además, realizan una tarea educativa o académica importante.

En “El desarrollo de la investigación educativa y sus vinculaciones con el gobierno de la educación en América Latina”, Mariano I. Palamidessi, Jorge M. Gorostiaga y Claudio Suasnábar exponen los resultados de un estudio comparado sobre las relaciones entre las instituciones y prácticas especializadas de producción de conocimiento y el gobierno del sistema educativo en seis países latinoamericanos (Argentina, Brasil, Chile, México, Paraguay y Uruguay). El periodo que seleccionaron va desde la década de 1960 hasta la actualidad. Reconocen las capacidades estatales que posibilitan regular los vínculos que entablan las agencias productoras de conocimiento y los organismos y prácticas de planificación y gobierno.

Jacqueline García Fallas, Ana Guzmán Aguilar y Gabriela Murillo Sancho, en su trabajo “Evaluación de competencias y módulos en un currículo innovador. El caso de la licenciatura en Diseño y Desarrollo de Espacios Educativos con tic de la Universidad de Costa Rica” tiene como propósito valorar la instrumentación de esa propuesta curricular, con base en un acercamiento teórico a la innovación curricular, a la formación de competencias y al desarrollo de módulos. Las autoras concluyen que es indispensable mantener la coherencia de todo el proceso formativo, además de integrar las producciones estudiantiles.

En el siguiente artículo, “Ética, trabajo y examen. La formación de la disposición escolar en medios sociales desfavorecidos”, Luis Ortiz Sandoval se interesa en conocer la experiencia escolar, específicamente las prácticas y los significados qué esta tiene para jóvenes de origen social desfavorecido en dos regiones de Paraguay. Para obtener material empírico emprende un laborioso trabajo de campo y combina la observación con la entrevista a distintos actores que conforman el espacio escolar. Encuentra que el compromiso de los padres con la escolaridad de sus hijos es un punto clave que se expresa, entre otras cosas, en su involucramiento en las actividades de la escuela. Por esto, los docentes reconocen a estos padres y a sus hijos, lo cual representa un punto importante para las evaluaciones.

En los últimos años se ha reconocido la importancia que tiene el portafolio docente. En él se pueden ordenar los trabajos efectuados por un profesor, pero también resulta útil a los académicos y a los creadores. En el portafolio docente se consigna aquello que un profesor realiza en su práctica profesional cotidiana; al sistematizar esta información, el docente agrega una reflexión acerca de cómo ha sido su trayecto en un periodo de tiempo. Isabel Arbesú García y Elia Gutiérrez Martínez, en “El portafolios formativo. Un recurso para la reflexión y auto-evaluación en la docencia”, exponen los resultados de una investigación que llevan a cabo y que tiene un doble propósito: por un lado, proponer un seminario taller para que los profesores participantes de diversas instituciones de educación superior conozcan y construyan su propio portafolio. Por otro lado, y ese fue el móvil de este artículo, sistematizar la experiencia con el objetivo de conocer el sentido o sentidos que los estudiantes-profesores encontraron en la construcción de este medio tan importante para el quehacer docente. Las autoras descubrieron que la sistematización del trabajo realizado por cada docente se convirtió en un excelente medio para la reflexión y para emprender mejoras en su práctica.

José María García Garduño y Amira Medécigo Shej estudian “Los criterios que emplean los estudiantes universitarios para evaluar la in-eficacia docente de sus profesores”, y para ello diseñaron y aplicaron a estudiantes de una universidad pública mexicana un cuestionario de evaluación de la eficacia docente. Consideran que los instrumentos diseñados en diversos contextos universitarios han buscado principalmente captar la opinión de la forma (si el profesor proporcionó el primer día de clases el programa, si empleó suficiente material didáctico) y se ha evadido el contenido (lo aprendido en el curso). Encuentran que en evaluación los principales criterios para determinar la eficacia de los profesores se vinculan con el proceso y el presagio, y en menor medida con los productos del aprendizaje; por ejemplo, es más importante para los jóvenes la puntualidad del profesor que la forma de evaluar, como también la personalidad de éste más que lo aprendido en clase.

La sección Horizontes se forma con tres colaboraciones: en la primera de ellas, “Construcción de programas de estudio en la perspectiva del enfoque de desarrollo de competencias”, Ángel Díaz-Barriga sostiene que el enfoque de competencias en educación es muy reciente, lo que ha llevado a que se expresen carencias tanto en su conceptuación como en los instrumentos en los que se apoya. Esto ha llevado a que, en el caso de los planes y programas de estudio, se retorne a una perspectiva conductual y eficientista de la educación. Aunado a esto, no se tiene precisión en la manera como debe elaborarse un programa de estudio y domina la noción de que es necesario apoyarse en verbos e indicadores de desempeño. Para el autor, es indispensable destacar el movimiento de nueva didáctica, por lo que diseña una propuesta de elaboración de programas en donde se articula el enfoque pedagógico de competencias y la visión didáctica del trabajo docente.

En “La constitución de las prácticas de profesionalización de formación de docentes en México” Julieta Espinosa estudia un tema importante y poco trabajado: la formación de los discursos acerca de la formación de los profesores. Considera que las diversas prácticas de la profesionalización del docente en México se mueven en una doble cara, lo cual es producto de los espacios institucionales, del discurso oficial y de los análisis de los especialistas. No obstante, reconoce que se presentan dos vertientes que conforman este discurso de la formación: por un lado, una propuesta teórica que posee vacíos académicos y sociales; y por otro lado, las propuestas empíricas que se emplean para alimentar una imagen de suficiencia en capacidades, competencias y conocimientos de los profesores.

Por último, Soledad Morales Saavedra en “Perfeccionamiento docente virtual: una experiencia con tutores/as” expone una experiencia de un curso con profesionales de educación inicial en Chile donde se destaca el rol de la tutoría, bajo la modalidad b-learning. La autora considera que el tutor es la persona encargada de promover el aprendizaje, por tanto, debe estar dispuesto a compartir sus conocimientos y, especialmente, promover entre los profesionales participantes el aprendizaje cooperativo. Como logros de esta experiencia, apunta que hubo poco abandono por parte de los participantes, debido, en buena medida, al papel que cumplieron los tutores en el acompañamiento y motivación de las participantes. Agregan que un punto importante para el logro de los objetivos de esta experiencia fue que cada tutor/a demostró capacidad auto-crítica permanente, actitud que les permitió corregir sus fallas durante el proceso.

En la sección Documentos se incluye la ponencia del doctor Manuel Gil Antón: “Los nuevos escenarios de la educación en México y el papel de las revistas científicas especializadas”, que fue dictada el 20 de agosto de 2013, como apertura al Coloquio “Educación, producción y distribución del conocimiento”, que se llevó a cabo con motivo del 35 aniversario de Perfiles Educativos en el auditorio de la Biblioteca Nacional de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Esperamos que los materiales aquí publicados sean de interés para los lectores de nuestra revista, y que contribuyan con sus inquietudes académicas.

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