Necrológica
PROF. DR. DON VICTOR CONILL SERRA
En el pasado año 1999 hemos perdido, a la edad de 82 años, a uno de nuestros más importantes y representativos ginecólogos de la escuela catalana, el profesor Víctor Conill Serra. Conocí personalmente al profesor Conill en el año 1960, cuando concurría en unas reñidas oposiciones para obtener una cátedra de Obstetricia y Ginecología de la Universidad Española, compitiendo con numerosos y destacados aspirantes. Tuve entonces la oportunidad de conocer, en detalle, su curriculum vitae. Terminó la licenciatura de medicina con la calificación máxima de Premio Extraordinario. Había recibido lo más importante de su formación asistencial y científica en el Servicio de Ginecología en el Hospital Clínico y Provincial de la Facultad de Medicina de la Universidad de Barcelona, donde también había desarrollado una importante actividad docente, como profesor ayudante primero y después como profesor adjunto. Este Servicio lo dirigía el profesor Conill Montobio y estaba considerado como uno de los servicios de Ginecología de mayor prestigio de nuestro país, con importante proyección allende nuestras fronteras. Había completado su formación en la Clínica Universitaria de Kiel, dirigida por el profesor E. Philipp. Tras brillantes ejercicios, finalmente fue nombrado catedrático de Obstetricia y Ginecología de la Universidad de Salamanca. Su paso por esta Facultad de Medicina fue fugaz, pero me consta que allí dejó constancia de su excelente preparación como cirujano.
En 1962 fue nombrado director del Departamento de Obstetricia y Ginecología en el Hospital de la Santa Cruz y San Pablo de Barcelona, centro que está ligado a la Universidad Autónoma de Barcelona. En este Servicio realizó una gran labor, rodeándose de jóvenes colaboradores a los que supo inspirarles una gran ilusión por el trabajo, un alto sentido de la responsabilidad y particularmente un gran rigor científico. Fruto de ello fue la creación de una unidad de Perinatología, que fue pionera en su género en España, incorporando los métodos diagnósticos más novedosos para el estudio y control del feto durante el embarazo y el parto. Ello supuso un mejoramiento de la asistencia obstétrica, pero también fue el origen de una serie de publicaciones científicas y de comunicaciones a congresos nacionales e internacionales.
El profesor Víctor Conill fue un gran cirujano, que dominaba tanto la vía abdominal como la vaginal; sin embargo, yo quisiera en este momento destacar su afición por la vía vaginal. Por ello el departamento dirigido por el profesor Conill ha sido un lugar de referencia para todos aquellos ginecólogos que deseaban profundizar en el conocimiento de la vía vaginal.
En el año 1970, Víctor Conill es nombrado catedrático de Obstetricia y Ginecología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Barcelona y pasa a dirigir la I Cátedra y la I Clínica del Hospital Clínico y Provincial. Hacía aproximadamente un año que yo dirigía la II Cátedra y la II Clínica del mismo centro; tuve así una magnífica oportunidad de conocer mejor al profesor Conill, no sólo su capacidad asistencial, docente e investigadora, sino también, lo que cada vez para mí tiene mayor importancia, sus cualidades humanas. La llegada del profesor Conill posibilitó la fusión de algunas unidades o secciones que estaban duplicadas, lo que a la sazón era frecuente en los hospitales españoles: se fusionaron los equipos de guardias, la unidad de Perinatología, la de Esterilidad y la de Oncología, así como las sesiones clínicas y una serie de actos científicos. Estos acontecimientos contribuyeron, sin duda, a mejorar la asistencia ginecológica prestada a la paciente, a elevar el nivel científico y muy particularmente a disminuir el gasto sanitario del departamento de Obstetricia y Ginecología.
Entre sus numerosas aportaciones a congresos y publicaciones destaca el Tratado de Ginecología, elaborado en colaboración con su padre, que ha contribuido eficazmente a la formación de los ginecólogos españoles.
El trato con el profesor Conill fue siempre fácil; su caballerosidad, el respeto a las opiniones ajenas por muy diferentes que fueran a sus convicciones, su honestidad, su generosidad y su espíritu abierto hacían de él un excelente profesor, un gran maestro y un magnífico compañero.
En 1982, la Real Academia de Medicina de Cataluña y Baleares reconoció sus méritos nombrándole miembro de número.
En 1993, la Federación Internacional de Ginecología y Obstetricia le concedió el premio FIGO, «in recognition of a lifetime contribution towards the improvements of women''s health», con ocasión del 40 aniversario de su fundación. Este premio se otorga por toda una vida de trabajo en nuestra especialidad y constituye el más alto galardón que concede la FIGO.
Descanse en paz.
J. González-Merlo