Francisco J. Rodríguez-Escudero Sánchez
El profesor Rodríguez-Escudero ha fallecido en Bilbao el día 27 de febrero como consecuencia de una enfermedad que se le había diagnosticado en el mes de agosto pasado.
Conocí a Paco Rodríguez-Escudero mientras hacíamos la residencia en La Paz, en 1968. Él pertenecía a la primera promoción MIR. De siempre había querido ser ginecólogo y de estudiante había sido interno en la Cátedra del profesor Botella. Cuando se publicó la primera convocatoria de formación de médicos internos y residentes por parte de la Seguridad Social, no dudó en presentarse en La Paz para hacer la entrevista y las pruebas pertinentes que entonces se realizaban en cada hospital convocante de plazas. Con ello, le habían advertido, dejaba atrás algunas posibilidades de hacer una cómoda carrera universitaria. Sin embargo, le ilusionaba trabajar en un hospital con un programa de docencia que solamente un par o tres de hospitales habían experimentado en España. Siendo estudiante había tenido oportunidad de familiarizarse con otros métodos de formación de especialistas durante sus estancias veraniegas en Friburgo, Munich y St. Andrew (Londres). Cuando llegó a La Paz simultaneaba su formación ayudando a su padre, el Dr. José Rodríguez Escudero, sobre todo en sus sesiones quirúrgicas. Nos superaba a la mayoría de sus compañeros en 2 aspectos: su formación quirúrgica, más que incipiente, y su dominio del inglés, lo que no era muy frecuente en aquella época. También poseía un elevado sentido competitivo y un afán extraordinario por aprender, ambos coordinados, en un medio extremadamente favorable como era la Maternidad dirigida por el innovador Prof. Usandizaga, que le llevaron a obtener una gran formación en obstetricia y ginecología.
Al acabar el período de residencia marchó a Bilbao al, entonces, hospital Enrique de Sotomayor, con otros compañeros de La Paz. La Seguridad Social comenzaba entonces la llamada jerarquización de los hospitales que sustituía a la estructura anterior de equipos médicos, lo que iba a cambiar absolutamente la manera de ejercer la medicina hospitalaria y, como consecuencia, también la medicina ambulatoria. Paco Rodríguez-Escudero fue en ginecología uno de los puntales de este cambio. Aunque consiguió las oposiciones de maternólogo del Estado, de especialista en obstetricia y de especialista en ginecología, su vocación era plenamente hospitalaria. En enero de 1974 obtuvo la plaza de inspector jefe de Servicio del Hospital de la Diputación de Guipúzcoa, que apenas ejerció porque en mayo de ese mismo año, con 30 años de edad, alcanzó la plaza de jefe de Departamento de Obstetricia y Ginecología del Hospital de la Seguridad Social en Bilbao.
Durante los 30 años en que el Prof. Rodríguez-Escudero fue jefe del Departamento del Hospital de Cruces, el mayor hospital del País Vasco, este departamento, en el que fue formándose un equipo con excelentes profesionales, se convirtió en uno de los principales de España. En él se han desarrollado y continúan practicándose al mejor nivel todas las técnicas de la obstetricia y ginecología, y para ello se han creado las unidades necesarias. A la sensibilización y a la formación de este equipo, labor dificultosa en ocasiones, dedicó muchos esfuerzos, sobre todo en los primeros tiempos; en esta función participaron numerosos ginecólogos, de los que deben citarse, entre otros, a los Dres. G. Aranguren y J.A. Portuondo, este último también prematuramente desaparecido. Numerosos especialistas, una gran parte de los del País Vasco, se han formado allí. La labor científica del Prof. Rodríguez-Escudero y de su equipo es ampliamente reconocida, y se ha plasmado en numerosas publicaciones: más de 300 artículos en revistas españolas y en muchas de las extranjeras de mayor impacto bibliográfico en nuestra especialidad lo acreditan. A pesar de tener que encargarse de la dirección del departamento, se dedicó con especial devoción a la ginecología oncológica, terreno para el que estaba especialmente dotado. Diversos libros tienen capítulos o secciones escritos o dirigidos por él.
Paco Rodríguez-Escudero creía en la ginecología integral en la que los problemas ginecológicos, médicos o quirúrgicos son tratados completamente por ginecólogos directamente o bajo su supervisión. En un principio, participó activamente en la adscripción de la patología oncológica mamaria a los departamentos o servicios ginecológicos, convencido de los beneficios que esto habría de reportar a las pacientes; más tarde, luchó para que el tratamiento oncológico realizado por el ginecólogo no fuese exclusivamente quirúrgico sino también médico. Durante 8 años, hasta muy recientemente, fue el presidente-coordinador de la Sección de Ginecología Oncológica de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia. Los años más fructíferos, hasta ahora, de esa sección. Han sido famosos los cursos de formación continuada en oncología ginecológica que se programaron bajo su dirección y que se realizaron con periodicidad semestral sobre todos los aspectos de la, todavía no conseguida, subespecialidad. Sería prolijo detallar los puestos de relevancia que desempeñó en diversas sociedades científicas ginecológicas españolas, la SEGO y la SEF fundamentalmente, y extranjeras. En la actualidad era presidente del Grupo Oncológico Ginecológico Español y de la Sociedad Vasca de Reproducción Asistida.
Su vertiente universitaria comenzó con la realización, bajo la dirección del Prof. Usandizaga, de su tesis doctoral Influencia de los factores sociales, culturales y personales en la morbilidad perinatal, leída en 1976 ya en la Universidad de Bilbao y que mostraba, además de su interés universitario, sus preocupaciones sociales. Su labor docente la desarrolló toda en la Unidad Docente de Cruces de la Facultad de Medicina de la Universidad del País Vasco, desde el inicio de su funcionamiento y en todos los puestos posibles: profesor ayudante contratado (1971), profesor adjunto (1972), profesor agregado contratado (1976-82), profesor titular por oposición (1983) y catedrático a partir de 1994 tras una brillante oposición en la que su proyecto de investigación versó sobre factores pronósticos en el cáncer de mama. Él fue hasta este curso el coordinador de la Unidad Docente. También fue profesor de la escuela de ATS del Hospital de Cruces durante los años en que funcionó dicha escuela. En el museo de la Facultad de Medicina de Lejona aparece entre los profesores de la orla de la primera promoción de médicos de la Universidad de Bilbao junto, entre otros, a su amigo José María Rivera, catedrático de anatomía patológica y uno de los primeros decanos de la facultad.
Durante su larga etapa como profesor, manifestó 2 propósitos bien definidos que señaló en su proyecto docente y de investigación: contribuir al desarrollo científico de la obstetricia y ginecología, hasta hace no demasiado tiempo considerada entre las especialidades que menos empleaba el método científico, y captar entre los estudiantes mejor dotados intelectualmente de la facultad de medicina a los futuros especialistas en obstetricia y ginecología. Para ello contaba no sólo con sus conocimientos y la estructura del Hospital de Cruces y un numeroso grupo de sus médicos y profesores, sino también con lo que seguramente era al menos tan importante, su ejemplar dedicación a la profesión de médico. Una de sus virtudes en el trabajo era la impaciencia, algunos podrían verla como un defecto, que manifestaba para la consecución de sus objetivos. Una vez que elaboraba un proyecto, se entregaba en cuerpo y alma a él y no descansaba hasta conseguirlo.
La enseñanza teórica y la enseñanza práctica iban del brazo en su praxis con todas las cualidades que debe reunir un profesor universitario y, frente a la distancia intelectual y aureolar de tiempos pasados, empleaba en las relaciones maestro-discípulo un trato afable y un lenguaje coloquial, en muchas ocasiones desenfadado, que no dejaba de cautivar al alumno. Esta relación próxima de los alumnos con el profesorado, favorecida por los seminarios y las prácticas hospitalarias, constituía con la labor investigadora y difusora de la ciencia su paradigma profesoral. Como investigador ya nos hemos referido antes parcialmente a sus publicaciones y a las de su equipo, nos quedaría señalar, al menos, las más de 20 tesis doctorales realizadas bajo su dirección sobre las 3 parcelas fundamentales de la especialidad.
Como médico y como persona se manifestaba como la persona de convicciones arraigadas que era. Soportaba mal los defectos de algunos profesionales en el desarrollo de sus labores, podía ser implacable con ellos, sin embargo era extremadamente afable con aquellos que correspondían con el trabajo bien hecho y eran entusiastas y cumplidores. Los consideraba de su equipo de inmediato. Con las pacientes extremaba su amabilidad y era habitual verlo en la clínica pasear con su brazo sobre los hombros de ellas, transmitiéndoles confianza y cariño. No tenía verdaderamente un hobby, salvo la lectura, los amigos y, sobre todo, la familia. Para la familia y sus amigos eran todos sus ratos libres y en todo momento estaban presentes en ellos.
Con la pérdida del Prof. Rodríguez-Escudero la ginecología pierde a uno de sus profesionales más conspicuos. Con la desaparición de Paco, todos los que lo conocimos y convivimos con él hemos perdido a un amigo. No podremos olvidarlo y va a ser difícil llenar el vacío que deja.
Alfonso Herruzo
Bilbao, 4 de febrero de 2005