Evidencias recientes sugieren que la disfunción sexual que aparece con frecuencia durante el tratamiento con inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) o con los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina y noradrenalina (IRSN) persiste en algunos pacientes tras la discontinuación del tratamiento. Se presenta un caso clínico que sugiere probabilidad elevada para realizar esta atribución causal tras la retirada de paroxetina, según los criterios sugeridos por Ben-Sheetrit et al. en el artículo «Post-SSRI sexual dysfunction»: varón joven sin enfermedad física concurrente, sin tratamientos farmacológicos ni uso de tóxicos (salvo consumo muy moderado y ocasional de alcohol) y libre de síntomas afectivos en el momento actual que pudieran explicar mejor la presencia de disfunción sexual. Doce semanas después de la retirada de paroxetina, persiste disminución de la libido y dificultades moderadas en el mantenimiento de la erección. El creciente interés por la evaluación de la disfunción sexual secundaria a antidepresivos, y el compromiso sobre la esfera sexual de nuestros pacientes, facilita la identificación de casos.
Recent evidence suggests that the sexual dysfunction that often appears during treatment with selective serotonin reuptake inhibitors (SSRIs) or selective serotonin and noradrenaline reuptake inhibitors (SNRIs) persists in some patients after stopping the treatment. A clinical case is presented that suggests a high probability having a causal relationship to the withdrawal of paroxetine according to the criteria suggested by Ben-Sheetrit et al. In the article ‘Post-SSRI sexual dysfunction’: a young male with no concurrent physical illness, with no drug treatments or use of toxic substances (except for very moderate and occasional consumption of alcohol), and free of affective symptoms at the present moment that could better explain the presence of sexual dysfunction. Twelve weeks after withdrawal of paroxetine, there was a persistent decrease in libido and moderate difficulties in maintaining erection. The increasing interest in the evaluation of sexual dysfunction secondary to antidepressants, and the commitment on the sexual sphere of our patients, facilitates the identification of cases.
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