This paper discusses the challenges of reforming the child welfare and protection systems in Hungary and Romania –two countries in transition from socialism to capitalism– and the impact on children, young people, families, and professionals. Brief overviews of the social, political, and economic characteristics of the two countries and of the evolution of their child welfare systems set the context of discussion. The focus is on the efforts made to deinstitutionalise children from large institutions, develop local prevention services, and develop alternatives to institutional care. The two countries had different starting points in transforming the child protection system: Romania started only after 1989 under political and economic pressures with little internal initiative, whilst Hungary begun in the mid 1980s, being more advanced than other transition countries in developing alternative services. Whilst statistical data show a decline in the care population and a shift between institutionalisation and foster care, demonstrating progress and change, the slow implementation of the reforms generate wide gaps between the UNCRC-based legislation and national plans and the quality of life and wellbeing of children. Among the factors causing this discrepancy are: insufficient financial investment, lack of professionalization and accountability, and underuse of research and evaluation to clarify the link between services and needs.
Este artículo aborda los retos de la reforma de los sistemas de bienestar y protección de la infancia en Hungría y Rumanía –dos países en transición del socialismo al capitalismo– y la repercusión en los niños, jóvenes, familias y profesionales. El contexto del debate lo constituye una breve revisión de las características sociales, políticas y económicas de ambos países y de la evolución de sus sistemas de bienestar infantil. El énfasis se pone en los esfuerzos realizados para desinstitucionalizar a los niños de las grandes instituciones y desarrollar servicios locales de prevención y alternativas a la asistencia institucional. Los dos países tenían puntos de partida diferentes a la hora de transformar el sistema de protección de la infancia. Rumanía solo comenzó después de 1989, bajo presiones políticas y económicas, con escasa iniciativa interna, mientras que Hungría comenzó a mediados de los años 80, estando más avanzada en el desarrollo de servicios alternativos que otros países en transición. A pesar de que los datos estadísticos muestran un descenso en la población objeto de asistencia y un cambio de la institucionalización al acogimiento familiar, lo que demuestra avance, la lenta aplicación de las reformas da lugar a grandes desfases entre la legislación inspirada en la UNCR y los planes nacionales y la calidad de vida y bienestar de los niños. Entre los factores que explican esta discrepancia se encuentra la deficiente inversión, la falta de profesionalización y fiabilidad y el escaso uso de la investigación y evaluación para esclarecer el vínculo entre servicios y necesidades.