INTRODUCCIÓN
La mayor prevalencia tanto de osteoporosis como de su principal complicación, las fracturas, ha sido relacionada en diversos estudios con un déficit en el aporte de calcio1-3, por lo que la ingesta adecuada del mismo desempeña un importante papel en la prevención e incluso en el tratamiento de los problemas citados.
El calcio favorece la obtención del pico de masa ósea4 que se produce sobre los 30 años, relacionándose así su consumo con la prevención primaria de la osteoporosis. En las edades medias y más avanzadas su función parece ser el frenar la pérdida de dicha masa ósea5, lo que justifica la recomendación del calcio tanto en la prevención secundaria como terciaria de la misma.
Los alimentos lácteos tienen su principal valor nutritivo en su alto contenido en calcio. Su consumo es tan imprescindible que la exclusión o bajo consumo de este grupo de alimentos impediría un aporte dietético de calcio adecuado. Además, los productos lácteos contienen una cantidad adecuada de vitamina D y lactosa, las cuales facilitan la absorción del calcio de la leche.
Establecidas por consenso las necesidades diarias de ingestión de calcio en las diferentes etapas de la vida6,7, podemos apreciar como muchos de los estudios realizados en nuestro país, a través de encuestas alimentarias, han reflejado que un porcentaje amplio de la población presenta riesgo de ingesta inadecuada de calcio8-11.
El objetivo de nuestro trabajo es identificar la ingesta de calcio procedente del consumo de lácteos de la población canaria.
MATERIAL Y MÉTODO
Los datos de este trabajo proceden de la Encuesta Nutricional de Canarias (ENCA 96-98)12. Se trata de un estudio descriptivo transversal, siendo el universo de dicho estudio todos los habitantes de la Comunidad Autónoma Canaria con edades comprendidas entre los 6 y los 75 años. El muestreo llevado a cabo fue estratificado bietápico según el hábitat y aleatorio por conglomerados, siendo la unidad primaria de muestreo los municipios, y la última los individuos censados en los mismos. Tras obtener una tasa de respuesta del 67,8%, la muestra quedó constituida por 1.747 personas.
La tabla de composición de alimentos utilizada fue editada por Moreiras et al13 y complementada con la lista realizada por Mataix et al14. La tabla de equivalencias (raciones/gramos) que se utilizó pertenecía a los documentos de la ENCA.
El trabajo de campo se llevó a cabo entre febrero de 1997 y enero de 1998, realizándose la recogida de datos a través de un cuestionario de frecuencia de consumo semicuantitativo del consumo de lácteos, en el cual se establece la ración estándar habitual a priori. Dicho cuestionario fue cumplimentado por encuestadores previamente adiestrados.
Para realizar el estudio estadístico se utilizó el programa SPSS-PC15, llevándose a cabo el análisis descriptivo de los datos procedentes de los cuestionarios, mediante listados de frecuencias de las variables cualitativas y haciendo la descriptiva de las cuantitativas. Se calcularon medidas de tendencia central como la media, la mediana y medidas de dispersión como la desviación estándar. Se realizaron comparaciones de grupos por la edad, el género y el área geográfica (provincia), utilizándose la prueba de la «t» de Student, y estableciéndose el nivel de significación en el 5%. Se realizó el análisis de la varianza para determinar la independencia de las medias mediante la prueba de ANOVA a un factor.
RESULTADOS
La muestra final quedó constituida por 1.747 sujetos; 831 varones (47,6%) y 916 mujeres (52,4%).
La figura 1 presenta la ingesta de calcio de los canarios a partir de los lácteos, procediendo la misma en un 60, 1% de la leche y en un 39, 9% de sus derivados.
Fig. 1. Fuentes principales de calcio a partir de productos lácteos en la población canaria estudiada (en porcentaje).
En la tabla 1 se observa la ingestión media de calcio a partir de productos lácteos (en mg por persona/día) en la población canaria en general y comparada por género. La población en general ingiere casi 900 mg/día de calcio (881,5 ± 510,9), con valores muy similares entre los varones y las mujeres, sin obtenerse diferencias estadísticamente significativas (884,2 ± 526,9 mg/día en los varones frente a 879,1 ± 496,1 mg/día en las mujeres).
En las tablas 2 y 3 se pueden apreciar la ingestiones medias de calcio (mg/día) de las mujeres y varones canarios, respectivamente, clasificados por grupos de edad.
Entre los varones, y a través de un análisis de la varianza, se observó que aquellos de edades comprendidas entre los 6 y 17 años presentaban una ingesta de lácteos en general, y de leche en particular, superior al resto (p < 0,001). Al realizar este mismo análisis para los diversos tipos de leche se apreció un mayor consumo de leche entera entre los individuos de 6 a 34 años (p < 0,001) que entre los otros grupos de edad.
Las mujeres presentaron una tendencia determinada por la mayor ingesta de calcio procedente de la leche desnatada a partir de los 18 años de edad (p < 0,001), siendo la misma más consumida entre aquellas cuya edad oscilaba entre los 50 a 64 años (p < 0,001). También las mujeres, destacan a partir de los 35 años por una mayor ingesta de calcio procedente de un mayor consumo de queso (p < 0,05).
Cuando comparamos entre géneros las ingestiones medias de calcio procedentes de los lácteos en general, no encontramos diferencias estadísticamente significativas entre varones y mujeres pero al desglosar la leche y sus derivados se aprecia que los varones ingieren más cantidad de calcio a partir de productos lácteos no desnatados, mientras que las mujeres lo hacen a través del consumo de productos lácteos bajos en grasa.
Finalmente, en la tabla 4 destaca la elevada ingesta media de mg de calcio entre los residentes de la provincia de Las Palmas (p < 0,001), tanto en lo referente al procedente del consumo de lácteos en general como al obtenido específicamente a partir de leche entera, yogur natural y quesos semisecos y secos.
DISCUSIÓN
Es sabido que la mayor parte del calcio obtenido por la dieta procede de los productos lácteos, así en la población canaria, la contribución de este grupo de alimentos al total de ingesta de calcio representa un 67,77%16. Por eso, a partir de su ingestión hemos realizado una aproximación al consumo actual de calcio en la población canaria de entre 6 y 75 años de edad. En ella, la principal fuente de calcio es la leche entera, que constituye el 30,5% del total. La ingestión global de calcio a partir de lácteos es de casi 900 mg/día en el conjunto de la población, sin observarse diferencias estadísticamente significativas entre los varones y las mujeres. Estas cifras son de las más elevadas descritas en España8-11.
En nuestro estudio hemos estimado el consumo global de toda la población y posteriormente hemos efectuado análisis por género y por grupos de edad. Cuando hemos querido comparar nuestros datos con los obtenidos en otros trabajos, hemos tenido la dificultad de no existir una misma metodología en estos estudios. Así, Jodral Segado et al17 obtienen en el sureste de España, concretamente en Granada, un consumo actual de calcio de 1.200 mg/día, pero el cálculo lo realizan a partir del contenido de este mineral de 243 alimentos, 69 bebidas y 11 muestras de agua potable y no por un cuestionario de lo ingerido por cada persona.
En este artículo hemos querido orientar estos resultados específicamente hacia el metabolismo mineral óseo y las necesidades de calcio del hueso. Durante la infancia y la adolescencia, como consecuencia del crecimiento, existe un balance de calcio positivo y por lo tanto una retención del mismo en el esqueleto. Las recomendaciones dietéticas de calcio varían ampliamente según el país. En la tabla 5 figura la comparación entre las ingestas de calcio recomendadas en la NIH Consensus Conference6 y la de la población española7. En estas etapas de la vida los requerimientos de calcio pueden alcanzar los 1.600 mg/ día18 y esta población es la ideal para realizar una prevención primaria de la osteoporosis, estimulando la obtención del pico de masa ósea que se logrará más tarde, en la década de los 30 años; la ingestión de una adecuada cantidad de calcio durante la infancia y la adolescencia constituye un factor muy importante19. Los niños canarios de entre 6 y 10 años de edad consumen más de 1.000 mg diarios de calcio (1.041,2 ± 497,4) mientras que las niñas no alcanzan los 900 mg diarios de media (877,9 ± 408), manteniéndose esta tendencia en los grupos de edad de 11 a 17 años y de 18 a 34 años. El hecho de que los niños tengan una ingestión de calcio superior a las niñas también ha sido descrito en otros estudios, como en el efectuado por Pérez
et al20.
A partir de los 35 años la ingestión de calcio es similar entre las mujeres y los varones canarios, ya que, aunque las medias de las mujeres hasta los 75 años son superiores a las de los varones, no se alcanza significación estadística. No obstante, resulta curioso que las mujeres incrementen su ingestión de calcio, precisamente cuando ya se ha alcanzado el pico de masa ósea, el cual se produce sobre los 30 años de edad19.
El grupo de edad comprendido entre los 50 y los 64 años incluye a la mujer postmenopáusica. Las mujeres canarias en este grupo de edad ingieren casi 1.000 mg de calcio (924,1 ± 469,3 mg). Estos valores son superiores a los obtenidos en nuestro medio hace unos años, precisamente en mujeres postmenopáusicas, que fue de 652 mg/día21. Desconocemos cuáles han sido las razones de este incremento, pero creemos que las campañas sanitarias para sensibilizar a la población en la prevención de la osteoporosis pueden haber desempeñado un cierto papel. De hecho, en el período de 10 años se ha observado en el ámbito nacional que la mujer postmenopáusica tiene un mayor conocimiento y una actitud más receptiva en lo que a la osteoporosis se refiere22.
Teniendo en cuenta que las ingestas recomendadas para mujeres de más de 50 años varían entre los 1.200-1.300 mg/día7 y los 1.500 mg/día6, y contando con algunas opiniones autorizadas, como la de Heaney, que indican que esta cantidad puede ser incluso insuficiente23, es por lo que, pese al aumento observado, la mujer postmenopáusica canaria puede encontrarse con un consumo de calcio inferior al que se necesita para prevenir la pérdida de masa ósea.
En edades más avanzadas de la vida, entre los 65 y 75 años de edad, la ingestión actual de calcio fue de 804,7 ± 430,1 mg/día en los varones y de 859,5 ± 436,6 en las mujeres. En un estudio realizado en León en 124 ancianos de entre 65 y 98 años de edad se obtuvieron unos valores similares: 813 ± 182 mg en los varones y 792 ± 173 mg en las mujeres24, pero con la diferencia de que en nuestro trabajo llegamos sólo hasta los 75 años, mientras que en León prolongaron el estudio hasta los 98 años de edad.
Finalmente, no encontramos ninguna razón que justifique el hecho observado de una mayor ingestión de calcio en la provincia de Las Palmas en relación con la de Tenerife, ya que ambas poblaciones son básicamente iguales desde le punto de vista genético, cultural y socioeconómico.
En conclusión, nuestros resultados indican que la ingestión actual de calcio en la población canaria es elevada, sobre todo cuando la comparamos con otros estudios realizados en nuestro país. Sin embargo, en edades superiores a los 50 años se encuentra por debajo de los requerimientos mínimos diarios sugeridos por consenso. Los varones ingieren más calcio que las mujeres hasta aproximadamente la edad considerada como límite de la obtención del pico de masa ósea, mientras que a partir de los 35 años el consumo es prácticamente igual.
AGRADECIMIENTOS
Agradecemos al Dr. Manuel Sosa Henríquez de la Unidad Metabólica Ósea del Hospital Universitario Insular sus comentarios y sugerencias.