Se trata de una mujer de 80 años, remitida para evaluación de osteoporosis postmenopáusica. No presentaba antecedentes personales de interés, sin historia de enfermedades o fármacos que afectasen al metabolismo óseo ni enfermedad neoplásica. No refería dolor óseo axial. La densitometría ósea (DXA) fue compatible con el diagnóstico de osteoporosis (T-score L1-L3: -3,3 DE). Sin embargo, L4 fue excluida del análisis por la presencia de una lesión hiperdensa a ese nivel (fig. 1). La radiografía de columna lumbar evidenció la presencia de una lesión osteoesclerótica de 15 por 20 mm, de forma redondeada algo irregular y bordes definidos, situada en el cuerpo vertebral de L4, sugestiva de islote óseo gigante (fig. 2).
Fig.1. Densitometría ósea (DXA) lumbar con análisis L-1-L-3. Fue exluida L4 por lesión hiperfensa a dicho airee.
Fig. 2. Radiografía lateral de columna lumbar. Se evidencia lesión en el cuerpo vertebral L4 compatible con islote óseo gigante.
COMENTARIO
Los islotes óseos son lesiones radiodensas, únicas o múltiples descubiertas generalmente de forma incidental en radiografías efectuadas por otros motivos1. Se presentan como lesiones osteoescleróticas localizadas, de bordes bien definidos, de forma redondeada, ovalada, elíptica o algo irregular, de variable tamaño, desde 2 mm a 20 mm o más. Esta condición ha sido reportada con diversos nombres: enostosis, islote óseo denso, osteoesclerosis idiopática y osteopetrosis focal. Las lesiones de mayor tamaño suelen denominarse como islotes óseos gigantes. Las localizaciones más frecuentes son las metáfisis y epífisis de los huesos largos, particularmente la metáfisis superior del fémur, cabeza del húmero y cabezas de los metacarpianos y metatarsianos. Otras localizaciones descritas son huesos ilíacos, maxilar inferior, costillas y cuerpos vertebrales. Generalmente son lesiones únicas, sin embargo existen formas poliostóticas. Histológicamente, estas lesiones están constituidas por tejido denso calcificado sin espacio medular óseo, generalmente sin atipia ni infiltración de células inflamatorias. Su etiología no está aclarada y no requiere tratamiento específico.
La enostosis vertebral es poco frecuente, presentándose en aproximadamente el 1% de los estudios radiológicos de columna2. Se ha descrito que estas lesiones se mantienen estables, con crecimiento nulo o mínimo. Sin embargo, existen publicaciones de islotes óseos con diagnóstico histológico que han experimentado un notable crecimiento durante el seguimiento, particularmente en lesiones detectadas durante el período de crecimiento puberal3,4.
Ante una lesión ósea densa se deben considerar diversos diagnósticos diferenciales: metástasis osteoescleróticas, osteosarcoma, osteoma osteoide y encondroma, entre otras. Ocasionalmente, los islotes óseos se presentan en varias localizaciones (forma poliostótica) en cuyo caso deben considerarse otras alternativas como enfermedad de Paget ósea, osteopatía estriada, osteopoiquilia y metástasis osteoescleróticas múltiples5.
El diagnóstico de enostosis o islote óseo se basa habitualmente en sus características clínicas y radiológicas. Habitualmente estas lesiones no captan el radiotrazador durante la gamagrafía ósea, aunque existen varias publicaciones en la literatura que describen islotes óseos histológicamente confirmados con gamagrafías positivas6,7. El diagnóstico de islote óseo es probable en las siguientes circunstancias:
1. Lesión radiodensa homogénea de márgenes bien definidos.
2. Tamaño estable o lento crecimiento en el lapso de varios años.
3. Ausencia de neoplasia maligna primaria.
4. Ausencia de dolor.
La realización de biopsia ósea por punción o abierta puede estar indicada en aquellos casos en los que existan dudas clínicas razonables o bien cuando se observe un crecimiento apreciable durante el seguimiento (incremento de diámetro superior al 25% en 6 meses o mayor del 50% en un año, según algunos autores)4.