INTRODUCCIÓN
Desde la descripción inicial de la osteoporosis (OSP) postmenopáusica en 1941, la OSP ha sido considerada como una enfermedad que aparece en las mujeres. Sin embargo, desde hace unos años se ha reconocido que la OSP en los hombres representa un importante problema de salud pública, ya que una séptima parte de las fracturas vertebrales y de una cuarta a quinta parte de todas las fracturas de cadera ocurre en los hombres, causando una importante morbimortalidad1.
PREVALENCIA DE OSTEOPOROSIS EN LA POBLACIÓN MASCULINA ESPAÑOLA
La evaluación de la prevalencia de OSP masculina en España ha sido poco estudiada. Siguiendo los criterios de la Organización Mundial de la Salud y de acuerdo con el estudio de densitometría de la masa ósea en 1.137 hombres con edades comprendidas entre 20 y 80 años, realizado por todo el país, hemos calculado la prevalencia de la misma en esta población2.
La prevalencia de OSP en columna lumbar (CL) es: 1,39% en el grupo de 20-44 años; 3,43% en el grupo de 45-49 años; 3,68% en el grupo de 50-59 años; 6,10% en el grupo de 60-69 años; incrementándose al 11,30% en el grupo de 70-80 años.
La prevalencia de OSP en el cuello femoral (CF) es: 0,17% en el grupo de 20-44 años; 1,08% en el grupo de 45-49 años; 1,05% en el grupo de 50-59 años; 0,61% en el grupo de 60-69 años, incrementándose al 2,61% en el grupo de 70-80 años.
El porcentaje de OSP intervariable, combinando tanto la CL como el CF, es del 4,15% (2,99%-5,31%) de la población masculina española, lo que representa que entre 418.000 y 743.000 varones tienen OSP ya en CL o en el CF, y un 0,1% tiene osteoporosis en ambos niveles3.
PREVALENCIA DE LA FRACTURA VERTEBRAL EN EL VARÓN
La prevalencia de fracturas vertebrales en nuestro país ha sido poco estudiada y sólo conocemos una aproximación, basada en la experiencia de cuatro hospitales, donde oscila entre 900 y 1.800/100.000 habitantes, según Cabasés4.
En el estudio EVOS (European Vertebral Osteoporosis Study), multicéntrico y multinacional, se reclutaron 15.570 hombres y mujeres con edades entre los 50-79 años entre 36 centros de 19 países europeos incluyendo España. Sus principales objetivos fueron determinar la prevalencia de deformidad vertebral en personas mayores de 50 años así como la variación de los factores de riesgo relacionados con dichas fracturas vertebrales5.
La prevalencia estandarizada fue similar en ambos sexos (20,2%), utilizando el criterio de Eastell y del 12,0% utilizando el de McCloskey. Se observaron importantes variaciones entre países de parecida latitud, siendo la tasa en varones españoles de 572 por 100.000 habitantes6.
En el estudio EVOS los factores de riesgo en hombres7, analizando 847 fracturados frente a 6.937 controles se encontró una relación directa con la edad, con una fractura de cadera previa, con la falta de ejercicio físico o con un exceso de actividad física en la edad media de la vida, con una baja masa corporal y con el uso previo de esteroides.
Las deformidades vertebrales y el impacto negativo sobre la salud (dolor de espalda, capacidad funcional disminuida y sensación subjetiva global de salud) fueron más importante en los hombres que en las mujeres.
El trabajo de Center demuestra que tras el primer año de fractura la mortalidad fue del 1,66 para mujeres y del 2,38 para varones (el incremento de mortalidad). En pacientes diagnosticados clínicamente de fractura vertebral osteoporótica existe un exceso de mortalidad del 17% a los cinco años8. Posiblemente también se asocien otros factores de riesgo como edad, tabaco, alcohol, inmovilidad o bien procesos crónicos como la enfermedad obstructiva crónica pulmonar, enfermedad gastrointestinal o infección.
PREVALENCIA DE LA FRACTURA DE CADERA EN EL VARÓN
Un primer problema que encontramos en el momento de analizar las cifras de incidencia es la falta de uniformidad en los diferentes trabajos9. Destaca entre ellos el estudio MEDOS en el que participó nuestro país10. La incidencia de fractura de cadera debida a la osteoporosis se ha referido a los casos en individuos de más de 45 o de 50 años11. De esta manera se obtienen cifras más elevadas, con un rango que oscila entre los 127,8/100.000 de Gran Canaria y los 267,7/100.00 de Valladolid12.
La proporción mujer/hombre se sitúa entre el 3,5 y 3 en la mayor parte de las series publicadas en nuestro país.
Aunque en las mujeres el cese de la función gonadal durante la menopausia es el factor patogénico predominante, esto probablemente no pasa en los hombres, por lo tanto las causas secundarias y otros factores de riesgo son de mayor importancia en el desarrollo de OSP masculina comparado con la OSP femenina. Por otra parte, el concepto de OSP tipo I con afectación predominante del hueso trabecular en relación con la deficiencia gonadal y la tipo II donde existe mayor afectación del hueso cortical relacionado con el envejecimiento propuesto para las mujeres, no está claramente demostrado en los hombres1,13.
La menor incidencia de OSP masculina en relación a la femenina está relacionada con diferentes mecanismos que resumimos en la tabla 1.
Los niveles de testosterona sérica disminuyen con la edad debido a la disminución del número de células de Leydig, a los cambios en la función hipotálamo-hipofisiaria y por enfermedad. Existe una asociación entre la testosterona y la densidad ósea en hombres, en los ancianos institucionalizados los niveles de testosterona se correlacionan con la densidad a nivel de cuello de fémur, reportádose niveles bajos en el 59% de pacientes con fracturas vertebrales comparado con un 18% del grupo control14.
La asociación entre la masa ósea y la testosterona se ha reportado en una minoría de estudios15-17 aunque otros estudios no han encontrado relación entre ambos.
Por otra parte la hormona de crecimiento (GH) y la IGF1 pueden tener un papel importante en la disminución de la formación ósea durante el envejecimiento. Ambas hormonas disminuyen con la edad avanzada. La respuesta de la GH al ejercicio está disminuida en los ancianos. La IGF1 y la IGF BP3 se asocian positivamente con la densidad ósea, de hecho, la IGF1 puede estar disminuida en hombres con fracturas. El envejecimiento se asocia con una disminución de los niveles séricos de dihidroepiandrostediona sulfato (DHEA). El tratamiento con DHEA aumenta los niveles de IGF1 y disminuye la IGF BP3 por lo que la proporción de IGF1/IGFBP3 está aumentada en un 50% lo que aumenta la biodisponibilidad de la IGF1. La testosterona también aumenta la IGF1, por lo que se deduce que los efectos de la testosterona pueden en parte estar mediados a través de la GH18,19.
Son pocos los estudios publicados en nuestro país donde se analizen los factores de riesgo y la osteoporosis del varón20,21.
Entre los estudios publicados en los que se relaciona los factores de riesgo con las fracturas en varones22-24 destaca el estudio MEDOS10 que demostró como factores de riesgo significativos un bajo índice de masa ósea, la pobre exposición al sol, un pobre grado de actividad física así como la baja ingesta de leche y quesos y un índice mental descendido. Otros factores coadyuvantes fueron los trastornos del sueño, la pérdida de peso, la disminución del estado mental, así como los que habían tenido una fractura osteoporótica previa, la demencia senil, el alcoholismo y la gastrectomía, mientras actuaban como factores con menor impacto, la osteoartrosis, la nefrolitiasis y el infarto de miocardio.
De los factores potencialmente reversibles, el índice de masa corporal (IMC), algún tipo de ejercicio, la exposición al sol, el consumo de té, alcohol y tabaco fueron factores de riesgo independientes tras un análisis multivariante siendo responsables del 54% de la fractura de cadera.
Ante estos hechos concluimos que los factores de estilo de vida se asocian con diferencias significativas en el riesgo de fractura de cadera, por lo que hay que tener en cuenta que un gran componente de riesgo total son factores remediables, incluyendo el bajo grado de ejercicio físico y un bajo IMC.
El tratamiento de la OSP en los hombres consiste fundamentalmente en identificar y tratar las causas específicas de pérdida ósea, manteniendo una dieta balanceada con una ingesta adecuada de calcio, evitando la inactividad, realizar un ejercico físico adecuado o un programa de terapia física y reemplazamiento con testosterona si existe una deficiencia de la misma.
En relación al tratamiento farmacológico, sólo alendronato ha mostrado que produce un aumento de la masa ósea y reducción del riesgo de fracturas en los hombres con OSP25. Un estudio aún no publicado muestra que la administración de teriparatide (1-34 PTH recombinante) aumenta la masa ósea en varones con OSP y puede ser una terapia potencial muy útil para el tratamiento de la osteoporois en el varón26.