Brünne M, Ribbert H, Schiefenhövel W, editors. The social brain. Evolution and pathology. Chichester: John Willey & Sons, 2003; 457 pÁgs.
La cognición social adquiere actualmente una importancia creciente dentro del campo de las neurociencias, considerándose como un dominio separado de la función cognitiva, fuertemente relacionada con el funcionamiento social. La cognición social se basa en la utilización por los seres humanos de mecanismos específicos neurocognitivos para procesar señales de las intenciones y disposiciones de los otros. La cognición social es lo que nos hace humanos.
Para comprender la naturaleza de la mente humana debemos considerarla como un producto de la evolución biológica, que se ha ido construyendo en respuesta a las presiones selectivas que nuestra especie ha tenido que afrontar a lo largo de los tiempos. La vida en grupo conlleva una ventaja para aquellos capaces de predecir el comportamiento de los demás, en eso consiste la esencia de una Teoría de la Mente. Utilizamos nuestra mente como modelo para comprender la mente de otras personas. La vida social ha sido crucial en la evolución de la inteligencia en los primates y en el ser humano. El hecho de ser animales sociales ha conformado nuestros mecanismos cerebrales, emocionales y cognitivos de forma decisiva. La expansión del cerebro y de la inteligencia (o al menos una parte sustancial de la misma) representa una adaptación a la vida social, un medio en el que hay que cooperar y competir a la vez con los mismos individuos. Hay una relación entre el tamaño de los grupos sociales y la expansión del cerebro.
El libro recoge las aportaciones realizadas a la Conferencia Internacional "El cerebro social evolución y patología", que tuvo lugar en la Universidad de Bochum (Alemania) en el año 2000. Es un trabajo multidisciplinar al que contribuyen psiquiatras, psicólogos, neuropsicólogos, antropólogos, especialistas en etología humana y fisiología animal, desde una perspectiva evolucionista de la conducta, cognición, emoción y percepciones humanas. Proporciona una amplia visión de la evolución y desarrollo del cerebro social de los seres humanos, explorando los diversos trastornos psiquiátricos que resultan de su alteración.
Se distribuye en 4 apartados: reconstrucción de la evolución de la cognición social en animales, especialmente en nuestros parientes más cercanos, los grandes simios; evolución de la cultura; interacción entre cultura y cerebro (desarrollo del cerebro social), y por último, un amplio repaso a la patología del cerebro social, en cuyos capítulos se abordan diferentes trastornos psicopatológicos entendidos como alteraciones funcionales de los mecanismos del cerebro que normalmente salvaguardan el rendimiento cognitivo social.
En el primer apartado se enfatiza el papel del aprendizaje social y su relación con el tamaño del neocórtex. Se incluye un capítulo de Crow, donde expone sus ideas sobre la etiología de la esquizofrenia desde una perspectiva darwinista, y continúa su búsqueda en los cromosomas sexuales del gen que pueda explicarla. En la segunda parte se considera la cultura como vehículo de definición y constitución de la mente; dedicando un capítulo a la comunicación transcultural. La parte tercera aborda el tema del desarrollo social del cerebro. La inteligencia social evoluciona por la coincidencia de varios factores: cerebros grandes, largo período de aprendizaje de las habilidades técnicas y sociales, plasticidad para modificar la conducta en respuesta a los cambios ambientales, y todo ello en un particular ambiente de cambios climáticos y dietéticos. Por último, en el cuarto apartado, se repasan distintas patologías que comparten una alteración en el funcionamiento social: paranoia, trastornos de personalidad, psicosis endógenas, demencia, lesiones corticales prefrontales y trastorno por déficit de atención con hiperactividad. El autismo como un defecto en el procesamiento social elemental frente a la esquizofrenia en la que el defecto estaría en la decodificación de señales sociales sutiles. Resultan especialmente interesantes los capítulos dedicados a la esquizofrenia. Una de las características de los trastornos esquizofrénicos es la alteración en el funcionamiento social, al que contribuyen dificultades en la percepción, procesamiento e interpretación de estímulos sociales relevantes (cognición social). El pobre funcionamiento social en la esquizofrenia puede estar relacionado con dificultades para comprender las expresiones emocionales e intenciones de otros individuos. Los pacientes esquizofrénicos tienen dificultad para reconocer correctamente las expresiones faciales de las emociones de otros, lo cual puede interferir con su habilidad para regular sus propios estados afectivos. En este apartado también se abordan las bases somáticas de la Teoría de la Mente, criticando las simplificaciones en las que se ha incurrido con frecuencia en su conceptualización.
En suma, se trata de un libro que nos aporta una visión evolucionista de la mente humana y los trastornos mentales, proporcionándonos ideas útiles para fundamentar las actividades de rehabilitación psicosocial. Las habilidades sociales, los programas de rehabilitación cognitiva y hasta un simple juego de cartas adquieren otro carácter desde la perspectiva que nos abre "El cerebro social". La plasticidad neuronal actualmente reconocida como una característica del cerebro adulto abre posibilidades a las técnicas de rehabilitación cognitiva y a posibles nuevos fármacos.