La UNESCO definió en los años cincuenta el término alfabetización (literacy) como un proceso continuo de habilidades en 2 niveles, un nivel mínimo que consiste en la habilidad para leer y escribir un texto simple y un segundo nivel que permite a una persona relacionarse en sociedad, definida como alfabetización funcional1–3. La alfabetización mínima ha aumentado considerablemente en los últimos años, pero aún existen más de 700 millones de personas en el mundo que no saben leer ni escribir, 2 tercios de los cuales son mujeres. Aunque las tasas de alfabetización mínima o básica se encuentran alrededor del 95-97% en los países más industrializados, no significa que este porcentaje corresponda a la tasa de alfabetización funcional3,4. En relación con la alfabetización y la salud, se sabe que las personas con mayores niveles educativos identifican con mayor facilidad problemas individuales, sociales y manejan con mayor habilidad y oportunidad los temas relacionados con la salud. Por ello se considera que la educación es uno de los principales determinantes sociales, directamente relacionada con ella5,6.
El concepto de health literacy, traducido al castellano como alfabetización en salud, aparece por primera vez en la década de los setenta, en un informe norteamericano acerca de la educación en salud7; desde entonces este término ha sido definido en multitud de ocasiones. La alfabetización en salud es considerada como un constructo a nivel individual y se refiere comúnmente a una habilidad o capacidad personal8. Sorensen et al. identificaron 17 definiciones de health literacy en una revisión sistemática publicada recientemente, concluyendo que la alfabetización en salud está relacionada con la alfabetización de personas e implica conocimientos, motivación y competencias para acceder, entender, evaluar y aplicar la información de salud con el fin de hacer juicios y tomar decisiones en la vida cotidiana sobre la salud, la enfermedad, la prevención y la promoción de la salud, para mantener o mejorar la calidad de vida9.
En el estudio de las consecuencias de una insuficiente alfabetización en salud diversos autores señalan que inadecuados niveles de alfabetización en salud implican menores conocimientos acerca de las condiciones de salud, niveles de salud percibida más bajos, menor utilización de los servicios preventivos, hiperfrecuentación de servicios sanitarios, peor conocimiento de la enfermedad en pacientes con enfermedades crónicas y mayor hospitalización de forma significativa10–13.
Respecto a los niveles de alfabetización en salud en nuestro entorno, The European Health Literacy Project12 realizó una encuesta en personas adultas en 8 países (Alemania, Austria, Bulgaria, España, Grecia, Irlanda, Países Bajos y Polonia) mediante un cuestionario estandarizado de 47 ítems agrupados en las áreas de asistencia sanitaria, prevención y promoción de la salud, observando que el 47% de los 8.000 encuestados tenía conocimientos de salud limitados. A pesar de hallar importantes variaciones entre los países, las principales variables asociadas a mejores resultados en alfabetización en salud fueron: sexo femenino, menor edad, mayor nivel económico y educativo y mayor estatus social percibido12. En España la alfabetización en salud ha sido estudiada por la Universidad de Pacientes, analizando el grado de conocimientos, competencias y habilidades en materia sanitaria en 3.000 voluntarios de diferentes comunidades autónomas y concluyendo que el nivel de estudios, el nivel de ingresos y el estado de salud autopercibido, o el haber padecido alguna discapacidad los últimos 12 meses, fueron mayoritariamente los indicadores predominantes, que determinaron de forma significativa las diferencias existentes respecto al nivel de competencias y habilidades en salud de los participantes. Además, el 62% de los españoles encuestados aseguraba no disponer del conocimiento necesario cuando padece una enfermedad14.
El reconocimiento del impacto de la alfabetización en salud en la comunicación en salud está creciendo de forma constante, señalando que los resultados de salud dependen de una comunicación efectiva entre los profesionales de la salud y los pacientes y familiares. Cuando los niveles de alfabetización en salud son bajos la comunicación está comprometida, la seguridad del paciente está en riesgo y el cuidado de calidad no se consigue15. Las dificultades de las personas con alfabetización sanitaria pobre son aún más importantes cuando la enfermedad es compleja y grave; prueba de ello son los estudios realizados en pacientes con cáncer, observando que tienen limitada su comprensión de la detección del cáncer y de los síntomas delmismo, afectando negativamente a su etapa en la fase de diagnóstico. Además, estas barreras perjudican la comunicación y el debate sobre los riesgos y beneficios de las opciones de tratamiento y la comprensión del paciente en aspectos tan importantes como el consentimiento informado para procedimientos de rutina16.
Rima Rudd, desde la Universidad de Harvard, en Estados Unidos, es una de las profesionales que está impulsando la investigación aplicada en health literacy17–19. En el presente número de Revista Calidad Asistencial narra, junto a otras 2 investigadoras en este tema, la relevancia y repercusión que tiene el trabajo en esta área del conocimiento en la mejora de la calidad asistencial.
De la extensa evidencia sobre alfabetización en salud se desprende la conexión tan estrecha entre este constructo y la salud individual y colectiva, considerándose actualmente como un determinante en los resultados la salud. En este sentido, consideramos la necesidad de potenciar líneas de investigación para desarrollar instrumentos fáciles de usar que detecten las personas con menores niveles en los sistemas de salud, también mayor evidencia sobre métodos en educación y comunicación en salud en personas con alfabetización limitada para aumentar las competencias en salud de estos ciudadanos y promover su salud.
Conflicto de interesesLos autores declaran no tener conflicto de intereses ni haber recibido ningún tipo de financiación para la redacción de la presente editorial.