Nuestra Sociedad evoluciona al ritmo que marcan las nuevas tecnologías en materia de comunicación e información1. En este sentido, el tradicional modelo organizativo jerárquico de las organizaciones está dejando paso a nuevos modelos de red, entre los que se encuentran las expansivas redes sociales y las incipientes redes colaborativas que, por su inmediatez y capacidad de difusión casi universal, están adquiriendo un papel fundamental para la innovación en cualquier campo de conocimiento2.
Esta realidad se extiende a todas las áreas de nuestra Sociedad y está emergiendo con fuerza en el campo de la Sanidad.
Las redes colaborativas (collaborative networks) fueron definidas por Peter Gloor como un equipo de personas automotivadas, con una visión colectiva, habilitado por la web para colaborar en la consecución de un objetivo común a través del intercambio de ideas, información y trabajo3. Funcionan y tienen como base, la transparencia interna en las organizaciones y la comunicación directa. Todos los miembros colaboran y comparten conocimiento unos con otros y no a través de jerarquías. Los miembros de la red se unen con una visión compartida, ya que intrínsecamente están motivados para hacerlo, y tratan de colaborar para avanzar en el desarrollo de una idea. Las 3 características que definen una red de innovación colaborativa son la innovación a través de la creatividad masiva, la colaboración bajo un estricto código ético y la comunicación directa e inmediata entre los miembros de la red. Estas premisas garantizan trabajar con honestidad y transparencia interna, poner el conocimiento al alcance de todos y democratizar el aprendizaje.
Un excelente ejemplo de red colaborativa, en el campo de la Calidad Asistencial y la Seguridad del Paciente, es la iniciativa europea denominada Patient Safety and Quality of Care (PaSQ)4. El proyecto fue impulsado y cofinanciado por la Comisión Europea dentro del programa de salud pública europea. Su objetivo fue mejorar la Seguridad del Paciente y la Calidad de la atención a través del intercambio de información, experiencias, y la implementación de buenas prácticas clínicas. El PaSQ se desarrolló a través de 7 paquetes de trabajo (work package [WP]), liderados por diferentes países, orientados prioritariamente al intercambio de buenas prácticas clínicas identificadas a través de cuestionarios específicos, y la implementación de prácticas clínicas seguras de comprobada efectividad, acordadas por los estados miembros de la Unión.
En el presente número de la revista se incluye un artículo especial con los resultados intermedios de este proyecto que creemos será de gran interés para los lectores5. La relevancia de sus resultados ha llevado a los promotores europeos a prorrogar su implementación hasta marzo de 2016, contemplando incluso la posibilidad de continuidad con posterioridad.
No debemos ver estas iniciativas como algo lejano o ajeno, sino como el nuevo paradigma de la gestión del conocimiento. Términos como crowsourcing6 (externalización abierta de tareas), coworking7 (trabajo en cooperación) o mentoring8 (ayuda de una persona más experimentada a otra menos experimentada) que ahora nos parecen lejanos, formarán parte dentro de poco de nuestro vocabulario.
El futuro ya está aquí, y plantea un reto que debemos afrontar con ilusión. Muchos serán los cambios a los que deberemos adaptarnos, ya que en esta nueva forma de trabajo colaborativo, la estructura organizativa tradicional tendrá poco valor dado que se trata de sistemas abiertos y horizontales. Por ello, resultará indispensable aprovechar las diversidades de sus miembros que deberán esforzarse por compartir y emprender un proceso de aprendizaje mutuo, donde será fundamental escucharnos los unos a los otros.El concepto es muy simple: más cerebros piensan mucho más y mejor que menos.