Sr. Director:
He leído con mucho interés el artículo de Hernández García et al1, publicado en su excelente revista. En él me llama la atención que sitúan las úlceras por presión (UPP) fuera de los efectos adversos (EA) altamente evitables en una unidad de cuidados intensivos (UCI) a pesar de su gran prevalencia. El juicio sobre la evitabilidad de los EA difiere de lo expuesto en estudios anteriores, como el ENEAS, en el que sus estándares se determinaron según un acuerdo entre los revisores, la dirección y los especialistas implicados, teniendo en cuenta la comorbilidad del paciente, y en el que la concordancia entre revisores es muy variable (0,27 a 0,84 puntos según la medida de acuerdo kappa)2. A diferencia de lo generalmente aceptado, en que un EA se considera evitable si obtiene una puntuación ≥ 4 en una escala tipo Likert de 6 categorías, con lo que cerca del 50% se consideran evitables3, en el artículo de Hernández García et al la alta evitabilidad la definen con una puntuación ≥ 5. La evitabilidad de los EA sigue sujeta a interpretaciones en los cuidados intensivos4 y si las UPP son evitables o no permanece controvertido, pues aún no hay acuerdo sobre si las UPP son producto de factores dependientes de los cuidadores o relacionados con el estado clínico y la morbilidad del paciente5. Aunque ninguna de las estrategias de prevención ha conseguido reducir su incidencia a cero, el objetivo sigue siendo su disminución. Por ello la prevención de las UPP es uno de los procedimientos de enfermería de las UCI con más peso específico6,7, sobre todo en los pacientes más vulnerables o susceptibles8.
Mostrar la experiencia de nuestro hospital puede ayudar a valorar la evitabilidad de este particular EA. Nosotros, igualmente, sólo consideramos las UPP grado II a IV, descartando los eritemas cutáneos. Según un estudio del año 2007 la incidencia de nuevas UPP tiene lugar solamente en 12 pacientes de 1.748 ingresos (0,68%), aunque su prevalencia es del 27% de los pacientes hospitalizados (474 de 1.748), fundamentalmente a expensas de las UPP importadas de otros centros. En el caso de la UCI la incidencia de nuevas UPP es de 1 en 155 nuevos pacientes, y su prevalencia fue 24 UPP en los 69 pacientes procedentes de otros hospitales (37,8%). Estos buenos resultados muestran que las UPP pueden ser altamente evitables tanto en el hospital como en la UCI.
Como conclusión, considero, frente a lo expuesto por los autores citados, que con los cuidados adecuados las UPP son altamente evitables, incluso en una población tan susceptible como la de los pacientes con lesión medular. Como ellos, considero imprescindible unificar las definiciones y los estándares a alcanzar en el tema de prevención de EA que permita que los estudios de incidencia y/o prevalencia de los EA e incidentes, así como las medidas propuestas para prevenirlos o tratar sus resultados, sean homogéneos y se alcance un mejor grado de eficacia.