Recientemente he leído con interés el original publicado en el número de mayo de Revista de Calidad Asistencial titulado «Efectividad de una intervención para mejorar la cultura de seguridad. ¿Menos es más?»1. En el mismo, sus autores encuentran un empeoramiento en los resultados de una encuesta de cultura de seguridad tras realizar una intervención con la que esperaban obtener una mejora de la misma. Concretamente una de ellas es la de «percepción de seguridad». Nuestra experiencia con la medición de cultura de seguridad es algo más amplia en tiempo pero limitada a un servicio, el de urgencias.
En el año 2008 se realizó la primera medición de cultura de seguridad en el Hospital Morales Meseguer (HMM) utilizando la encuesta a la que se refiere el artículo citado, pero en forma escrita y en formato original de 12 dimensiones y preguntas adicionales. Una de estas invitaba al encuestado a valorar de 0 a 10 el grado de seguridad2. Posteriormente a dicha encuesta, se realizaron diversas acciones formativas sobre seguridad del paciente en el centro y, adicionalmente, el servicio de urgencias participó en el estudio EVADUR3, sobre seguridad del paciente, difundiéndose sus resultados en sesiones clínicas en el servicio. En el año 2012 se volvió a pasar la misma encuesta a médicos y enfermeras, como inicialmente se había hecho. En 2008 participaron 85 compañeros y en 2012 se obtuvieron 82 respuestas, siempre con porcentajes de respuesta superiores al 80%. Los resultados no indicaban mejoría significativa en ninguna de las dimensiones y, concretamente en la valoración de seguridad de 0 a 10, pasó de una media de 6,39 a 6,06. Esto nos dejó un poco extrañados. En ese momento no encontramos en la bibliografía una explicación al hecho. Comentado personalmente con el autor del primer estudio de cultura de seguridad en hospitales españoles4, su posible explicación al hecho coincidía bastante con la discusión de los autores de este artículo y lo explicaba como un empeoramiento de la sensación de seguridad al ser más conscientes de que existe un problema. En este sentido, menos sí podría ser más, o al menos mejor.
Posteriormente, en el año 2013 se llevó a cabo en el servicio de urgencias un estudio realizado en todos los hospitales de la región sobre incidentes de seguridad del paciente, ERIDA5, publicado recientemente en su revista. Después del mismo y tras dar a conocer los resultados iniciales, se volvió a realizar la misma encuesta de cultura de seguridad. En el HMM fue respondida por 65 personas y se obtuvo un mejor porcentaje de respuestas positivas en 8 de las 12 dimensiones, aunque solo en 2 de forma significativa. La valoración del grado de seguridad fue de 6,75. Es de destacar que en el conjunto de los 9 centros que participaron en este estudio se pasó de una valoración inicial de 6,59 a 6,57 y que nuestro servicio fue el único con mejoras significativas en alguna dimensión.
Como ya indica López-Picazo en el artículo1, no es fácil comparar con trabajos de la literatura, dado la escasez de información en nuestro entorno. En los últimos años se ha publicado un estudio de cultura de seguridad realizado en 30 servicios de urgencia6 donde se realiza una medición basal y solo hemos encontrado un estudio realizado en dos servicios de urgencias de Suecia7 donde medían la cultura de seguridad antes y después de realizar una intervención de mejora de seguridad, evidenciando mejoras en solo dos dimensiones y empeoramientos en 1 y 3 dimensiones en cada hospital. A destacar que el grado de seguridad del paciente percibida empeoró en ambos.
Consideramos que estos resultados apoyan la discusión del artículo de referencia1 y vienen a reforzar que un resultado peor inicialmente en sensación de seguridad no es más que el preludio de una mejora, si se continúa trabajando sobre el tema.
Menos no es más, pero no es un mal principio, si hablamos de percepción de seguridad.
FinanciaciónNinguna.