Con independencia del tipo de procedimiento quirúrgico al que se somete a un niño, este supone una experiencia traumática tanto para él como para su familia. Los niños suelen expresar ansiedad, temor a lo desconocido, miedo al dolor o a la muerte y soledad al separarse de sus padres. Estos a su vez, temen al eventual sufrimiento de sus hijos y los posibles cambios emocionales posteriores1. Está situación de estrés puede reflejarse en el postoperatorio como ansiedad desmesurada, llanto, inapetencia, alteraciones del sueño, escasa hidratación y mayor dolor2. Una primera experiencia quirúrgica malvivida por un niño puede condicionar resistencia o reticencia a las futuras3.
La «psicoprofilaxis quirúrgica» es un conjunto de técnicas que prepara psicológicamente al niño y a su familia para afrontar una intervención quirúrgica a fin de prevenir un mal impacto emocional4,5. Principalmente, se apela a la expresión del niño mediante dibujos o juegos o bien, al uso de cuentos o videos protagonizados por personajes infantiles que atraviesan satisfactoriamente una cirugía. Contribuye también a la tranquilidad de los niños, el familiarizarlos con elementos quirúrgicos (gorros, batas, barbijos, etc.) y con el quirófano (visita al quirófano). Para los más pequeños se emplean muñecos que son «curados o intervenidos» por los niños (doctores)5-8. Finalmente, pueden ser de utilidad las «estrategias de afrontamiento» tales como relajación muscular o respiración profunda, auto-instrucciones («todo va a salir bien») o las imaginaciones (escenas agradables para el niño)8.
La preparación del paciente mediante psicoprofilaxis mejora su tránsito quirúrgico, disminuye la ansiedad y el temor (niños y padres), facilita el despertar anestésico, reduce la necesidad de analgésicos y los «llamados a la enfermera»6–8. Los niños que han recibido psicoprofilaxis presentan menores aumentos postoperatorios de la frecuencia cardiaca y de la presión arterial (menor impacto psicobiológico)9.
Si bien es cierto, la psicoprofilaxis quirúrgica es aplicable a todo tipo de cirugía1,2, la experiencia mayoritaria deviene de procedimientos quirúrgicos habituales principalmente en urología, otorrinolaringología y cirugía abdominal4,6–9. Esta técnica es útil en todos los niños, pero especialmente en aquellos con mala experiencia quirúrgica previa (secuelas psíquicas o físicas) o en contextos familiares de riesgo (violencia, adicciones, etc.).También, se recomienda frente a cirugía mutiladora o bien cuando la zona a operar sea significativa para su propia identidad (cara, genitales, manos)4.
Una revisión reciente sobre 16 estudios comparativos (educación versus control) realizados en Estados Unidos (11); Austria (1); China (1); Japón (1); Suecia (1) y Reino Unido (1) demostró que las medidas educativas (psicoprofilaxis) de pacientes pediátricos (2 a 12 años) concurrentes a cirugía electiva reducía claramente los niveles de ansiedad y los comportamientos negativos (especialmente en mayores de 6 años)10.
Sra. Directora, el temor infantil a la cirugía y su eventual secuela traumática son elementos significativos que no deben ser soslayados. En este contexto, las técnicas de psicoprofilaxis quirúrgica representan un valor evidentemente positivo tanto para el niño y su familia como para el equipo quirúrgico y, por tanto, su utilización debería recomendarse.