Sr. Director:
Existen herramientas eficaces para valorar la adecuación de las estancias hospitalarias en los servicios de cirugía, como el adeQhos1 y el método de evaluación externa Appropriateness Evaluation Protocol2. Con este último ha podido constatarse cómo la inadecuación de estancias hospitalarias depende, en cierta medida, de la actitud conservadora que muestra el médico en la adopción de decisiones durante los pases de sala (peticiones de pruebas, interconsultas, etc.)3,4.
Si nos ceñimos a estudios en servicios quirúrgicos, se deduce que el principal factor condicionador de estancias inadecuadas recaería sobre la gestión o planificación de la asistencia hospitalaria prestada5.
Por todo ello, hemos querido analizar la repercusión de un cambio organizativo en el pase de visita hospitalaria con el fin de lograr una mayor efectividad en nuestra actividad asistencial. Asimismo, deseamos conocer la opinión que merece este cambio en la enfermería de nuestra unidad.
Por ese motivo, hemos contemplado 2 modos diferentes de pasar las visitas en una unidad de hospitalización para cirugía general dotada con 14 camas:
Modelo A: desde el 15 de septiembre al 15 de diciembre de 2002, las visitas diarias fueron asignadas de forma aleatoria a los distintos médicos de la unidad, cuya atención a otras tareas (guardia, consulta, quirófano...) propició que no fuese el mismo facultativo quien realizara la visita semanal global.
Modelo B: mismo período pero en 2003. La visita la realiza el mismo médico durante toda la semana, de lunes a viernes.
En ambos modelos, un jefe de sección, en el organigrama semanal (quirófanos, consultas, guardias...), designa la labor del pase de visita de las 14 camas, de lunes a viernes, a un médico concreto. En los 2 períodos, las enfermedades del ingreso fueron semejantes.
Hemos analizado la estancia media total, preoperatoria y postoperatoria, y la estancia media en los pacientes no operados.
Por otra parte, se ha realizado una encuesta de opinión al grupo de enfermeras que trabajan en la unidad, y se ha recogido su parecer sobre el cambio y sugerencias al respecto.
Con el modelo A se vio, en el período indicado, a 191 enfermos (82 varones y 109 mujeres), con una media de edad de 58,4 años (18-94). En el modelo B, el número de pacientes fue de 204 (98 varones y 106 mujeres), con una media de edad de 57,6 años (15-96). Durante el desarrollo del modelo A ingresó por urgencias un 46,5% de casos, y con el modelo B lo hizo un 48,5%.
Los resultados en la estancia hospitalaria han sido más favorables en el modelo B (tabla 1), y en este período se han reducido las estancias hospitalarias.
Entre las estancias preoperatorias, destacamos las generadas por los enfermos ingresados de urgencia e intervenidos quirúrgicamente a lo largo del mismo ingreso. En el caso de las colecistitis agudas, en el modelo A fueron 12 pacientes, con una estancia preoperatoria media de 11,9 días; en cambio, en el modelo B fueron 9 los enfermos con una estancia media de 1,5 días (p = 0,003).
A la encuesta de opinión contestaron 10 enfermeras entre un total de 11. El 100% pensó que fue más eficaz el modelo B; el momento más útil para el pase de visita era a las 9.30 o 10.00 h, de la mañana y, por último, sugirieron que la información a los familiares fuese todos los días.
En nuestro estudio, la estancia preoperatoria es mayor en la cirugía ingresada de urgencias, como ha sido el caso de las colecistitis agudas. No se han operado en el servicio de urgencias o han sido dadas de alta una vez remitido el cuadro agudo y prolongan su estancia hospitalaria para ser intervenidas de este episodio. En otros estudios, las estancias preoperatorias inadecuadas se presentan más en la vía electiva6.
Coincidimos con Tejedor et al5 en que un modo de mejorar las estancias inadecuadas sería establecer sistemas de protocolización sobre el proceso; en nuestro caso con la enfermedad urgente (colecistitis aguda, obstrucción intestinal, etc.). Este estudio nos hace considerar los siguientes aspectos:
La toma de decisiones tiene lugar con mayor antelación cuando es el mismo médico quien sigue la evolución semanal del paciente.
La protocolización en la enfermedad quirúrgica urgente puede ser un método válido para mejorar las estancias preoperatorias.
La implicación de la enfermería enriquece la toma de decisiones, lo que facilita la gestión de la unidad.