Introducción
Entre las competencias más relevantes de un profesional de la salud, se encuentra una adecuada capacidad de comunicación en el ámbito asistencial e interprofesional1 para que influya en la satisfacción de profesionales y pacientes2, el cumplimiento terapéutico, la prevención de conflictos, la mejora de los resultados clínicos y la eficiencia de los servicios sanitarios3. Las denominadas "entrevista clínica", "comunicación centrada en el paciente" o "entrevista motivacional", entre otras, son instrumentos valiosísimos para comunicar, educar, diagnosticar, tratar y asesorar a los pacientes4,5. Sin embargo, pierden gran parte de su valor cuando se utilizan de forma meramente instrumental, utilitarista o excesivamente tecnificada y deshumanizada. De manera que resulta necesario que su uso sea conforme a un modelo que les aporte sentido, orientación, finalidad, un contexto específico donde desarrollarse6,7 y una permanente revisión de su aplicación metodológica.
Por otro lado, las habilidades de comunicación en general y la práctica de la orientación familiar, entre otras8, cuando se desarrollan de forma pertinente, coherente y con una valoración ética, aportan valor al manejo de situaciones críticas, a la gestión de la demanda o a la prevención del desgaste profesional9.
En este trabajo presentamos los resultados de un estudio desarrollado en colaboración entre la Dirección General de Asistencia Sanitaria del Servicio Murciano de Salud y la Dirección General de Calidad Asistencial, Formación e Investigación Sanitaria de la Consejería de Sanidad de Murcia. Y es que, en nuestro medio, y tras más de 20 años de difusión y desarrollo de actividades de formación en comunicación dirigidas a los profesionales de la salud, no se ha alcanzado el nivel de amplitud esperado y la repercusión que se percibe sigue siendo insuficiente. Por ello resulta necesario identificar dificultades y necesidades formativas, descubrir posibles soluciones y revelar algunas claves que permitan planificar adecuadamente este tipo de formación (tabla 1).
Material y método
El proyecto se llevó a cabo entre septiembre de 2006 y julio de 2007 mediante dos grupos focales10 (fig. 1). En su organización participaron tres investigadores con experiencia en la aplicación de la técnica de grupos focales y formación: una médica, una enfermera y un pedagogo. El primer grupo fueron profesionales con una labor asistencial directa con el paciente (grupo asistencial): 4 médicos y 4 diplomados universitarios en enfermería (DUE). Y un segundo grupo con responsabilidades en dirección, coordinación o gestión de servicios sanitarios (grupo institucional): 7 médicos, 1 psicólogo, 1 periodista y 1 DUE. Fueron seleccionados mediante muestreo por saturación estructural11: profesión, nivel de responsabilidad, centro de trabajo, área de salud y organismo sanitario (tabla 2).
Figura 1. Esquema general del estudio.
Tras explicar las condiciones del estudio, aceptaron participar 20 profesionales de 4 centros de salud, 4 hospitales, 10 servicios sanitarios y 2 organismos sanitarios diferentes (SMS y Consejería de Sanidad). Se celebraron dos reuniones (una para cada grupo focal) con una duración aproximada de 1.30 h, a las que acudieron 8 profesionales para el grupo asistencial y 10 para el grupo institucional. Las reuniones se estructuraron según un guión temático (fig. 2) utilizando principalmente preguntas circulares. Fueron registradas (dictáfono y cámara de vídeo) y los testimonios fueron transcritos y sometidos a un análisis de contenido categórico12, consistente en su ordenación, codificación, depuración y categorización. Este proceso fue sometido a verificación intersubjetiva, exhaustividad, univocación y mutua exclusividad13.
Figura 2. Guión con los temas abordados en los grupos focales.
Resultados
Situación actual de la formación en comunicación asistencial
En nuestro medio, la percepción acerca de la formación actual en comunicación asistencial encaja con los términos "escasa" y "autodidacta", con acciones formativas generalmente puntuales, poco estructuradas y en torno a la comunicación en general y la atención a la familia en particular. Asimismo se nos presentan diferenciadas por categorías profesionales (médicos, DUE, etc.) y niveles (programas MIR y programas de formación continuada). Por otro lado, la participación en ellas es en general constante: asisten las mismas personas, de las mismas categorías profesionales y con interés reconocido sobre el tema. No obstante, su valoración es generalmente muy buena.
Dificultades de la formación en comunicación asistencial
Encontramos dificultades relacionadas principalmente con cierto temor a participar debido a que, en la mayoría de ellas, se abordan aspectos personales (afectos, sentimientos o emociones). Además, se considera que el contexto laboral está alejado del lenguaje y los planteamientos que se propugnan en este tipo de actividades y, por lo tanto, resulta poco propicio para aplicar lo aprendido. También se reconoce una escasa eficacia en su difusión.
Respuesta a las dificultades de formación en comunicación asistencial
Teniendo en cuenta la relevancia de "lo personal" en este tipo de actividades, resulta imprescindible generar un clima de seguridad haciendo énfasis en un enfoque ético- moral y en la pericia y la maestría de los docentes. También se propone tener muy en cuenta los diferentes puntos de vista de todos los profesionales de todas las categorías e indagar en los motivos para no participar que aluden.
Situación actual de la formación en comunicación interprofesional
La formación en comunicación interprofesional se desarrolla desde líneas de trabajo muy generales relacionadas con el clima laboral (trabajo grupal y en equipo) y orientadas a conciliar los aspectos personales y profesionales. Además, se caracteriza por su escaso reconocimiento institucional y la escasa oferta formativa específica, así como por su carácter autodidacta. No obstante, las actividades que se llevan a cabo son de tipo vivencial y resultan bien valoradas y gratificantes.
Dificultades de la formación en comunicación interprofesional
Presenta algunas dificultades relacionadas con la rigidez de los mecanismos de comunicación entre profesionales, centros asistenciales e instituciones. También un escaso reconocimiento entre los profesionales de la necesidad de este tipo de formación, lo que repercute en la participación en estas acciones formativas.
Necesidades a las que dar respuesta desde la formación en comunicación
Desde el plano asistencial, la formación en comunicación debe propiciar un cambio de actitud hacia la concepción del paciente como centro del sistema sanitario, principalmente asegurando que comprenda la información que se le brinda. Del mismo modo, aportar instrumentos y técnicas para manejar de manera coherente y homogénea las situaciones problemáticas o los momentos de crisis: especialmente procesos de duelo, atención a pacientes difíciles o agresivos, ofrecer información y dar malas noticias.
Desde la perspectiva interprofesional, ofrecer oportunidades de trabajo en equipo, potenciar el carácter multidireccional de la comunicación y una perspectiva más humana en el trato y el apoyo a los compañeros.
Desde el punto de vista personal, aportar argumentos sólidos para reconocer la comunicación como una herramienta útil. Asimismo, desarrollar la capacidad para detectar, en la mayoría de los problemas cotidianos, la naturaleza comunicacional y de valores; la destreza para reconocer la necesidad de habilidades de comunicación: apertura, diálogo, empatía y escucha y las habilidades para trabajar los propios sentimientos: sufrimiento, incertidumbre, prejuicios y reconocimiento.
En cuanto a la atención a la familia, brindar recursos útiles para transmitir información y comunicarse adecuadamente con las familias: valorar sus necesidades y problemas, saber escucharlas y ayudarlas, interpretar sus vivencias y acompañarlas en la adquisición y la gestión de su propia autonomía y sus recursos.
Respuesta a las necesidades de formación en comunicación
Para atender a estos requerimientos se recomienda replantear los temas, las estrategias y los enfoques que se adoptan potenciando la colaboración en los propios centros y entre ellos y la motivación de los profesionales (tabla 3). A su vez, se apuntan indicaciones de tipo metodológico, estratégico, didáctico e ideológico para la planificación de acciones de formación concretas (tabla 4).
Perfil docente en la formación en comunicación
En este tipo de formación, los docentes han de ser profesionales con una adecuada formación, experiencia y hábito de comunicación. Deben compartir las mismas condiciones de comunicación e implicación en el trabajo que los destinatarios (mismas situaciones y dilemas, aunque habiendo aprendido a resolverlos y transmitirlos a los demás).
Línea estratégica de formación en comunicación
Se considera adecuado generar una línea estratégica de formación en comunicación con los siguientes objetivos:
Integrar la comunicación en el desempeño de la profesión.
Institucionalizar la comunicación.
Establecer la obligatoriedad de formación en comunicación.
Fomentar la comunicación como tema de actualidad.
Universalizar la comunicación evitando su departamentalización y orientándola a todas las categorías profesionales.
Considerar las necesidades y los intereses de profesionales y usuarios.
Fundamentar la comunicación en la ética, la legalidad, el respeto, el reconocimiento de los logros, la perspectiva humana y la mejora de la calidad en los procesos comunicativos.
Promocionar actitudes positivas y habilidades como empatía y escucha.
Discusión
Según estos resultados y los obtenidos por otros en este mismo sentido14,15, se precisa promocionar actividades de formación en comunicación como elemento fundamental de las relaciones en el ámbito asistencial e interprofesional16, sobre todo atendiendo a las creencias y actitudes de los profesionales sanitarios respecto a usuarios, pacientes, compañeros, jefes y subordinados16. Resulta de vital importancia abordar situaciones cotidianas y de relación desde una perspectiva más humana17,18. Asimismo resulta imprescindible no sólo reconocer la necesidad de adquirir habilidades de comunicación19, sino comprender, aprehender y asumir los modelos emergentes de ellas. Para ello proponemos utilizar aprendizajes progresivos continuos, integrados y transferibles a la realidad20 confeccionando un perfil unitario de conocimientos, habilidades y lenguajes de comunicación y atendiendo a aspectos axiológicos21,22. Se hace necesario construir una línea estratégica de formación en comunicación fundamentada en una perspectiva humana que impulse la integración de la comunicación en la profesión, su institucionalización y universalidad a partir de los intereses y las necesidades sentidas de los potenciales asistentes.
Debemos mostrar cierta prudencia a la hora de generalizar los resultados debido a las limitaciones del estudio en cuanto a la escasez de la muestra y la ausencia de sujetos relevantes de otras categorías profesionales (residentes, personal de administración o servicios de apoyo), así como de triangulación con otro método-técnica-instrumento (aunque las categorías emergentes del análisis fueron contrastadas con el material audiovisual). Sin embargo, asumimos que los resultados son una primera aproximación a la realidad estudiada, que se completará posteriormente con entrevistas en profundidad y consulta a expertos comunicadores. En este sentido, constatamos la necesidad de seguir ampliando los horizontes de investigación hacia la clarificación de las relaciones de comunicación en el ámbito asistencial e interprofesional, en la comprensión del fenómeno de la comunicación en la realidad, en los modelos que inspiran las actividades de formación y la praxis docente que se lleva a cabo en ellas. De igual modo, en las políticas que lleva a cabo la administración sanitaria y en los valores emergentes de ellas.
Agradecimientos
A los profesionales que han participado en los grupos focales.