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Vol. 68. Núm. 4.
Páginas 279-280 (julio - agosto 2016)
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Editorial
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Déficit de médicos especialistas en las regiones y en el sistema público
Deficit specialists in regions and public system
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Rodrigo Torres-Quevedoa,b
a Subjefe del Servicio de Cirugía, Jefe de la Unidad de Cirugía Hepatopancreática y Biliar, Hospital Guillermo Grant Benavente, Concepción, Chile
b Presidente del Departamento de Cirugía del Hígado, Vías Biliares y Páncreas, Sociedad de Cirujanos de Chile, Santiago, Chile
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Actualmente, la demanda de especialistas médicos es un tema de constante discusión y debate. Se habla de brechas que corresponde a la distancia entre lo que se necesita y lo que se oferta, resultado que es percibido por la población como algo insatisfactorio, siendo reconocido también por la autoridad.

Para un correcto análisis del problema, se requiere de 2 elementos: definir el concepto de especialista como aquella condición que posee quien domina el conocimiento, diagnóstico y tratamiento de las enfermedades de una disciplina reconocida como especialidad. Además, el especialista se debe empeñar por difundir su disciplina, hacerla progresar y eventualmente desarrollar o al menos entender la investigación propia de su campo. En Chile, se entiende por especialistas a aquellos profesionales que han tenido una formación de al menos 3 años, y que han sido titulados por una universidad o certificados por una entidad reconocida. En segundo lugar, se debe cuantificar ajustadamente el problema para diseñar, aplicar estrategias de solución y evaluar respuestas consonantes con las particularidades de la realidad chilena.

La falta de datos integrales que incluyan a la totalidad de los médicos del país ha dificultado su conocimiento, lo que se ha resuelto en buena medida utilizando la información de distintas bases de datos. Según registros del Servicio de Impuestos Internos y Superintendencia de Salud, el año 2014, el número de médicos en Chile se estima en 35.898, y de ellos, 19.356 (53%) tiene al menos una especialidad certificada. Llama profundamente la atención, que solo un 47% poseen certificación por alguna universidad, un 39% por la entidad acreditadora CONACEM, y el 14% restante ha sido certificado por otras entidades habilitadoras.

Respecto a la especialidad de cirugía, existen 1.837 médicos certificados (5,1% del total de médicos), lo cual implica una densidad poblacional de 10,3 cirujanos por cada 100.000 habitantes. De ellos, 1.311 (71,3%) poseen certificación como cirujanos generales, ya que solo se reconocen como subespecialidad la cirugía plástica y reparadora, cirugía vascular periférica, cirugía de cabeza, cuello y máxilo-facial, cirugía cardiovascular, cirugía de tórax y coloproctología.

Otros datos interesantes, son que aproximadamente el 57,8% de los médicos se concentra en la región metropolitana, seguido por 9,5 y 9,4% en la V y VIII Región, respectivamente, y finalmente un 23,3% de los cirujanos se distribuyen en el resto del país. Por otra parte, del total de médicos, solo un 43% posee contrato en algún servicio de salud y el resto solo ejerce la medicina privada. Finalmente, de acuerdo a la distribución etaria, menos del 40% de los cirujanos de Chile son mayores de 50 años.

Se describen múltiples razones que pueden explicar el aumento de la demanda de especialistas, destacando entre ellas: la deficiente capacidad resolutiva de la atención primaria, que desvía hacia las instancias secundarias o terciarias gran parte de su carga; la inadmisible distribución geográfica de los especialistas, concentrados en Santiago y las 2 o 3 ciudades más pobladas del país; una inequitativa distribución de especialistas entre el sector público y el privado, ya que el 50% de los médicos atiende en el sector privado a 2.000.000 de personas, y el otro 50% a los 15.000.000 restantes; los cambios demográficos de la población que aumentan los requerimientos de especialidades o hacen menos urgentes a otras; las demandas de la población relacionadas con la calidad y seguridad del acto médico; las características sociológicas y culturales de nuestra población que recurre directamente al especialista que estima como el adecuado a su dolencia; el empoderamiento social de la población que exige atención de especialistas en situaciones que no lo ameritan; una reducida permanencia de los especialistas jóvenes en sus lugares de destinación por falta de estímulos y de una política que fomente el arraigo. La brecha es dinámica y crónica: pese a la creciente formación de especialistas, hay profesionales que se jubilan y otros que se van al sistema privado. Además, aumentan los requerimientos por la construcción de nueva infraestructura. Todo lo anterior lleva a que en los hospitales de regiones los pacientes esperen meses por una consulta de especialidades, y hasta más de un año por intervenciones quirúrgicas.

De este modo, las listas de espera se han convertido en el gran problema de la salud pública, y en una pesadilla para más de 1.500.000 personas en todo Chile, las más vulnerables, que aguardan por una ansiada consulta médica. Peor aún es la situación para las 300.000 personas que están en lista de espera para una cirugía que les puede cambiar la vida.

La complejidad y extensión del déficit de especialistas en Chile hace necesario seguir avanzando en la política que la autoridad ministerial está actualmente desarrollando con un significativo aumento de los recursos presupuestarios destinados a la formación de especialistas. Este esfuerzo demanda una profundización de la coordinación de todos los actores de la medicina chilena, y en este sentido la Sociedad de Cirujanos de Chile podría tener un rol significativo en los procesos de certificación de especialistas y subespecialistas, así como fomentar y potenciar el desarrollo de estos en regiones, y permitir así un mayor beneficio para todos nuestros pacientes.

Conflicto de intereses

El autor declara no tener ningún conflicto de intereses.

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