Las anomalías dentomaxilares sagitales son entidades clínicas altamente prevalentes, que afectan entre un 20% y un 40% de la población; en un gran porcentaje se deben a problemas esqueletales máxilo-mandibulares, y se caracterizan por alteraciones del resalte incisivo. Su relevancia radica en que cuando sus manifestaciones son severas, éstas generan alteraciones morfológicas que traen consecuencias funcionales, estéticas y psicológicas, tanto en niños como en adultos. La evaluación cuantitativa de las relaciones sagitales intermaxilares se realiza preferentemente con cefalometría, a través de mediciones que constituyen indicadores diagnósticos. Existen numerosos índices para la clasificación sagital intermaxilar, sin embargo, la información respecto de su valor diagnóstico es escasa, en términos de la sensibilidad y especificidad asociadas al uso de ellos. La presente revisión narrativa tiene por objetivo analizar el rendimiento de la evaluación cefalométrica como herramienta diagnóstica para la medición de la relación sagital intermaxilar en términos de sensibilidad y especificidad. En la actualidad no existe una sola prueba que reúna todas las características ideales para determinar con precisión si un individuo presenta una alteración sagital esqueletal. La información disponible referente a las propiedades de especificidad y sensibilidad de las mediciones cefalométricas sagitales intermaxilares como indicadores diagnósticos es escasa. Entre ellas, el ángulo ANB constituye una herramienta adecuada, simple y válida para determinar estas desarmonías. El uso de pruebas diagnósticas cefalométricas para la evaluación sagital intermaxilar en individuos en crecimiento debe considerar la naturaleza dinámica del desarrollo craneofacial.
Sagittal intermaxillary anomalies are highly prevalent clinical entities that affect between 20% and 40% of the population. The origin of a high percentage of them relies on skeletal alterations of the jaws, which are characterized by the presence of an abnormal overjet. Their relevance becomes evident when their manifestations are severe, as they generate morphologic alterations that bring functional, aesthetic and psychological consequences both in children and adults. The quantitative evaluation of the sagital intermaxillary relationships is done preferably with cephalometry, through measurements that represent diagnostic indicators. There are numerous indices used for intermaxillary sagital classification, nevertheless, the information about their diagnostic value is limited, in terms of the sensibility and specificity associated with their use. The aim of the present narrative review is to analyze the performance of the cephalometric evaluation as a diagnostic tool for the measurement of the intermaxllary sagittal relationship in terms of sensibility and specificity. At present, no single cephalometric test assembles all the ideal characteristics to determine accurately if an individual presents a sagittal discrepancy. The available information related to the properties of specificity and sensitivity of the sagital intermaxillary cephalometric measurements as individual diagnostic indices is scarce. Among them, the ANB angle constitutes a suitable, simple and valid tool to determine these disharmonies. The use of cephalometric diagnostic tests for the sagittal intermaxillary evaluation in growing individuals must consider the dynamic nature of craniofacial development.