En la sección editorial de la edición de Octubre - Diciembre del 2015, Alfredo Romero1 resalta las consecuencias de la dieta y su asociación con diversas neoplasias, entre ellas el cáncer colorrectal (CCR), lo cual implica el incremento en la morbilidad y el costo para su tratamiento.
Si bien es cierto, que la información publicada por la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC)2 durante el 2015 contó con una amplia difusión por los medios de comunicación, esta en muchos casos fue distorsionada y malinterpretada por la población; al parecer se ha omitido el principal problema de los países latinoamericanos que no radica en el consumo elevado de carnes rojas, sino en el consumo de alimentos ultraprocesados.
Durante el mismo año, la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó el informe titulado “Alimentos y bebidas ultraprocesados en América Latina: tendencias, efecto sobre la obesidad e implicaciones para las políticas públicas”3, en donde se evidencia la tendencia al aumento de consumo de alimentos y bebidas ultraprocesados en Latinoamérica. En este reporte, Perú y Brasil son los países con la tasa de crecimiento más rápida en ventas de productos ultraprocesados y son los primeros consumidores de comida rápida en América Latina3. Como es sabido, la aparición de CCR se ha asociado con los estilos de vida, obesidad, dieta y sedentarismo4, que constituyen factores modificables sobre los cuales es necesario priorizar recursos para promover la salud en la población.
En conclusión, Latinoamérica presenta índices bajos de consumo de carnes rojas a nivel mundial5, por otra parte debemos preocuparnos por la velocidad con la cual el consumo de alimentos ultraprocesados está aumentando en nuestra región y su consecuencia en la incidencia de CCR en el futuro mediato.
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Declaración de conflicto de interesesEl autor declara no tener ningún conflicto de intereses en la publicación del presente artículo.