Debido a la alta morbimortalidad de las enfermedades cardiovasculares y a su relación con trastornos de base como la obesidad y el síndrome metabólico, es crucial entender cuáles son los mecanismos y procesos que desencadenan la alteración del metabolismo y a su vez la generación de dichas enfermedades. En tal sentido, el tejido adiposo y el adipocito tienen un papel fundamental en este proceso, mediante la producción de múltiples adipocinas, algunas clásicas y otras de reciente descripción, pero que hasta ahora empieza a dilucidarse en medio del complejo panorama de interacciones fisiopatológicas conducentes al desarrollo de resistencia a la insulina y del complejo desequilibrio metabólico que conlleva un sinnúmero de complicaciones clínicas. Un grupo de estas adipocinas tiene claros efectos proinflamatorios, mientras que otras pueden clasificarse como anti-inflamatorias, las cuales contrarrestan en cierta medida y hasta cierto punto las acciones de las otras. Cuando esta homeostasis se rompe, la cascada de inflamación crónica allí originada desencadena resistencia a la insulina y se inicia el desarrollo del síndrome metabólico a partir de la obesidad, que a su vez genera alteraciones de la respuesta del adipocito a diferentes estímulos. Esto, sumado a los efectos de otros elementos, configura un complejo cuadro de factores que es necesario tener en cuenta para el abordaje correcto de la obesidad y sus patologías asociadas.
Due to the high morbidity and mortality of cardiovascular diseases and their relationship with basic disorders such as obesity and metabolic syndrome, the understanding of the mechanisms and processes that trigger metabolic alterations and generate such diseases, is a crucial matter. In this regard, adipose tissue and adipocytes have a crucial role in this process through the production of multiple adipokines, some of them classical and others recently described; however, until now their role is beginning to be elucidated in the middle of the complex picture of pathophysiological interactions leading to insulin resistance and the metabolic imbalance that leads to a large number of clinic complications. A group of these adipokines has clear pro-inflammatory effects, while others can be classified as anti-inflammatory, which counteract in some extent the effects of the others. When this homeostasis is broken, the originated cascade of chronic inflammation triggers insulin resistance and the metabolic syndrome is developed from obesity, which in turn generates changes in adipocyte response to different stimuli. This, together with the effects of other elements, forms a complex picture of factors that need to be considered for the correct management of obesity and its comorbidities.