Hombre de 36 años, sin comorbilidades previas, quien dos semanas atrás presentó esguince de tobillo derecho al practicar deporte; acude al departamento de emergencias con historia de dolor torácico súbito, tipo punzada, de gran intensidad, irradiado al maxilar inferior y duración mayor a 30 minutos, el cual se acompaña de disnea en reposo, diaforesis y lipotimia. Se registró frecuencia cardiaca de 132 latidos por minuto, taquipnea y saturación de oxígeno de 90% con máscara de Venturi al 50%. El examen físico no mostró alteraciones en los ruidos respiratorios ni tampoco en la auscultación cardiaca. Se realizó electrocardiograma que mostró (fig. 1 panel A) taquicardia sinusal con signo de McGinn-White presente (S1Q3T3 - ondas S en DI, onda Q en DIII y onda T negativa en DIII). Se tomó troponina I ultrasensible que fue positiva. El ecocardiograma transtorácico mostró aurícula derecha dilatada con presencia de trombo móvil en su interior, que se extendía desde la vena cava interior, pasando el plano de la válvula tricúspide (fig. 1 panel B, C y D), ampliamente móvil; dilatación severa del ventrículo derecho, disfuncionalidad, TAPSE de 13mm e incremento de la interdependencia ventricular. Recibió trombólisis intravenosa con activador del plasminógeno tisular en unidad de cuidados intensivos. Se realizó seguimiento ecográfico diario; no requirió ventilación mecánica y fue dado de alta de forma satisfactoria 15 días después del cuadro.
Lo interesante del caso es que se trata de un hombre joven, con enfermedad tromboembólica venosa, fenómeno de baja frecuencia, en quien además se consideró tromboembolia pulmonar provocada por el antecedente del trauma en tobillo y que pese a que la limitación fue parcial, fue suficiente para generar el evento trombótico; sin embargo, no se descarta de fondo la posibilidad de tener un estado hipercoagulable, hecho que deberá tenerse en cuenta para estudios a futuro en caso de presentar recurrencia.