Desde que hace 12 años nació la Revista del Laboratorio Clínico su misión principal ha sido la de servir como órgano de difusión de los trabajos de investigación realizados en los laboratorios clínicos de España y de países hispanoamericanos. Desde entonces se han alcanzado una serie de hitos que han hecho que la Revista alcance un lugar destacado entre las publicaciones científicas en español. La Revista ha seguido todos los criterios de calidad que debe cumplir una revista de divulgación científica. Criterios tales como la revisión por pares en doble ciego, la publicación de artículos científicos en las formas académicas habituales como son los editoriales, las revisiones, los artículos originales, las notas técnicas, los documentos consensuados por expertos de la tres Sociedades, las cartas al Director y los casos clínicos. La Revista del Laboratorio Clínico también ofrece la posibilidad de publicar artículos escritos en inglés con la intención de conseguir una mayor difusión en los países de habla no hispana. La Revista está incluida en la base de datos de Sciencedirect (https://www.sciencedirect.com/journal/revista-del-laboratorio-clinico) y en la de la National Library of Medicine (https://www.ncbi.nlm.nih.gov/nlmcatalog/101484462). Sin embargo, y a pesar de ser una revista única y de reunir todos los criterios de calidad requeridos, la revista no está indexada en Medline y, por tanto, los artículos publicados en ella no aparecen en los listados de Pubmed. “La indexación en las bases de datos de mayor reconocimiento internacional es el primer objetivo para alcanzar el máximo de visibilidad y crédito”, como señaló Felip Antoja, el primer director de la Revista. Ese era también el objetivo principal del equipo editorial actual. La difusión de la actividad científica va estrechamente unida al negocio editorial de grandes empresas. Esta dependencia obliga a los investigadores a intentar publicar en aquellas revistas que estén dentro del Medline, a las que se les ha asignado un factor de impacto por el SJR (Science Journal Report). El índice de impacto es el número de veces que han sido citados artículos de una revista en dos años dividido por el número total de artículos en la revista en ese mismo periodo Dentro de cada área las revistas se clasifican por cuartiles atendiendo a su factor de impacto, estando en el primer cuartil las que más factor de impacto tienen y en el cuarto cuartil las de factor impacto más bajo. Si la revista no está indexada en Medline, además de no aparecer en la página de Pubmed, su factor de impacto es cero. La presión por publicar ha determinado que muchas de las revistas puedan exigir, bajo el argumento de “costes de publicación”, el pago de una cantidad como condición previa para la publicación del artículo. La forma actualmente más utilizada es la de “open acces”, por la que los autores pagan para que cualquier lector pueda acceder al artículo libremente a través de la página web de la revista. En algunas revistas científicas los costes de publicación por artículo pueden suponer varios miles de dólares. Las empresas editoriales se aseguran así el retorno de los costes y de una parte de los beneficios de su actividad. Este mecanismo, en mi opinión, es perverso porque puede afectar a los criterios de calidad científica de la revista que se ven alterados por intereses económicos.
En el caso de la Revista del Laboratorio Clínico la indexación en Medline se ha solicitado en tres ocasiones (2010, 2015 y 2018) y el resultado ha sido siempre negativo. Los argumentos en contra de la comisión evaluadora han sido de lo más variado. En la primera evaluación el principal argumento es que los artículos eran cortos y que los autores eran generalmente españoles; en la segunda, la crítica principal era la poca participación, como autores, de los profesionales de los servicios clínicos; por último, en la respuesta a la solicitud de Junio de 2018, el argumento principal era que en algunos artículos con pacientes no se incluía el consentimiento informado. Quiero resaltar con esto una idea en la que hemos coincidido siempre los miembros del equipo editorial y es que los criterios de puntuación de la comisión del Medline, compuesta por 15 miembros de distintas instituciones estadounidenses, son erráticos. Es difícil orientarse por las observaciones de una evaluación anterior porque los criterios cambiaran en la siguiente. A esto hay que añadir que las revistas con artículos publicados en español son siempre vistos con lupa por dicha comisión.
Despues de 12 años no ha sido posible la indexación y este hecho ha sido una de las causas que ha determinado el cierre de la revista, de la que este es el último editorial. Creo que todo el equipo editorial actual y pasado (la solicitud del 2010 se hizo siendo director Felip Antoja, q.e.p.d.) ha cumplido con sus obligaciones y con el objetivo principal que era el de mejorar la revista. Quiero agradecer su colaboración desinteresada a todos los que han revisado los artículos y a las editoras con las que más estrechamente he trabajado: Clara Martínez, Dolores Ortega y Roser Ferrer. Gracias, amigas.