En una publicación de la American Academy of Pediatrics1 en la sección sobre galactosemia (página 948), Celia I. Kaye y el Committee on Genetics, en el último apartado, “Special Issues”, dicen que el ensayo para sustancias reductoras en orina no es sensible ni especifico y que no debe utilizarse como un ensayo de tría o diagnóstico para galactosemia.
Nuestra experiencia, utilizando un ensayo de reductores, basado en la reducción de vanadio pentavalente a vanadio tetravalente en medio sulfurico y el consiguiente viraje del amarillo al azul2 –desde 1978 analizamos más de 560.000 recién nacidos– seguido de la cromotografía en capa fina3–5 de las muestras de orina positivas, no ha tenido ningún falso negativo (que sepamos), como consecuencia de la técnica, para galactosemia clásica (9 casos confirmados) y déficit de galactocinasa (7 casos confirmados). Sabemos que el ensayo no detecta déficit de galactosa-4-epimerasa; en los últimos años (desde marzo de 2002), empleando la espectrometría de masas en tánden, para analizar la muestra de sangre en papel, con el método de Jensen et al6, que mide hexosas monofosfato, hemos detectado 2 de estos casos (1/63.000), que dieron resultado negativo, en las orinas de los primeros días, con nuestro ensayo de reductores; en uno de los casos, que no acudió a la consulta para confirmación diagnóstica, hasta los 29 días de edad, dio positivo el ensayo en la orina recogida en papel (como todas a las que se hace mención), a esa edad y en la cromatografía se aprecia claramente la mancha de galactosa; ésta fue la tercera muestra recogida a este recién nacido; la del medio fue negativa, así como las 2 tomadas al otro recién nacido de menor edad. El método de Jensen, en cambio, no puede detectar los déficit de galactocinosa. Algún autor7 dice que aunque la determinación de sustancias reductoras en la orina puede utilizarse como un primer ensayo simple para tría de galactosemia clásica, el ensayo no debe emplearse ni para confirmar ni para descartar un diagnóstico, con lo que se está plenamente de acuerdo (no dice que no sea sensible). Dice que la galactosa puede no estar presente en la orina, si el niño está con alimentación parenteral, lo que es frecuente en el periodo neonatal durante una crisis. Añade, además, que la galactosuria se encuentra frecuentemente en pacientes con enfermedades hepáticas. Indica que otros azucares, reductores como la glucosa, también dan el ensayo positivo y que, por tanto, este ensayo debe acompañarse siempre de un ensayo de glucosa; en nuestro esquema de trabajo8, con la cromotografía en capa fina, se hace eso y más.
En nuestra experiencia, en 1980 detectamos galactosemia en un recién nacido que recibía alimentación parenteral con suero glucosado; al realizar la cromatografía en capa fina, apareció la glucosa y la mancha más sobresaliente de galactosa. En 1993 encontramos un caso en que nuestro ensayo de reductores fue positivo y la cromatografía en capa fina mostraba excreción elevada de galactosa; la muestra de sangre, enviada desde otro hospital en que estaba ingresado (en otra ciudad) a otro laboratorio, para determinar actividad de galactosa-1-P-uridil tranferasa, daba actividad normal; desconocíamos la circunstancia de una transfusión previa a la toma de muestras, que además se hizo cuando recibía alimentación parenteral; esta situación hizo que se retrasara el diagnóstico diferencial de galactosemias (tipificación); más tarde en un tercer laboratorio se confirmó que se trataba de una galactosemia clásica.
Es obvio que el ensayo de reductores es inespecífico, pero si se sigue de la cromatografía en capa fina se consigue la especificidad y se eliminan los falsos positivos; además, permite la detección de otras enfermedades, como la diabetes mellitus neonatal, de la que hemos encontrado 3 casos.
Aun conociendo todo esto hay quien dice9, que la tría de galactosemia en orina produce una alta incidencia de falsos positivos y falsos negativos, al emplear el ensayo de reductores en orina y no debe considerarse el método de elección.
En la búsqueda bibliográfica realizada, no se encontró ningún articulo que refiriera falsos negativos en el ensayo de reductores en orina, para tría neonatal de galactosemia; la realidad es que muy pocos programas de tría neonatal, recibimos simultáneamente la orina en papel, junto con la sangre, en la actualidad tomadas a las 48h de comienzo de la alimentación láctea (hasta enero de 2003, entre el quinto y el octavo día de vida8) y, por tanto, no hay datos; pero no debe afirmarse, como algo que se trasmite sin saber de donde viene (sin citar artículos que incluyan casos perdidos), como sucede, que el ensayo “no es sensible”.
En 2007 tuvimos el primer falso positivo y hasta ahora único, la sensibilidad es del 100%, así como la especificidad; el valor predictivo positivo es del 94,1%, el negativo, del 100%, la razón de verosimilitud (positiva) infinito, y la negativa, 0.
El 23 de enero de 2007 recibí un correo electrónico de un estudiante de segundo año de biología en el que me pedía información sobre diabetes mellitus neonatal transitoria, para un trabajo de bioquímica. A continuación me decía que el la había tenido y había sido atendido en este hospital. Comprobé en el archivo que había sido detectado por nosotros en 1987. El 29 de enero, acudió a mi despacho a recoger la información solicitada. Preguntado, respondió que medía regularmente la glucosa en sangre y que no había tenido recidiva. Desde entonces seguimos en contacto por correo electrónico y me ha hecho interesarme por esta condición.
El Programa de Berry10, en 1959, y el de Woolf11, en 1965, incluían la detección de glucosuria y en consecuencia de diabetes neonatal. Actualmente es posible que los únicos programas que hacen esta detección sean el de Galicia8 y el de Québec.