¿Cómo se construye una trayectoria científica sólida? ¿Qué elementos institucionales, humanos, científicos y de contexto se entretejen y hacen posible una participación consolidada en la comunidad científica nacional e internacional? Para intentar responder estas preguntas, Araceli Montiel, autora del libro Vínculos, transferencias y deseo de saber. Reconstrucción de trayectorias académicas de prestigio: tres casos de la unam, estudia las trayectorias académicas de tres mujeres científicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (unam) que han contribuido al desarrollo de los campos especializados de la microbiología molecular, la astronomía y la neuroendocrinología molecular, respectivamente. Se trata de las doctoras Alejandra Bravo de la Parra, del Instituto de Biotecnología (Cuernavaca, Morelos); Susana Lizano Soberón, del Centro de Radioastronomía y Astrofísica (Morelia, Michoacán), y María del Carmen Clapp Jiménez Labora, del Instituto de Neurobiología (Juriquilla, Querétaro).
En un país como México, donde el desarrollo científico-tecnológico y la innovación imponen aún grandes desafíos, un libro como éste arroja luz sobre los múltiples elementos de carácter individual, grupal, institucional e interdisciplinario, que convergen y se entretejen en contextos específicos para dar cabida a la construcción de trayectorias académicas prestigiosas.
La autora del libro muestra el mundo académico que recorren las tres mujeres científicas y lo hace a través de un viaje que va desde los inicios de la formación en un campo científico, acontecido de manera temprana, hasta el reconocimiento que logran como productoras de un conocimiento de frontera en sus respectivos campos de investigación.
Un elemento que se destaca en el libro es la forma en que la autora aborda el estudio de las trayectorias, no como recorridos lineales, sino como expresiones de procesos complejos enmarcados en tiempos históricos y sociales específicos, donde se registran posiciones y respuestas de los sujetos ante el azar, la oportunidad y la contingencia. También es un espacio donde se reflexiona sobre las subjetivaciones de los sujetos a partir de un pasado rememorado y en cuya reconstrucción, apoyada en diversas fuentes de información, se identifican ramificaciones y recreaciones en los vínculos y aprendizajes, así como en reelaboraciones en la trayectoria académica, misma que observa continuidades, discontinuidades e inflexiones de diverso tipo.
Por otra parte, aun cuando no es un estudio de género en sentido estricto, el libro aporta elementos de interés sobre las trayectorias académicas de las mujeres, un grupo escasamente abordado en las investigaciones sobre los procesos de socialización científica.
Si bien el libro tiene como foco principal el análisis de las tres trayectorias, su lectura permite mirar más allá y ofrece elementos para comprender procesos más amplios, por ejemplo, el peso que tienen las comunidades académicas y sus valores, culturas y formas de organización en los sujetos en formación, las condiciones institucionales que favorecen la formación en la práctica y en el ejercicio efectivo de la investigación, los modos de participación en grupos y redes, los circuitos de producción científica en los que participan los investigadores, los liderazgos que inciden en la formación científica y que constituyen referentes significativos en la construcción de un estilo propio.
El trabajo realizado por la autora muestra un ejercicio exhaustivo que descansa en el análisis de múltiples fuentes de información: curriculum vitae único (del Sistema Nacional de Investigadores), trabajo de campo, registros audiovisuales, documentos institucionales, entrevistas a las investigadoras y a miembros de sus laboratorios, entre otras. Los resultados que ofrece Araceli Montiel son producto del análisis y la interpretación de las fuentes de información, así como de una articulación en la que destacan rasgos significativos de diferentes momentos constructivos, aquéllos que visibilizan la apertura de la trayectoria académica hacia nuevos horizontes.
La autora va recorriendo diversos senderos para mostrar, en voz de las mujeres científicas, los desafíos, el entusiasmo y las condiciones de diverso tipo que enmarcaron los encuentros iniciales con lo que es hacer ciencia, situación que en los tres casos transcurrió en procesos de socialización temprana en el quehacer científico.
La posibilidad de establecer vínculos y filiaciones durante los procesos de formación inicial al lado de investigadores legitimados, con formaciones en el extranjero y reconocimiento como portadores de saber, constituye una marca profunda en las condiciones de inserción en el mundo científico que se juegan en los diferentes trayectos; es una etapa en la que se experimenta una identificación –a edades tempranas– con un quehacer científico riguroso, en campos de conocimiento de frontera y con el acompañamiento de científicos consolidados.
La autora muestra los variados elementos que configuran los aprendizajes y la identificación con el quehacer científico en esta etapa; son momentos constructivos de la trayectoria, generadores de una representación de lo que es “ser científica”. El acercamiento a las tareas, las prácticas, los conocimientos y las dinámicas, a través de los relatos de las investigadoras, permite reflexionar sobre los diferentes modos de construir una participación en el quehacer del laboratorio, desde una participación periférica legítima, en la que se entretejen trayectorias diferenciadas, hasta una participación plena en la producción de la comunidad científica especializada.
Las voces presentes en el libro permiten un diálogo en el que la autora va mostrando la complejidad de los procesos de socialización científica. En su incursión en el campo científico, las investigadoras hablan de los desafíos experimentados, de la necesidad de sostener un ritmo de trabajo, del compromiso, de la dedicación, de las actitudes frente a las diversas demandas, pero también destacan los aprendizajes logrados en procesos de alta exigencia académica: “aprender a trabajar a cuatro manos” al lado de los maestros, “pensar como científica”, “organizar los tiempos”, planear las actividades, aprovechar el conocimiento acumulado de manera eficaz, considerar la actividad científica como un trabajo riguroso, y todo ello estimulado, como señala una de las investigadoras, por el “deseo de saber”.
Proponer ideas y comenzar a hacer investigación por cuenta propia, con base en un entrenamiento de primer nivel y en lugares altamente competitivos, forman parte del proceso de formación doctoral y posdoctoral en las tres trayectorias académicas consignadas. En el caso del posdoctorado, destacan la búsqueda y el arribo a sitios de excelencia en el nivel internacional, la apertura hacia nuevas culturas y formas de producir ciencia, el aprendizaje de nuevas metodologías, así como la capacidad de profundizar en problemas de investigación que perfilan la agenda propia.
Como portadoras de un saber adquirido en el extranjero, a su retorno al país, las tres investigadoras transitan hacia la apertura de sus propias líneas de investigación. Las condiciones de inserción laboral se ven favorecidas en un contexto de descentralización de las actividades de investigación científica emprendido por la unam. Se trata de una etapa en la que sostienen un importante nivel de productividad, colaboran en las redes establecidas en el extranjero, ejercen liderazgo y gestionan financiamiento para sus investigaciones; mediante diversas estrategias, aseguran una producción sostenida en la comunidad científica, espacio en el cual van siendo reconocidas como polos de saber por sus aportaciones al conocimiento de frontera.
Después de mostrar diferentes momentos y rasgos en las trayectorias académicas de las tres investigadoras, quienes logran consolidarse y ser reconocidas como polos de saber en la comunidad nacional e internacional, Araceli Montiel hace una puntualización necesaria:
[…] una trayectoria de prestigio no se construye únicamente a partir de las capacidades de los sujetos, sino que éstos operan dentro de contextos específicos y marcos de regulación que los acotan, y aunque no los determinan, existen aspectos contextuales, cambios y desafíos que afectan a las disciplinas y los grupos, y tienen efectos particulares concretos en las instituciones y las trayectorias, los cuales pueden traducirse en condiciones favorables o no para alcanzar una posición de prestigio legitimada por la comunidad científica (p. 186).
Para finalizar, uno de los valores que destaco de este trabajo, entre otros, es la capacidad de la autora para moverse en diversos planos, articular diversas fuentes de información, poner en diálogo reflexivo los diferentes relatos y mostrar el sentido profundo de determinadas decisiones en las trayectorias de las investigadoras. En el panorama que ofrece la autora, las trayectorias cobran sentido a la luz de complejos entrecruzamientos que se suceden en momentos y contextos específicos, donde inciden tanto los deseos y decisiones de los propios sujetos, así como las condiciones humanas e institucionales, las de los grupos y las comunidades científicas, las del desarrollo de los campos científicos, al igual que las prioridades en las agendas de la política pública.