La reciente contribución realizada por Lippi et al., como refutación de un artículo previamente publicado por De La Matta et al., en esta revista1,2, abordó el rendimiento analítico de una muestra para RT-PCR en la pandemia de COVID-19. La efectividad de una prueba diagnóstica de COVID-19 tiene muchas dificultades, debiendo interpretarse la estimación sólida de la precisión de la prueba teniendo en cuenta que estos análisis no poseen un estándar de referencia definitivo capaz de diagnosticar, o incluso de descartar, una infección por SARS-CoV-2. Además, la prevalencia de la infección juega un papel de máxima importancia. En su comentario al artículo de De La Matta et al., los autores no consideraron el papel de la prevalencia del virus en la población sometida a prueba, lo cual afecta considerablemente al resultado final de una prueba con hisopo3. En Italia, nuestros cálculos lograron una potencia del 86,65% (IC 95%: 76,08-94,88%) para la primera ola de la pandemia (marzo-junio de 2020) y del 76,77% (IC 95%: 64,33-81,88%) en la segunda ola (septiembre-diciembre de 2020), para detectar sujetos con positividad cierta de infección por SARS-CoV-2 (software STATA® Lab v-12.1).
Realmente, las conclusiones enviadas por De La Matta et al. hacían referencia a escenarios de muy baja prevalencia. La incapacidad de una muestra molecular de RT-PCR para establecer un valor límite de la negatividad adecuado, al igual que para otros virus tales como el VIH, para el que se dispone de una terapia antiviral efectiva, establecen el ítem cuestionable del rendimiento de RT-PCR sobre parámetros bayesianos tales como la prevalencia del virus y el rendimiento analítico. Es muy difícil establecer una negatividad diagnóstica cuando se carece completamente de un valor límite cuantitativo. Algunos autores han destacado que es bastante lamentable que pocos estudios hayan abordado la prevalencia de los resultados falso negativos para los ensayos moleculares de SARS-CoV-24. Contrariamente a los autores1, es particularmente extraño evaluar el desempeño de la calidad de una prueba RT-PCR si no se establece claramente el umbral bajo el cual no puede preverse la infectividad (como ocurre para el VIH)5. La magnificación de los falsos negativos reportados por Lippi et al. no puede depender de la categorización simple en asintomáticos o sintomáticos leves, ya que la falta de estándares de referencia ciertos hace que el logro de un correcto VPP sea muy oneroso. Un análisis agrupado reciente de 16 estudios (3.818 pacientes) estimó una sensibilidad del 87,8% (IC 95%: 81,5-92,2%) para una prueba inicial de PCR con transcriptasa inversa PCR, que se aleja del 95% reportado por los autores1. El incremento de los resultados falso negativos no puede afectar a la prevalencia de la infección por SARS-CoV-2 sin contar con ningún estándar capaz de establecer un valor límite correcto de la negatividad del virus en la mucosa nasal.