Resulta muy agradable valorar despacio el contenido de este artículo que casi 50 años después mantiene una actualidad casi total sobre la fusión congénita más frecuente en el tarso. Quizá, los dos únicos detalles que pueden hoy llamar la atención son dos puntos concretos de la historia de los pacientes: esquilador de profesión el primero y poliomielítico que caminaba arrastrándose por el suelo el segundo.
En este tipo de problemas resulta más fácil hoy poner de manifiesto los puentes óseos con ayuda de la TAC y la RM. Además, aunque la triple artrodesis sigue siendo utilizada con resultado satisfactorio en algunos casos, hoy es mejor conocida la opción de la resección amplia del puente óseo para recuperar una movilidad indolora. Por lo demás, la clínica del problema está definida perfectamente, así como el planteamiento global de tratamiento, poniendo el énfasis en lo que supone en la práctica diaria afrontar este tipo de problemas: el paciente consulta por dolor que se acompaña de una limitación de los movimiento de prono-supinación o inversión-eversión del pie; hoy día ya no pensamos tanto que estos pies sean ni espásticos ni contractos o contracturados. Son simplemente rígidos y el paciente contrae los peroneos como defensa al dolor cuando tratamos de mover el pie en una dirección que no permite la sinostosis.
La revisión histórica realizada por los autores es magnífica y pone de manifiesto que, aunque el problema es conocido desde antiguo, en la práctica sigue siendo poco frecuente y es motivo periódicamente de publicaciones que más bien recuerdan lo que ya se sabe1,2, aportando quizá casos especiales3 o nuevas ideas sobre el diagnóstico y otras opciones terapéuticas.
