Es un placer leer, transcurridos 34 años, un trabajo del Dr. Salvati publicado en la Revista de la Sociedad Española de Cirugía Ortopédica y Traumatología. El artículo fue realizado con la amplia experiencia que ya tenía entonces el Hospital for Special Surgery. El autor, que continúa ejerciendo en el mismo centro, desempeña en la actualidad los cargos de Director del Servicio de Cadera y Rodilla y de Jefe de Servicio, también es Profesor de Cirugía Ortopédica de la Universidad de Cornell.
En el Centro que dirige se realizan actualmente 2.600 reemplazos de cadera al año y es el centro de más experiencia en EE.UU. en este tipo de procedimientos.
El Hospital for Special Surgery de Nueva York es famoso en el mundo por el diagnóstico y tratamiento de los problemas de la articulación de la rodilla, con más de 1.800 reemplazos protésicos al año, el 40% más que el siguiente centro en número de prótesis de rodilla realizados en EE.UU.
Estas cifras y el prestigio de los cirujanos que trabajan y han trabajado en el centro dan idea del servicio en el que realizó este trabajo.
Fue un lujo que nuestra revista publicara en el año 1971 un trabajo de Eduardo A. Salvati y Philip D. Wilson Jr.
De la lectura de este artículo llaman la atención algunos aspectos. Primero, la amenidad de su redacción. Ya en sus inicios profesionales Eduardo Salvati era ameno. Es muy conocido en España por las muchas veces que nos ha visitado, impartiendo conferencias, es un objetivo a perseguir lograr tenerlo en nuestras reuniones científicas y congresos por su amenidad y sencillez didáctica. Asimismo llama la atención el acierto de elección en la política de implantes. En los años 60, 120 prótesis de Charnley en tres años. Prótesis que con muy pocas modificaciones, vástago algo más recto, diseño cobra algo más largo el cuello, sigue siendo el patrón oro de las prótesis de cadera. También sorprende la elección de la escala de evaluación de resultados con valoración, movilidad, marcha y capacidad funcional, clasificación algo modificada de Merle d'Augbigné de plena vigencia en la actualidad.
Es curioso el alto índice de infecciones, el 12% cifra habitual en aquella época. Desde entonces se ha avanzado mucho hasta el actual 1,7% de infecciones en prótesis de cadera (1,3% de infecciones en reemplazos de cadera primarios y 3,2% tras operaciones de revisión).
Gran parte del avance obtenido en este campo se le debe agradecer a Eduardo Salvati, que ha empleado gran parte de sus energías a disminuir el riesgo de infección periprotésica. Sus trabajos sobre cemento dispensador de antibióticos, sobre revisiones de 3.175 artroplastias realizadas con y sin flujo laminal horizontal o vertical y sus múltiples trabajos sobre infecciones periprotésicas han contribuido a mejorar las expectativas de éxito de nuestros pacientes.
Parece que los resultados tan desalentadores del 13,7% de incidencia de infección periprotésica de cadera entre los años 1939 y 1970 del Hospital for Special Surgery influyó para que dedicara gran parte de su actividad a mejorar estos resultados.
La experiencia en artroplastia de cadera de las últimas décadas ha contribuido a las mejoras de los diseños, los materiales, la cementación y la técnica quirúrgica. Estos factores influyen en los resultados. De hecho cabe esperar buenos y excelentes resultados en más del 95% de los casos a más de 10 años.
Quiero hacer una reflexión dirigida a los cirujanos ortopédicos más jóvenes. En modo alguno el cirujano práctico debe pensar que todo lo de hoy es mejor que lo de ayer, y que lo de mañana será superior a lo de hoy por el simple hecho de ser más moderno. Los adelantos adquiridos no destruyen el valor de los hechos observados por los que nos han precedido, sino que los complementan, modificando quizá algo la forma resultante total, pero dejando en ella los elementos que han servido a su formación.
El trabajo de Eduardo A. Salvati y Philip D. Wilson Jr., sobre reemplazos totales de cadera, sus resultados y complicaciones es una prueba de lo anteriormente expuesto.