Este estudio mostró que se administraron antibióticos en un 25% de los pacientes; uno solo en el 82% de casos, dos en el 14,4% y tres en el 3,6%.
Material y métodosLa cefazolina se utilizó en el 54,8% de casos, las cefalosporinas de segunda generación en el 10,4%, los aminoglucósidos en el 7,4%, la vancomicina y el ciprofloxacino en el 4,4%, y la clindamicina y la penicilina penicilinasa resistente en el 2,9%. En el 11,7% de los casos se prescribieron dos antibióticos. Su indicación fue profiláctica en el 72% y terapéutica en el 28%. La profilaxis se efectuó con cefazolina en el 70% de casos y con cefalosporinas de segunda generación en el 13%; en el 17% restante fue muy variada.
ResultadosLa duración y frecuencia de las dosis fue muy variable, siendo la administración parenteral en el 92% de los casos.
ConclusionesLos datos de este estudio resaltan la baja incidencia de profilaxis en la cirugía protésica (33,6%). Si a este dato le añadimos la diversidad de pautas profilácticas empleadas comprenderemos el déficit de consenso que existe en esta materia. Sería necesario encontrar un protocolo de aceptación general.
This study showed that antibiotics were administered to 25% of patients undergoing orthopedic or traumatology surgery: a single agent in 82% of cases, two agents in 14.4%, and three in 3.6%.
Materials and methodsCefazolin was used in 54.8% of cases, second-generation cephalosporins in 10.4%, aminoglycosides in 7.4%, vancomycin and ciprofloxacin in 4.4%, and clindamycin and penicillinase-resistant penicillin in 2.9%. In 11.7% of cases, two antibiotics were prescribed. The indication was prophylactic in 72% and therapeutic in 28%. Prophylaxis with cefazolin was used in 70% of cases and with second-generation cephalosporins in 13%; in the remaining 17% a variety of drugs were used.
ResultsThe duration and frequency of doses varied. Parenteral administration was used in 92% of cases.
ConclusionsThe study findings underscore the low rate of prophylaxis in prosthetic surgery (33.6%). If, in addition, we consider the diversity of the prophylactic regimens used, the lack of consensus regarding prophylaxis is comprehensible. It is necessary to find a generally accepted protocol.