Editorial
La revisión de la literatura
La llamada revisión de la literatura es una de las partes más transcendentales de todo artículo científico de ciencias biomédicas. La consulta bibliográfica es de utilidad a la hora de actualizar los conocimientos existentes al respecto, contrastar los hallazgos de nuestro trabajo con los de otros de orientación similar o discrepante, y poner al lector en la pista de otros estudios ya publicados que le pudieran ser de interés en el caso de necesitar profundizar en el tema.
La revisión bibliográfica es coexistente con cualquier parte del trabajo científico. En la introducción, la bibliografía resume el pasado y el presente de la problemática a tratar en el estudio científico; en el material y métodos puede ser necesaria a la hora de indicar al lector las fuentes de la información a las que dirigirse sobre determinadas técnicas, procedimientos o métodos de estudio que se van a reproducir en la investigación y cuya pormenorización no ha lugar, pues ya han sido publicados previamente; en los resultados, por ejemplo, de los estudios de metaanálisis, nuestros hallazgos se comparan directamente con los reflejados en la literatura; y en la discusión, verdadero núcleo central de un estudio científico, nuestros resultados son cotejados o contrapuestos, según el caso, con los de otros estudios previos y permite extraer una serie de conclusiones personales derivadas del estudio, pero sin perder nunca la perspectiva de los ya escrito en la literatura.
Qué duda cabe de que nadie que se enfrente a una investigación biomédica del tipo que sea excluye la revisión bibliográfica. Sin embargo, es en la forma, fondo, extensión y profundidad de la misma donde sí aparecen errores y sesgos, motivo de reflexión y, si cabe, de crítica.
¿Qué información se debe obtener de la revisión de un artículo? Podría decirse que la lectura detallada de un artículo puede aportar datos relevantes en concordancia o discrepancia con la propia hipótesis de nuestro estudio, o, por el contrario, datos marginales, que tampoco deben despreciarse. Con el artículo completo en las manos, sí realmente podemos discriminar lo que es relevante y lo que no lo es. Desgraciadamente no siempre el investigador posee el artículo físicamente, basando frecuentemente la obtención de la información en los resúmenes de las búsquedas informatizadas a través de los repertorios de literatura médica más habituales. En sólo 10 o 15 líneas se aportan los hallazgos y resultados más importantes, pero apenas se dice cómo se obtuvieron, cómo era la muestra, qué limitaciones tenía el procedimiento..., y sobre todo no existe discusión comparativa. Por su parte, la tecnología se lo ha puesto fácil al «falso investigador» al proporcionarle la revisión de la literatura desde su propio despacho, vía internet. Hasta hace no mucho, al menos, se accedía a la bibliografía desde la biblioteca del centro de trabajo, lo que automáticamente conllevaba la obtención física del artículo en cuestión.
La lectura íntegra del artículo científico a revisar, verdadera fuente del saber en el más estricto sentido de la palabra, permite una construcción y desarrollo sólidos de la hipótesis de trabajo, el aval racional de los resultados, la emisión de nuestra «oferta intelectual» a los lectores de la revista y, por tanto, el intercambio científico. Éste es el camino lógico y que aún la tecnología no ha desvirtuado, muy al contrario, ha facilitado cuando se siguen las correctas reglas del juego.
Gracias a los avances tecnológicos de los últimos años en materia de información biomédica podemos acceder a la bibliografía más rápida y eficazmente que hace tan sólo unos pocos años. Sin embargo, la Revista de Ortopedia y Traumatología no es ajena a la problemática ya suscitada en otras revistas, que constataron el hecho de que en muchos casos la revisión de la literatura no se hacía en base al análisis detallado del artículo completo, sino a la superficialidad de un resumen o a la extrapolación de los comentarios aparecidos en otro artículo. La tecnología también ha puesto en nuestras manos la posibilidad de obtener información de revistas procedentes de infinidad de países y áreas del saber. Aquí también aparecen sesgos y malas interpretaciones de la revisión de la literatura. Cuesta creer que de una revista japonesa, con resumen en japonés, se ha obtenido información alguna, salvo que sea vía resumen en inglés de una búsqueda informatizada. Lo mismo pasa con multitud de revistas de países de la Europa del Este, Rusia principalmente, que aunque con resumen en inglés o en cualquier otra lengua occidental no se encuentran en ninguna biblioteca española. Qué duda cabe que en determinados casos la enorme trascendencia del citado artículo ha exigido su traducción o petición a alguno de los centros internacionales de distribución de información biomédica o a los propios autores. Sin embargo, no parece que esto sea el proceder habitual.
Por los motivos expuestos, la Revista de Ortopedia y Traumatología ha incluido en sus normas editoriales la exigencia inexcusable de remitir, junto con el manuscrito del artículo, la fotocopia de la primera página de todos y cada uno de los artículos que aparezcan en el listado bibliográfico. De esta forma no se puede cuestionar que los autores han tenido físicamente en la mano la revista en la que aparece el artículo citado y que, por tanto, lo han leído. Como muchos de vosotros sabéis, esto es ya casi habitual en un sinfín de revistas de Cirugía Ortopédica y Traumatología, así como en otras de ámbito más especializado o monográfico.
La revisión bibliográfica también suscita otras cuestiones, como, por ejemplo, ¿hasta cuándo y dónde debe extenderse? Es difícil de precisar con exactitud, pero cabe decir que hasta cuando sea necesaria o donde se haga imprescindible. En cuanto a la actualización de la búsqueda no existen parámetros temporales rigurosos, aunque sí puede afirmarse categóricamente que existe mucha información de la práctica totalidad de los temas y que el investigador debe recalar ampliamente en ella. La excelencia de una revisión bibliográfica podría basarse en una regla nemotécnica, que hemos llamado «regla de los cincos». Así, el 50% de los artículos revisados deben ser de los últimos 5 años, el 25% de los 10 años anteriores (el 75% de los artículos de los últimos 15 años), el 20% de los 15 anteriores, y el restante 5%, artículos históricos. Una buena revisión de la literatura debe aproximarse lo más posible a estos criterios, aunque tampoco se puede excluir de este apelativo de calidad a todas aquellas que no lo cumplan estrictamente.
En cuanto a la extensión del listado bibliográfico, parece razonable que los artículos de revisión (Temas de Actualización) solicitados por la Dirección de la Revista tengan un techo más elevado de número de citas que los trabajos de investigación clínica o básica no solicitados. Los motivos son inherentes a la propia estructura y finalidad del artículo: en un Tema de Actualización debe aportarse cuanta más información sea posible; en cualquier otro artículo no debe intentar demostrarse que el autor ha hecho un esfuerzo excepcional y que es conocedor de la materia, pues ello se supone. En este sentido tampoco hay reglas generales, pero el análisis de las revistas de nuestra especialidad publicadas en diversos países sugiere que la bibliografía de un artículo original no debe superar las 35 citas. Esto no quiere decir que no se deban revisar más artículos, bien al contrario, significa que el listado que acompaña al trabajo debe ser el realmente necesario para que el lector tenga la información más relevante en el caso que quiera profundizar en el tema, evitando los artículos marginales. Esta cifra debe reducirse en el caso de las notas clínicas a 10.
La revisión de la literatura es, pues, la cimentación intelectual de un artículo científico, por lo que debe ser rigurosamente estudiada y analizada, actualizada y no siempre necesariamente excesiva.
Dr. Juan González del Pino
Asesor Científico