Sr. Director:
He leído con gran interés el artículo publicado en la revista titulado «Polectomía abierta frente a percutánea en el tratamiento de la tenosinovitis estenosante del pulgar en el niño» por el doctor Ramírez Barragán et al1 en el que los autores realizan un estudio retrospectivo de 135 pulgares en 108 pacientes. Noventa y dos casos fueron tratados de forma abierta y 43 de forma percutánea, presentando un porcentaje de recidivas del 6,5 y 34,8%, respectivamente. Los autores concluyen que la técnica percutánea para el pulgar en resorte es un procedimiento no recomendable en la población infantil. Describen el procedimiento colocando una aguja intramuscular distal al nódulo sobre la estructura anular A1, obteniéndose el rasgado de la polea al extender la articulación interfalángica. El postoperatorio discurre con el dedo inmovilizado en extensión durante una semana.
Creo necesario realizar algunos comentarios, habida cuenta de los resultados tan diferentes a otras series publicadas recientemente. Los autores no especifican en su artículo si han sido uno o varios los cirujanos que han intervenido a los pacientes, aspecto importante, ya que todas las técnicas más o menos novedosas y mínimamente invasivas presentan una curva de aprendizaje que puede sesgar el estudio, mas aún si se compara con una técnica quirúrgica bien conocida como es la polectomía abierta, vigente desde hace décadas, con una mínima curva de aprendizaje, y por tanto con escasa influencia en la serie presentada.
Ruiz-Ibán et al2 han publicado recientemente un estudio prospectivo sobre la liberación percutánea del pulgar en resorte en edad infantil en 27 pacientes intervenidos por el mismo cirujano y revisados por el primer autor, presentando únicamente un caso de recidiva siguiendo el método descrito por Eastwood et al3. En este trabajo los autores describen minuciosamente la técnica percutánea hasta el desbloqueo o desaparición de todo resalte al flexionar el pulgar. A continuación el dedo se inmoviliza con un vendaje blando y se enseña a los padres a movilizar el pulgar desde las primeras horas del postoperatorio. Los pacientes son examinados al tercer y décimo día para comprobar la movilidad del dedo. Tanto el procedimiento quirúrgico como el seguimiento inmediato de los pacientes parecen sensiblemente diferentes a los realizados por Ramírez-Barragán et al1.
Resultados similares obtienen Wang y Lin4 en un estudio retrospectivo similar al de Ramírez-Barragán et al, comparando el método abierto con el percutáneo para el pulgar en resorte en 61 niños con 72 pulgares, presentando un porcentaje de recidivas de 0 y 7,5% respectivamente, especificando que se trataban de casos tratados en la consulta externa con anestesia local y lógica escasa colaboración por parte del niño.
No obstante, sí es necesario decir y advertir claramente que la técnica percutánea presenta un índice de recidivas algo superior a la técnica a cielo abierto tanto en adultos como en niños. Pero el procedimiento abierto tampoco está exento de otras complicaciones como son las recidivas (6,5% para los autores del artículo), infecciones (2 casos), lesión de los nervios digitales y trastornos de la movilidad del pulgar. Mc Adams et al5 revisaron 30 pulgares en resorte intervenidos a cielo abierto en 21 niños con un seguimiento nada menos que de 15,1 años (rango 2-40 años) y llama la atención que el 17,6% presentaba una hiperextensión de la articulación metacarpofalángica, y hasta un 23% tenía una pérdida de la movilidad interfalángica, lo que podría traducir una lesión permanente de la polea A1, situación de difícil solución para su reconstrucción.
En conclusión, creo que los autores antes de contraindicar el procedimiento percutáneo en niños y existiendo publicaciones al respecto con resultados tan diferentes a los obtenidos por ellos, deberían revisar si la técnica quirúrgica empleada, así como el manejo de estos niños en el postoperatorio inmediato fue el adecuado. Aunque la recidiva del pulgar en resorte es más frecuente con el procedimiento percutáneo, esta es una complicación de fácil solución, no así las potenciales de la polectomía abierta. Por tanto, creo que el procedimiento percutáneo es un método seguro y eficaz en manos expertas, proporciona una liberación del tendón suficiente y puede evitar los frecuentes trastornos de la movilidad a largo plazo.
Finalmente, decir que la polectomía percutánea en niños empleando un pequeño tenotomo fue descrita por Klaus Chiari en 1953.
Los autores manifiestan que no existe conflicto de intereses en la realización del presente artículo.