Presentamos el caso de una mujer de 92 años con antecedentes destacables de enfermedad vascular cerebral, Parkinson, valvulopatía mitroaórtica moderada y leucemia linfática crónica.
Basalmente se trata de una paciente autónoma para las actividades básicas de la vida diaria con alguna limitación por déficit visual, pero que aún preserva algunas actividades instrumentales, sin deterioro cognitivo filiado y que vive sola en una autocaravana en un solar.
Ingresó para estudio de derrame pleural izquierdo acompañado de cuadro de infección respiratoria, fiebre e insuficiencia respiratoria. Se valoró la posibilidad de un derrame pleural paraneumónico no complicado, sin poder descartar componente de insuficiencia cardíaca asociado. Finalmente se procedió a realizar toracocentesis exploradora con obtención de un líquido purulento con características de exudado con predominio de polimorfonucleares, instaurándose tratamiento antibiótico con amoxicilina-clavulánico, tratamiento deplectivo y oxigenoterapia.
Días más tarde se obtuvo resultado del cultivo de líquido pleural positivo para Pasteurella multocida, considerándose como empiema primario. Interrogada sobre la situación basal, la paciente refería estar en contacto directo con gatos, lo que resultaba epidemiológicamente concordante.
Tras seis días de tratamiento con amoxicilina-clavulánico la paciente presentó buena evolución clínica y radiográfica, con mejoría del recuento de leucocitos del líquido pleural y negativización en el cultivo, completando posteriormente tres semanas de tratamiento antibiótico con amoxicilina hasta su resolución.
La manifestación clínica de esta patología suele ser inespecífica, pero es frecuente que afecte a pacientes inmunodeprimidos, siendo habitual en aquellos que mantienen contacto con animales, sobre todo perros (50-65%) y gatos (50-90%).
Es frecuente que este tipo de infecciones pasen desapercibidas gracias al amplio espectro de sensibilidad antibiótica a penicilinas, tetraciclinas y cefalosporinas. Sin embargo, puede resultar interesante obtener muestras microbiológicas antes de iniciar tratamiento empírico en aquellos pacientes con patología pulmonar crónica, ancianos e inmunodeprimidos cuya sospecha sea alta por contacto previo con animales, como fue nuestro caso.