Objetivo: Abordaje integral del paciente anciano ingresado por infección de herida quirúrgica. Importancia de una adecuada nutrición. Vigilancia de efectos secundarios. Papel del cuidador durante el ingreso.
Resumen de caso clínico: Mujer de 89 años con antecedentes de HTA, demencia mixta y fractura subcapital de cadera izquierda intervenida con colocación de prótesis parcial hace 6 semanas. Situación basal previa de dependencia parcial (Barthel 65), deambulación independiente recuerda tras cirugía, demencia GDS 5, vive en residencia y tiene muy buen apoyo familiar. Ingresa por infección de herida quirúrgica, realizándose recambio de la prótesis. Se aísla S.aureus resistente a meticilina, instaurándose tratamiento con vancomicina y rifampicina, inicialmente i.v.
Durante el ingreso la paciente permanece aislada, se encuentra más desorientada e inquieta de lo habitual y se establece una negativa a la ingesta.
Dada la situación hipermetabólica que implica una infección, y la cada vez más importante desnutrición de la paciente (albúmina<2), proporcionar un adecuado aporte calórico es de vital importancia. Se autoriza a la familia a aportar comida, que la paciente ingiere ligeramente mejor, y se combinan suplementos de distintos sabores, texturas y marcas, de modo que son mejor tolerados.
En relación con la administración de rifampicina i.v. aparecen cuadros de malestar generalizado, por lo que enfermería disminuye la velocidad de infusión, perdiendo eficacia. Este problema se limita al pasar el medicamento a vía oral.
Los familiares permanecen las 24h con la paciente, incentivando la ingesta, controlando las alteraciones del comportamiento (precisando así menos medicación) y acompañándola activamente en la deambulación, de modo que al alta mantiene la marcha (Barthel al alta 60).
Conclusiones: En pacientes complejos con infeccione de herida quirúrgica y tiempos de ingreso prolongados es imprescindible un abordaje integral enfocado a conservar la función y no solo tratar la infección. Agotar las otras opciones de nutrición enteral antes de plantear la colocación de sonda nasogástrica es lo más adecuado en estos pacientes. Es importante vigilar la aparición de efectos secundarios; en ocasiones solventarlos no es complicado. Un buen apoyo sociofamiliar facilita el manejo y mejora el pronóstico funcional.