La tuberculosis continúa siendo un problema de salud pública en España. Su presentación más habitual es la pulmonar, pero de las formas extrapulmonares cabe resaltar la ganglionar, que ha ido aumentando asociada a la progresión del VIH. La forma ganglionar es relativamente frecuente, pero dentro de ésta la presentación inguinal es excepcional1.
Presentamos el caso de un varón de 72 años con muy buen estado general, independiente para las actividades de la vida diaria y con antecedentes de sida con adenitis tuberculosa por Mycobacterium tuberculosis, hernioplastia inguinal derecha hacía 5 años y tratamiento domiciliario con rifampicina, etambutol y atripla (combinación a dosis fija de 600mg de efavirenz, 300mg de tenofovir y 200mg de emtricitabina). Acude a urgencias por dolor a nivel de bultoma inguinal derecho de tres días de evolución. A la exploración el paciente está afebril, con dolor a la palpación a nivel de bultoma inguinal derecho irreductible y sin datos de inflamación/infección. La analítica de sangre es normal. Se le realiza una ecografía abdominal que demuestra una tumoración inguinal derecha sugestiva de hernia inguinal incarcerada.
Ante la sospecha de hernia inguinal derecha recidivada incarcerada se interviene de urgencia. Se realiza una incisión inguinal derecha con salida de abundante contenido purulento del que se toma muestra para cultivo, objetivándose restos de la malla inguinal previa sueltos en medio del absceso. No se evidencia recidiva herniaria. Se realiza drenaje del absceso inguinal frío y lavado abundante de la herida. Se deja un drenaje y la herida parcialmente abierta. En el cultivo del absceso se confirmó la presencia de bacilos ácido-alcohol resistentes. Durante el ingreso es valorado por el servicio de Infecciosos que indica proseguir con el tratamiento tuberculostático y antirretroviral previo.
La incidencia de tuberculosis extrapulmonar oscila en los estudios entre el 15 y el 50%. Esta incidencia aumentó en países en desarrollo donde la incidencia global de tuberculosis y la coinfección por el VIH son más altas. Las localizaciones más frecuentes son la pleural y ganglionar en los pacientes inmunocompetentes y la miliar y ganglionar en los inmunodeprimidos2.
La tuberculosis ganglionar puede afectar a cualquier ganglio del organismo, siendo la presentación más habitual la cervical y muy poco frecuente la inguinal. La tuberculosis inguinal aparece generalmente como una tumefacción indolora unilateral, con escasos o ningún síntoma general o local. El cuadro puede permanecer indolente durante semanas, meses o incluso años, hasta que puede progresar presentado generalmente síntomas inflamatorios locales del ganglio: calor, rubor y dolor local, y ocasionalmente fistulización ganglionar1. Sin embargo, no debemos olvidar la existencia de los abscesos tuberculosos fríos3,4 que se presentan sin los clásicos síntomas inflamatorios locales y que en localizaciones como la inguinal pueden simular una hernia complicada como ocurrió en nuestro caso.