El conocimiento explícito de la magnitud del problema de caídas en una red de residencias de ancianos puede ser clave para estimular la implementación de intervenciones preventivas centralizadas1. Por este motivo, diseñamos un estudio con el objetivo de describir la incidencia de caídas y sus principales consecuencias en la red de residencias de ancianos de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia (CARM).
El diseño fue longitudinal (un año de seguimiento) y la población diana fue las personas de 65 años o más que residen en las 45 residencias para personas mayores de la CARM. Excluimos los sujetos incapaces de deambular al menos 5 metros y/o con enfermedad terminal. Mediante muestreo probabilístico por conglomerados bietápicos, intentamos asegurar una muestra de 319 sujetos para conseguir estimaciones con precisión de ±5% y confianza del 95%, para valores mínimos esperados del 35% (incidencia según estudios previos)2.
Una vez solicitado el consentimiento informado y entrevistado a cada participante, el personal sanitario de los centros cumplimentó un registro de caídas ad hoc sobre características y consecuencias de los incidentes. En base a este registro agrupamos los sujetos en «sin caídas» (ninguna caída), «alguna caída« (≥ 1 caída) y «caídas repetidas» (≥ 2 caídas). Consideramos las variables edad y sexo del sujeto, y las principales consecuencias de las caídas (físicas, miedo de volver a caerse, y necesidad de asistencia sanitaria).
Calculamos las tasas de incidencia de caídas (cuantitativamente y dicotómicamente en «alguna caída» y «caídas repetidas»), aportando las estimaciones puntuales e intervalos de confianza del 95% (IC 95%) para la muestra total y estratificada según edad y sexo. Analizamos las diferencias respecto a edad y sexo mediante el cálculo de la razón de densidades de incidencia y sus IC 95%. Finalmente, describimos las frecuencias de las principales consecuencias de las caídas.
ResultadosTrescientos diecinueve individuos de 11 centros, uno de cada comarca, cumplieron los criterios de inclusión e iniciaron el estudio. Sin embargo, analizamos 275 individuos de 10 centros, puesto que una institución decidió no facilitar los datos del seguimiento. El seguimiento medio fue de 8,4 meses/sujeto.
La mayoría son mujeres (61,5%) y la media de edad es de 81,6 años. De los 275 participantes, 75 sufrieron un total de 128 caídas durante el seguimiento (24 sufrieron caídas repetidas), con tasa de caídas de 67,5 por 100 personas/año. Las tasas de alguna caída y caídas repetidas son 39,5 y 12,7 por 100 personas/año, respectivamente (tabla 1). Si bien las tasas puntuales son mayores en las mujeres tanto para alguna caída (Hazard ratio [HR]: 1,65; IC 95%: 0,98-2,76) como para caídas repetidas (HR: 2,41; IC 95%: 0,90-6,46), el análisis bivariado de este factor no revela diferencia significativa.
Tasas de incidencia de alguna caída y de caídas repetidas (100 personas/año)
Sexo y grupo de edad (años) | T | N | Alguna caída (≥ 1 caída) | Caídas repetidas (≥ 2 caídas) | ||
Tasa de incidencia* | IC 95% | Tasa de incidencia* | IC 95% | |||
Mujer | ||||||
65-74 | 12,5 | 18 | 63,8 | 19,6-100,0 | 8,0 | 0,0-23,6 |
75-84 | 52,9 | 78 | 41,6 | 24,2-59,0 | 15,1 | 4,6-25,6 |
≥ 85 | 52,6 | 72 | 43,7 | 25,8-61,6 | 19,0 | 7,2-30,8 |
Total | 118,2 | 169 | 45,7 | 33,5-57,9 | 16,1 | 8,8-23,3 |
Varón | ||||||
65-74 | 19,8 | 30 | 40,4 | 12,4-68,4 | 15,1 | 0,0-32,3 |
75-84 | 32,9 | 52 | 21,3 | 5,5-37,1 | 0,0 | - |
≥ 85 | 18,8 | 24 | 31,9 | 6,4-57,4 | 10,6 | 0,0-25,3 |
Total | 71,5 | 106 | 29,4 | 16,8-41,9 | 7,0 | 0,9-13,1 |
TOTAL | 189,7 | 275 | 39,5 | 30,6-48,5 | 12,7 | 7,6-17,7 |
N: número de sujetos; T: tiempo de seguimiento (en años).
Considerando la población de estudio total (Ne=2.556), que es la población diana (Nd=3.635) menos el porcentaje de los que no cumplieron los criterios de inclusión (29,7%), estimamos que ocurren aproximadamente 2.098 caídas/año, afectando a 1.010 personas.
En cuanto a las consecuencias, cerca del 50% de las caídas no causaron ningún problema físico. Aunque las principales consecuencias físicas fueron leves: contusión, herida superficial o dolor (43,8%); se produjeron fracturas en el 7% de las caídas y traumatismo craneoencefálico en el 2,3%. Ocho de las 75 personas que cayeron sufrieron fractura (10,7%; IC 95%: 3,7-17,7). Respecto a las consecuencias psicológicas, la mayoría de los residentes refiere tener miedo de volver a caerse. Además, tras el 73,2% de las caídas fue necesario asistencia sanitaria.
DiscusiónEste estudio explicita la magnitud del problema de caídas en las residencias de ancianos de la CARM. Aunque existen intervenciones preventivas eficaces3, la incidencia identificada persiste al mismo nivel de los primeros estudios de hace casi 20 años (Figura 1). El muestreo utilizado posiblemente el primero que considera todos los ancianos institucionalizados de una comunidad autónoma, permite generalizar los resultados y quizás extrapolarlos a otras regiones que, igual que la CARM, no hayan implementado estrategias de prevención centralizadas. Adicionalmente, la incidencia identificada puede servir de parámetro/indicador para la evaluación de la efectividad de futuros programas de prevención aplicados a nivel regional.
Incidencia de alguna caída (≥1 caída) y de caídas repetidas (≥2 caídas), ajustada a un período de un año en residencias de ancianos españolas.
Estudios: 1994: García et al.4; 1996: Buz5; 1998: Fernández-Castañón y Cielos6; 1999: Bueno et al.7; 2000: Moreno et al.8; 2003: Guerra et al.9; 2006: Neira y Rodríguez-Mañas10,*; 2009: presente estudio.
* En este estudio, las caídas repetidas son definidas por tres o más incidencias.
Al generalizar el dato sobre fracturas, se prevé aproximadamente 121 fracturas/año en esta población (cerca de tres fracturas/semana). La mayor incidencia en relación a estudios previos en ámbito español2.
Podemos concluir, que la alta incidencia de caídas y sus consecuencias destacan la importancia del diseño sinérgico de intervenciones preventivas, tanto por parte del organismo gestor de la red de residencias como descentralizadas a nivel institucional. La coordinación efectiva de estas intervenciones puede ser útil para disminuir la magnitud del problema, explicitada en este estudio, y mejorar la seguridad y calidad de vida de las personas mayores que viven institucionalizadas.
Al Instituto Murciano de acción social, al personal responsable de las residencias y a las personas que decidieron participar del estudio.