El impacto en las funciones cognitivas de un confinamiento severo, como el acaecido en España debido a la expansión del síndrome respiratorio agudo severo coronavirus 2 (SARS-CoV-2), ha puesto de manifiesto las dificultades de acceso a la evaluación a personas mayores confinadas en su domicilio, así como el seguimiento de un posible deterioro cognitivo. Ante ello han ganado notoriedad herramientas que originalmente no fueron diseñadas y validadas en España para la evaluación del deterioro cognitivo a través del teléfono.
En el confinamiento inicial sufrido por la población española durante la primera ola de la COVID-19, las tecnologías digitales se convirtieron en una importante herramienta para mantener el contacto social, y en los meses posteriores se han continuado empleando. Pereiro et al.1 observaron que el contacto social a través de teléfono y/o videoconferencia es una medida a evaluar a la hora de estudiar los efectos a nivel cognitivo, funcional y afectivo del confinamiento en residencias.
El uso de la evaluación cognitiva mediante el teléfono tiene una serie de ventajas potenciales como su rápida administración o su potencialidad para ser utilizada en estudios epidemiológicos2. Los primeros instrumentos fiables de cribado cognitivo mediante el teléfono fueron el Telephone Interview for Cognitive Status (TICS)3 y el Hopkins Verbal Learning Test (HVLT)4. Desde finales de los 80 se han desarrollado diferentes instrumentos de fácil cumplimentación, que incluyen múltiples dominios cognitivos, y que presentan buena sensibilidad y especificidad5.
Sin embargo, existen pocos instrumentos con datos normativizados en población española, siendo el HVLT-R6 o el STICS-M7 ejemplos con posibilidades reales de uso. El HVLT-R fue validado en España mediante una muestra de 700 personas entre 18 y 90 años, presentando una excelente sensibilidad (96%) y especificidad (98%) a la hora de discriminar entre población sana y con demencia, y una muy buena validez concurrente y de constructo. La STICS-M fue validada en 1038 personas mayores de 55 años y obtuvo en torno a un 85% de sensibilidad y un 83% de especificidad, así como una moderada validez concurrente. Recientemente, el Centro de Prevención del Deterioro Cognitivo del Servicio de Prevención y Promoción de la Salud del Ayuntamiento de Madrid ha realizado un estudio de correlación de esta prueba con el Mini Examen del Estado Mental para determinar si el STICS-M es una prueba válida en el cribado de personas sanas, con deterioro cognitivo leve y demencia en población de personas mayores de 60 años. Se han obtenido puntos de corte para diferenciar sanos/deterioro cognitivo (sensibilidad 85% y especificidad 90%) y de sanos/demencia (sensibilidad 94% y especificidad 80%)8.
En el contexto anglosajón, los instrumentos de cribado cognitivo telefónico se han convertido en una alternativa real a los instrumentos de cribado tradicional. A pesar del tradicional escepticismo que los profesionales del sector hemos tenido hacia estas herramientas, la posibilidad de que se repitan situaciones de salud pública en las que la evaluación cara a cara no sea posible y, en general, el envejecimiento poblacional y la mayor diversidad de perfiles de adultos mayores, sugiere que instrumentos como los mencionados en esta carta, respaldados empíricamente, sean conocidos por los profesionales por su potencial utilidad para situaciones futuras que exijan o hagan recomendable la evaluación a distancia.