Delirium: marcador de estado del paciente geriátrico

El delirium se define como un síndrome que implica un agudo y fluctuante declive de las funciones cognoscitivas superiores. Su impacto en la población geriátrica habitualmente es subvalorado, tanto desde el punto de vista del diagnóstico como del pronóstico que se le asocia. Muchos clínicos desconocen la dimensión de las consecuencias pronósticas que se relacionan con el delirium. En esta revisión se presenta evidencia que sustenta que el delirium se asocia en forma independiente a un peor pronóstico global del paciente, evaluado en términos del incremento en el deterioro funcional, cognoscitivo, complicaciones intrahospitalarias y mayor riesgo de mortalidad. Asimismo, se discute el impacto del delirium en el sistema sanitario, en cuanto a incremento de tiempos de estancia, derivación y costes. Por esto proponemos que se considere el delirium como un marcador de estado de salud, lo que permitiría ampliar la valoración del delirium en dos aspectos fundamentales, primero la evaluación de que quienes lo presentan pertenecen a un grupo de pacientes de mayor riesgo de presentar eventos adversos. En segundo término, al incorporarlo como marcador de estado, permitiría obtener una evaluación de la calidad del funcionamiento de los servicios asistenciales que manejan pacientes ancianos dado que el delirium es en parte prevenible y su manejo es multidisciplinario y complejo.

Delirium is defined as a syndrome characterized by an acute and fluctuating decline in higher cognitive functions. The impact of this syndrome is often underestimated in the geriatric population both from the diagnostic and prognostic points of view. Many clinicians are unaware of the scale of the impact on outcomes of delirium. This review presents evidence that supports the view that delirium is independently associated with a worse oveoverall outcome, assessed in terms of greater functional and cognitive deterioration, intrahospital complications, and a higher risk of mortality. Likewise, the impact of delirium on the health system (increases in hospital stay, referrals and costs) is discussed. Therefore, we propose that delirium be considered as a marker of health status, which would allow assessment of this syndrome to be broadened to include two fundamental considerations: firstly, that persons with delirium belong to a group with a higher risk of adverse events and secondly, that delirium is a marker of health status, which would allow the quality of health services that manage elderly patients to be evaluated, given that delirium is partly preventable and its management is multidisciplinary and complex.