La dermatosis erosiva y pustulosa del cuero cabelludo (DEPCC) es un trastorno poco frecuente que ocurre en pacientes ancianos y que se caracteriza por pústulas, erosiones y costras que dan lugar a una alopecia cicatricial. Su etiología es desconocida, aunque se relaciona con traumas previos en cuero cabelludo1,2. Presentamos 2 casos de DEPCC en una mujer tras tratamiento quirúrgico de queratosis actínica bowenoide y en un varón después de tratamiento con imiquimod.
Caso n.° 1Mujer de 79 años de edad con antecedentes personales de tiña capitis por Microsporum gypseum en el 2004, con excelente respuesta a tratamiento antifúngico oral. En mayo del 2007 fue intervenida de queratosis actínica bowenoide y cierre del defecto mediante injerto dermoepidérmico con informe anatomopatológico que confirma el diagnóstico clínico y los límites quirúrgicos que están libres de lesión. A los 4 meses de la intervención, comienzan a aparecer en la piel de alrededor del injerto lesiones pustulosas que se erosionan con facilidad y dejan costras adherentes. Se realiza cultivo micológico, que es negativo, y se inicia tratamiento con antibióticos tópicos sin respuesta. Ante la sospecha de DEPCC, se pauta tratamiento con pomada de propionato de clobetasol con muy buena respuesta a las 2 semanas. En los meses siguientes se producen recidivas ocasionales que se controlan bien con champú de propionato de clobetasol al 0,1%, una o 2 veces en semana.
Caso n.° 2Varón de 75 años con antecedentes personales de cardiopatía isquémica y en seguimiento en nuestra consulta por queratosis actínicas en cara y cuero cabelludo, tratadas en múltiples ocasiones con aplicación de ácido tricloroacético. Finalmente, decidimos pautar tratamiento con imiquimod 3 días a la semana, durante 2 meses. Tras una respuesta inflamatoria intensa en el primer mes, que incluso obliga al paciente a suprimir temporalmente el tratamiento, las lesiones desaparecen completamente. Dos meses después, consulta de nuevo por la aparición de lesiones costrosas que se desprenden con facilidad y dejan erosiones superficiales localizadas en ambas regiones parietales, coincidiendo con la zona en donde había aplicado el imiquimod (fig. 1A). Con la sospecha clínica de DEPCC, iniciamos tratamiento con pimecrolimus crema con excelente respuesta clínica a las 4 semanas (fig. 1B)
DiscusiónLa dermatosis erosiva pustulosa del cuero cabelludo fue descrita por Pie et al3 en 1979 y, desde entonces, se han publicado unos 50 casos en la literatura de habla inglesa. Se manifiesta con costras que se desprenden con facilidad y pústulas más o menos íntegras que, en su evolución, dejan áreas de alopecia cicatricial. Aunque su etiología permanece desconocida, se cree que traumas previos podrían actuar como factores desencadenantes. Ejemplo de ello son los casos publicados en relación con cirugía previa de tumores cutáneos4–6, radioterapia, electrocoagulación y otros procesos locales como aplicación de 5-flúoruracilo o ácido tricloroacético, e incluso imiquimod, para tratamiento de queratosis actínicas, siempre sobre una piel con un daño actínico importante7. En nuestros pacientes, el trauma previo del injerto cutáneo y la aplicación del imiquimod coinciden con la literatura.
El diagnóstico diferencial es amplio, incluyendo procesos infecciosos, procesos tumorales como carcinoma espinocelular y queratosis actínica o incluso enfermedades ampollosas, como el pénfigo vulgar. Sin embargo, la aparición de las lesiones características en el cuero cabelludo de un paciente anciano con trauma previo y daño actínico debe hacernos pensar en esta entidad. La histología de las lesiones es inespecífica y en los cultivos del material purulento pueden crecer diversos microorganismos que no se consideran agentes causales, ya que los antibióticos no son eficaces. En cuanto al tratamiento de elección, son los corticoides tópicos de potencia elevada, como el propionato de clobetasol, durante periodos de tiempo variable6. En nuestra paciente n.° 1, la respuesta fue muy buena a las 3 semanas, pero en ocasiones hay que mantenerlo durante más tiempo y el riesgo de atrofia cutánea es elevado, por lo que se puede utilizar tanto el tacrólimus como el pimecrólimus por su mecanismo de acción similar al propionato de clobetasol y sin los efectos secundarios de éste último8. Otros tratamientos empleados son el calcipotriol y los retinoides tópicos9. Hemos de tener en cuenta que las recidivas tras suspender el tratamiento son frecuentes, por lo que estos pacientes deben ser revisados y más aún por el riesgo de carcinogénesis que conlleva el marcado daño actínico que tienen.
Presentamos 2 nuevos casos de DEPCC y creemos que, aunque no es una dermatosis frecuente, la participación de geriatras y dermatólogos es fundamental para evitar pruebas diagnosticas invasivas en estos pacientes de edad avanzada en los que la respuesta al tratamiento tópico va a ser excelente