Según la Sociedad Europea de Nutrición Enteral y Parenteral (ESPEN) el objetivo del despistaje de riesgo nutricional es predecir el pronóstico en función de unos parámetros nutricionales y ver si el tratamiento nutricional puede influenciarlo1. La intervención nutricional pretende mejorar el estado nutricional para mejorar el estado de salud disminuyendo las complicaciones y la morbilidad.
Realizar una correcta valoración del estado nutricional e interpretar sus resultados es una tarea compleja para los profesionales no especialistas. Se requiere el conocimiento de la técnica para realizar las medidas antropométricas, conocer cómo obtener una encuesta dietética e identificar los factores de riesgo. Además a menudo se requieren datos bioquímicos que pueden ser difíciles en entornos no hospitalarios. No es menor la necesidad de saber integrar todos los resultados para poder diagnosticar el estado nutricional. Tampoco se tiene siempre el acceso a especialistas en nutrición que puedan ayudar en este proceso. Una de las consecuencias de esta dificultad era la poca utilización, en la práctica clínica, de la valoración nutricional de manera sistemática, y por lo tanto, el infradiagnóstico de la malnutrición proteico-energética.
Para ayudar a identificar situaciones de riesgo o a cuantificar de manera agregada el estado nutricional se han desarrollado diferentes fórmulas e instrumentos de valoración nutricional como la Malnutrition Universal Screening Tool2 o la Valoración subjectiva global3. También diversas estrategias como la National Screening Initiative4 propuesta por la Academia Americana de Medicina Familiar, la Asociación Americana de Dietética y el Consejo Nacional del Envejecimiento. Pero, de entre todos ellos, uno de los instrumentos de valoración nutricional que más ha evolucionado y probablemente el más utilizado en personas mayores es el Mini Nutritional Assessment (MNA)5. Su desarrollo se ha realizado en 3 fases que comentaremos brevemente a continuación.
Su desarrollo y validación. El MNA fue validado específicamente en población geriátrica en Toulouse y publicado por primera vez en 19945. Tiene 18 variables agrupadas en 4 áreas que cubren los diferentes apartados de la valoración: antropometría, situaciones de riesgo, encuesta dietética y autopercepción de salud. Con una puntuación máxima de 30 puntos, el punto de corte se sitúa por encima de 23,5. Por debajo de 17 se considera una desnutrición y los valores intermedios son indicativos de riesgo nutricional. En España se publicó por primera vez en 19966. La principal aportación del MNA fue facilitar la realización de la valoración nutricional a un gran número de profesionales de la salud. Además permite la valoración del riesgo sin hacer otras pruebas complementarias.
El MNA short form (MNA-SF). En el 2002 se produce una evolución fundamental con la incorporación de una parte de cribaje, y la introducción del concepto de valoración en 2 fases. Para ello se reanalizaron datos procedentes de 151 casos de la muestra de validación inicial en Toulouse, Francia, y se combinaron con nuevos datos de 400 personas de Mataró, España y 330 de Nuevo México en Estados Unidos. Se seleccionaron un grupo de variables en función de su correlación con la puntuación total del MNA, su facilidad de administración y su correlación con el estado nutricional. El nuevo MNA-SF así desarrollado tiene 6 variables con una puntuación máxima de 14 puntos. El MNA-SF tiene una alta correlación con la puntuación total del MNA (r=.945). Utilizando un punto de corte ≥11 como normal tiene una alta sensibilidad y especificidad con una gran precisión diagnóstica para predecir desnutrición. Esta nueva versión venía a dar respuesta al relativamente alto número de variables del MNA inicial. Pero, además, con esta validación se iniciaba un nueva manera de utilizar el MNA en 2 fases, una primera para identificar a las personas en riesgo y la segunda en la que aquellas así consideradas puedan ser evaluadas con información adicional mediante el MNA total7.
MNA-SF revisado. Finalmente en 2009 se ha presentado una nueva versión del MNA en la que se propone definitivamente el uso del MNA-SF, incorporando un punto de corte para desnutrición. De esta manera, el nuevo MNA-SF permite clasificar a las personas valoradas en 3 grupos: 12-14 puntos, estado nutricional normal; 8-11, riesgo de desnutrición; 0-7 malnutrición. Otra importante novedad de esta validación es la posibilidad de sustituir el índice de masa corporal por la circunferencia de la pierna para permitir su utilización en personas que no pueden mantenerse de pie en quieres es difícil medir la talla y obtener el peso8. En este trabajo se analizaron datos de 2.032 pacientes que tenían el MNA completo. Los autores consideran que esta nueva versión hará aumentar todavía más la utilización del MNA para la valoración nutricional en la práctica clínica.
Casi 20 años después, el MNA se ha consolidado como uno de los instrumentos más utilizados en personas mayores. Su facilidad de uso, particularmente después de la última modificación, ha facilitado la realización de la valoración nutricional tanto en la práctica clínica como en la investigación. Se ha introducido como rutina en la valoración geriátrica tanto en pacientes ambulatorios como en pacientes institucionalizados.
Según datos aportados por diversos autores utilizando el MNA como instrumento de valoración, en personas mayores que viven en la comunidad la prevalencia de desnutrición es del 2±0,1% y la prevalencia de riesgo nutricional del 24±0,4% (21 estudios, n=14.149). En atención domiciliaria o atención ambulatoria 9±0,% y 45±0,9% respectivamente (25 estudios, n=3.119). En pacientes hospitalizados 23±0,5% y 46±0,5% (35 estudios, n=8.596) respectivamente. Y, en instituciones, 21±0,5% y 51±0,6% respectivamente (32 estudios, n=6.821)9,10. El elevado porcentaje de problemas nutricionales fundamentalmente en hospitales e instituciones confirman una vez más la necesidad de la valoración nutricional y la importancia del desarrollo y evolución del MNA. Además de ser utilizado en distintos entornos asistenciales, también se ha empleadoo en personas con enfermedades diferentes, destacando por su interés en geriatría su uso en población con enfermedad de Alzheimer u otras demencias11, con fractura de cadera12 o con cáncer13 entre otras. EL MNA ha ayudado a comprender la importancia del estado nutricional al haberse correlacionado con muchos indicadores pronósticos y de uso de recursos como: predicción de desnutrición proteico-energética, mortalidad hospitalaria en agudos y media estancia, institucionalización, estancia media, nivel funcional para las actividades de la vida diaria, polifarmacia, severidad del deterioro cognitivo, etc., aunque algunos autores han sugerido que realmente se trata de un instrumento para detectar a personas frágiles que tienen mayor riesgo para padecer eventos adversos de salud.
En conclusión, el MNA y su reciente versión reducida es un instrumento simple y útil para valorar el riesgo nutricional en personas mayores en la práctica clínica. Desde su validación en 1994 se ha utilizado en cientos de publicaciones y se ha traducido a más de 20 lenguas. Se ha incorporado a muchos programas de valoración geriátrica integral, donde encuentra su mejor utilidad, tanto en personas institucionalizadas como en la comunidad.