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Revista Española de Geriatría y Gerontología
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Vol. 33. Núm. 1.
Páginas 1-3 (enero 1998)
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Enero de 1948, enero de 1998
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EDITORIAL


Rev Esp Geriatr Gerontol 1998;33(1):1-3

Enero de 1948, enero de 1998

Jiménez Herrero, Fernando

 

Entramos en el año de nuestro Cincuentenario que la CALA (Comisión L Aniversario) creada por la actual Junta Directiva de la SEGG desea celebrar no sólo con actos de recuerdos, añoranzas de nuestros predecesores y glosas de sus ideas o discursos, sino con obras nuevas y hechos que dejen huella positiva, para que los que nos sucedan los recuerden cuando llegue nuestro Centenario, valorando que se les ayudó a seguir el camino de los fundadores, manteniendo sus objetivos, adaptados a los cambios y las necesidades de la Sociedad, según las circunstancias de cada generación.

Es lógico que en enero de 1998 hagamos una exposición de cómo y dónde estaban los que se disponían a crear la Sociedad Española de Gerontología cincuenta años atrás.

EL 21 DE ENERO DE 1948

Tras varios meses de intercambios de correspondencia, telegramas y llamadas telefónicas, pacientes entrevistas y oportunos cambios de ideas entre los Drs. Francisco Vega Díaz, Grande Cobian, Pañella y otros con los profesores Beltrán Báguena de Valencia y D. Gregorio Marañón en Madrid, etc., se conseguía que a mediodía del 21 de enero de 1948 en la sede del Colegio Oficial de Médicos de Madrid, en un edificio próximo a la puerta del Sol, calle de Esparteros, 9, se reunieran una decena de médicos, cuya edad media estaba alrededor de los cuarenta años y cuya formación, actividades profesionales y proyectos personales para su futuro eran muy diferentes, tenían en común el interés por los estudios sobre el envejecimiento y la mejora de la asistencial que se daba a los ancianos, deseaban una Sociedad española científica que agrupase a los interesados por la Gerontología y dentro de ella a la Geriatría.

Presidía la reunión el Dr. A. Crespo Álvarez, Presidente del Colegio de Médicos de Madrid, y contándole a él, eran once, casualmente el mismo número de los que se habían reunido en Londres unos meses antes, bajo la presidencia del Lord Amulree para constituir la British Medical Society for the Care of the Elderly, que cambiaría su nombre por British Geriatrics Society pocos años después.

Los convocados habían sido algunos más, pero los presentes eran: J. L. Arteta, anatomopatólogo del Hospital de Madrid, M. Beltrán Báguena, Catedrático de la Facultad de Medicina de Valencia, E. Escardó, psiquiatra, F. Grande Cobian, fisiólogo, F. Jiménez García, diabetólogo, Gregorio Marañón, Catedrático de Endocrinología y Director del Instituto de Patología Médica de Madrid, R. Navarro Gutiérrez, Tisiólogo, J. L. Rodríguez Candela, Catedrático de Patología General en la Facultad de Medicina de Valladolid, P. Sala Sampil, Médico del Instituto Nacional de Previsión y F. Vega Díaz, Jefe del Servicio de Geriatría del citado Instituto de Patología Médica que estaba en el Hospital General de Madrid, cuyo edificio es actualmente el Museo de Arte Reina Sofía.

Actuó de hecho como secretario y les había llamado a casi todos, el Dr. F. Vega Díaz, que junto con los Drs. Cobian y Beltrán Báguena habían redactado un proyecto de Estatutos o reglamento de la Sociedad que se pretendía constituir y una solicitud dirigida a la Dirección General de Seguridad, dependiente del Ministerio de la Gobernación, como era obligatorio entonces, según normas gubernativas vigentes.

En la solicitud manifestaban su propósito de constituir una sociedad que se denominaría: «Sociedad Española de Gerontología», para servir los intereses de España, a sugerencia y ruego del Dr. Korenchevsky, secretario de la Bristish Society for Research on Aging de Gran Bretaña, por existir el propósito de crear otras similares en diferentes países, con el fin de fomentar los estudios sobre el envejecimiento, agrupar a investigadores y clínicos de diversos países que se ocupan de los problemas de la senescencia, cooperar con la Sanidad Nacional en campañas de protección y mejora de la salud de los ancianos y participar en una Sociedad Internacional de Gerontología de próxima creación, integrada por países de un nivel medio o superior de cultura científica.

A los asistentes les dio la bienvenida al Presidente del Colegio de Médicos de Madrid, que les ofreció éste como sede provisional de la futura Sociedad y algún apoyo administrativo para iniciar sus actividades. Los reunidos iban a partir de cero, ya que no tenían más que buenos propósitos y una voluntad decidida de promover la Gerontología en España, dentro de un marco científico internacional serio. Los profesores Marañón y Beltrán Báguena tuvieron importante protagonismo en las intervenciones que hubo en el acto, cuyo coordinador efectivo era el Dr. Francisco Vega Díaz, que se ocupó de la tramitación burocrática de lo acordado.

La respuesta gubernativa llegó pocos meses después, era favorable, y el 17 de mayo de 1998 se constituiría la Sociedad Española de Gerontología en el mismo lugar.

31 DE ENERO DE 1998

En un acto, si no íntimo sí casi familiar, siendo el profesor José Manuel Ribera Casado sexto presidente de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) se reúnen los miembros de la Junta Directiva de la misma y varios de los más habituales colaboradores de ella en un local recién adquirido por dicha sociedad para ser su primera sede propia: 137 metros cuadrados en la primera planta de un buen edificio del madrileño barrio de Salamanca, en la parte más céntrica de la calle Príncipe de Vergara, 57-59.

Medio siglo después del acto que reseñamos antes la SEGG tiene dos mil socios, es multidisciplinaria, miembro activo e importante de la International Association of Gerontology, de la que fue fundadora. Existe la especialidad médica de Geriatría en España desde 1979, se imparte Gerontología en varias universidades españolas, anualmente son muchos los libros que se escriben e imprimen en nuestro país de temas geriátricos y gerontológicos y la Sociedad tiene su Revista como órgano de expresión propio desde 1966, sumando ya 33 años de publicación ininterrumpida con prestigio y difusión creciente. La SEGG otorga anualmente diplomas en Medicina Geriátrica y Gerontología Social, luego de una cuidada selección a quienes con su curriculum y superación de un examen demuestran capacidad para desempeñar actividades profesionales en la asistencia a los ancianos y todos los años aumenta el número y dotación a las mejores comunicaciones presentadas en sus congresos o reuniones, al mismo tiempo que incrementa el número de becas y de ayudas a la investigación.

Hoy sabemos más sobre el envejecimiento que hace medio siglo, pero aún nos falta por adquirir muchos conocimientos, para poder evitar bastantes patologías que hacen inválidos o dependientes a los ancianos y aumentar la esperanza de vida humana más en calidad que en años. Bien es verdad que la asistencia actual a los viejos ha mejorado mucho en nuestro país, diversificándose y llegando a medios sociales donde no llegaba, pero aún es posible hacer más y mejores instituciones geriátricas hospitalarias y sociales.

Evidentemente si no hubiese sido por la voluntad y empeño del presidente Ribera Casado de que la SEGG dispusiese de sede propia, con visión de futuro y decidida valentía, el acto inaugural de la nueva sede el 31 de enero de 1998 no hubiera sido posible. Tampoco lo hubiera sido sin el apoyo unánime de la Junta Directiva actual, que eligió la Asamblea Plenaria de la SEGG en 1995. Sería injusto silenciar en este editorial balance de medio siglo de la SEGG el nombre de quien con su buena gestión como Tesorero lleva la responsabilidad de las finanzas desde 1993: Rafael Sempere Soria, que ha hecho posible la adquisición del local que estrena la Sociedad, su remodelación, amueblamiento, etc., convirtiéndole en una sede digna, en un lugar adecuado, que el propio Rafa, como llamamos los amigos, buscó. En él esperamos tener una biblioteca propia, con medios informáticos actuales, unas oficinas independientes al servicio de todos los socios, y cuantas sugerencias o necesidades vaya trayendo el futuro a una Sociedad que crece y mejora de año en año.

Esta inauguración del 31 de enero de 1998 no es sino el primer acto de un año en el que la CALA y la Junta Directiva actual tienen preparadas otras realizaciones que demuestren la vitalidad de la Sociedad. En nuestras páginas ya han aparecido, amigo lector, las convocatorias de becas y premios, que multiplican por cinco sus cuantías de los años precedentes, y los anuncios de los plazos para inscribirse en nuestro XXII Congreso del próximo mes de junio, el del Cincuentenario, que tendrá un contenido y desarrollo especial, distinto a los precedentes. A lo largo de 1998 la SEGG mantendrá una compaña en todos los medios de comunicación posibles para tratar de llegar a su vieja aspiración de que no haya ningún hospital de agudos sin servicio de Geriatría, promocionará la realización digna del «Día del anciano» y la creación de la Fundación: «Envejecimiento y Salud», incrementará en cuanto le sea posible los cursos de verano interdisciplinarios, los de formación en gerocultura, en el conocimiento y manejo de Internet, etc. Este editorial sólo pretende recordar el camino recorrido entre dos eneros, separados entre sí medio siglo, para expresar la gratitud a todos los que hicieron posible la andadura de cincuenta años de la SEGG, ante todo a cuantos se hicieron miembros de ella, aportando sus cuotas anuales y las de su participación en sus reuniones o congresos y a los muchos que llevaron a ambos sus comunicaciones en las que contaban sus experiencias o inquietudes. También en estas líneas deseamos renovar nuestro reconocimiento a cuantas instituciones ayudaron y siguen ayudando a SEGG y a su Revista, órgano de expresión de la misma.

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