Las consecuencias del aislamiento social en el bienestar de los adultos mayores (AM) es un problema de salud pública que se ha visto exacerbado por la pandemia de la COVID-191. Estudios anteriores han reportado que el aislamiento genera que los AM tengan un mayor riesgo de tener síntomas de depresión y ansiedad2. En este sentido, la pandemia actual ha generado la aparición de una ansiedad excesiva a contraer la COVID-19, llamado también coronafobia3. Estas personas tienden a experimentar un conjunto de síntomas fisiológicos desagradables desencadenados por pensamientos o información relacionada con la COVID-194. La presencia de coronafobia se relaciona con la preocupación excesiva, estrés, síntomas de depresión, ansiedad e ideación suicida5. Debido al impacto de la coronafobia en la salud mental, esta carta científica tiene como objetivo evaluar la prevalencia de coronofobia en una muestra de AM peruanos. La identificación de aquellos factores que ponen a los AM en riesgo de deteriorar su bienestar mental es importante para planificar estrategias de prevención e intervención adecuadas.
Participaron 274 AM de la ciudad de Lima, Perú (64,6% mujeres), todos mayores de 65 años (Medad=67,86, DE=6,34). La mayoría de AM eran desempleados (62%), no habían sido diagnosticados de COVID-19 (98,9%), ni tenían familiares o amigos diagnosticados (88,7% y 74,1% respectivamente). El 67% informó tener un buen estado de salud. No se incluyeron los AM con deterioro de la conciencia, demencia u otros trastornos mentales y que no dieron su consentimiento informado. Los participantes fueron seleccionados mediante un muestreo tipo bola de nieve entre el 3 y el 31 de agosto de 2020. En este periodo Perú se encontraba en estado de emergencia y en cuarentena focalizada, donde el aislamiento social obligatorio se mantuvo en 5 regiones (Arequipa, Ica, Junín, Huánuco y San Martín) y en 20 provincias de otras 10 regiones del país. Lima metropolitana no estaba en cuarentena, pero superaba los 20.400 casos de la COVID-19 y más 8.500 de muertes por la enfermedad, según la sala situacional del Ministerio de Salud (https://covid19.minsa.gob.pe/sala_situacional.asp). Los AM dieron su consentimiento informado en el formulario en línea antes de responder las preguntas de la encuesta, que fue desarrollada y administrada mediante Google Forms. Para evaluar la coronafobia se utilizó la Coronavirus Anxiety Scale (CAS)4, conformada por 5 ítems con 5 opciones de respuesta cada uno (0=de ninguna manera, 1=rara vez, menos de un día o 2, 2=varios días, 3=más de 7 días, 4=casi todos los días en las últimas 2 semanas). El CAS fue diseñado para identificar casos probables de ansiedad disfuncional asociados con la pandemia de la COVID-19, y ha sido validada en población general peruana5. Además, tiene buenas propiedades diagnósticas (AUC=0,94, p<0,001), donde una puntuación ≥9 es considerada como óptima para distinguir con precisión entre personas con y sin ansiedad disfuncional (90% de sensibilidad y 85% de especificidad)4.
Los resultados indican que el 13,5% de los AM presentan coronafobia. Este hallazgo fue similar al 12,3% de AM ingleses que indicaron sentir síntomas de ansiedad durante la pandemia6. Estos niveles de coronafobia podrían aumentar la probabilidad de mantenerse en aislamiento social y ser un factor de riesgo para el desarrollo de otros problemas emocionales. Además, las mujeres tenían casi el triple de probabilidad de informar ansiedad disfuncional o coronafobia (OR 2,83; IC 95%: 1,22 a 6,55) en comparación con los hombres. Este no es un resultado inesperado, pues está acorde con lo reportado en la población general7; sin embargo, otro estudio con población más joven (edad promedio 32,72 años) no reporta diferencias por género4. Esto parecería indicar que las diferencias de la coronafobia entre hombres y mujeres pueden ser más marcadas conforme se avanza en edad. La mayor coronafobia en mujeres puede generar que malinterpreten sus propias sensaciones, y hacerlas más vulnerables al deterioro de su salud mental8. Sin embargo, un análisis más específico asociado a cada uno de los ítems indica que los participantes experimentaron pocos síntomas fisiológicos de ansiedad por COVID-19. Así, el 80,3% nunca o muy rara vez se sintió mareado, aturdido o débil cuando leyó o escuchó noticias sobre la COVID-19, el 78,1% nunca o muy rara vez tuvo problemas para dormir, o se sintió paralizado por pensar o estar expuesto a información sobre la COVID-19. Asimismo, el 88% y el 85% reportaron no haber perdido el interés en comer, ni sentir náuseas o problemas estomacales cuando pensaban o estaban expuestos a información sobre el coronavirus respectivamente (fig. 1). Estos resultados pueden explicarse, ya que la mayoría de participantes han estado en un entorno seguro, el cual evitó que se infecten con la COVID-19; además de no tener familiares o amigos diagnosticados. Esto sugiere replicar el estudio en AM que estén en un contexto de riesgo (como aquellos residentes en asilos o con enfermedades preexistentes).
Porcentajes de respuesta a los 5 ítems de la CAS.
1: me sentí mareado, aturdido o débil cuando leí o escuché noticias sobre el coronavirus; 2: tuve problemas para quedarme dormido porque estaba pensando en el coronavirus; 3: me sentí paralizado o congelado cuando pensaba o estaba expuesto a información sobre el coronavirus; 4: perdí interés en comer cuando pensaba o estaba expuesto a información sobre el coronavirus; 5: sentí náuseas o problemas estomacales cuando pensaba o estaba expuesto a información sobre el coronavirus.
El impacto negativo de la COVID-19 en la salud mental es una prioridad de investigación9. Por lo tanto, los hallazgos de este estudio sugieren que puede ser un problema relativamente común en adultos mayores. Debido al creciente envejecimiento de la población, es importante realizar estudios que permitan determinar la prevalencia de problemas de salud mental en los AM para orientar a los profesionales y responsables políticos en su prevención y tratamiento, reduciendo costos, y contribuir a la mejora de la calidad de vida de los AM. Sin embargo, es necesario realizar estudios longitudinales, con mediciones adecuadas, para aclarar la dirección causal y los resultados de los síntomas de ansiedad disfuncional en AM. Además, ya que los ítems del CAS miden síntomas de arousal fisiológico asociados con la ansiedad, se hace necesario evaluar también aspectos relacionados con la preocupación con otras medidas como la Fear of COVID-19 Scale10. Por último, estudios futuros deberían incluir participantes con problemas mentales preexistentes (como ansiedad y depresión, tanto clínica como subclínica), que podrían presentar una mayor vulnerabilidad para el desarrollo de la coronafobia y otros riesgos para su salud mental11.