Recientemente Viladrosa et al. han publicado en su revista una interesante revisión que refuerza la importancia de los programas de ejercicio multicomponentes en la prevención de la fragilidad1.
La elevada prevalencia del estado de prefragilidad en la población mayor en España2 y la evidencia de poder revertir ese estado o de prevenir su evolución al estado de fragilidad3, justifica la aparición del «Documento de consenso sobre prevención de fragilidad y caídas en la persona mayor» publicado por el Ministerio de Sanidad4, que promueve la detección precoz de la fragilidad en personas mayores, ya incorporada a la Cartera de Servicios de Atención Primaria, y la prescripción del ejercicio físico desde este ámbito.
A pesar de que las intervenciones en ejercicio son actividades altamente coste-efectivas5, su puesta en marcha en personas mayores frágiles precisa de una adecuada planificación y de elevados recursos, y en un momento como el actual, de escasez y sobresaturación del trabajo en atención primaria, es especialmente importante valorar el grado de aceptación a un programa de estas características por parte de la población mayor.
En este contexto, nuestro grupo llevó a cabo un estudio piloto de un programa de ejercicio físico en una población de personas mayores de 70 años susceptibles de prescripción del mismo, para conocer el grado de adherencia. Para ello, se partió de una muestra de base poblacional en el área de influencia del Centro de Salud del Barrio Peñagrande (Distrito Fuencarral, Madrid), donde la prevalencia de prefrágiles era del 63,8%6. Los criterios de inclusión se realizaron con base al cribado descrito en el Documento Consenso del Ministerio6.
En función de las recomendaciones de diversos autores4,7,8, en 2016 se diseñó una intervención piloto de ejercicio físico multicomponente sobre pacientes prefrágiles. El programa consistió en 36 sesiones de 1h/3 veces por semana/durante 3 meses, para grupos de 30-35 personas. Las cualidades físicas trabajadas fueron flexibilidad, resistencia aeróbica, potencia muscular y equilibrio. Cada sesión consistió en: 10min de calentamiento, 20min de caminata en los alrededores del centro de salud (90% terreno llano, 10% de pendiente suave), 20min de ejercicios isotónicos e isométricos con balones de goma, se finalizaba con 10min de ejercicios de enfriamiento. Las sesiones de ejercicio fueron dirigidas por una fisioterapeuta con el apoyo de una enfermera y médicos residentes en medicina de familia durante el ejercicio aeróbico.
La adherencia se midió según el número de sesiones por semana al que asistieron. Se consideró una adherencia alta (>70% del programa completo) a la participación en ≥25 sesiones lo que equivale a ≥9 semanas, un indicador recomendado en otros estudios9,10.
De los 330 sujetos de la muestra poblacional de Peñagrande, 167 cumplieron los criterios de inclusión para el estudio piloto (fig. 1). El 52,7% eran mujeres y la edad media 79,7 (±5,3) años. No se encontraron diferencias estadísticamente significativas entre ambas poblaciones en variables demográficas, comorbilidad o en la tasa de supervivencia a los 2 años de la realización del estudio (abril 2018).
Diagrama de flujo de participación en el programa de ejercicio estructurado multicomponente para individuos prefrágiles en la comunidad.
* Criterios de inclusión: Mayores de 70 años que son: A) Personas prefrágiles según los criterios de Fried (1 o 2 de los 5 criterios: pérdida de peso >5%, baja actividad física, lentitud en la marcha, debilidad en la mano dominante y agotamiento), y/o B) Personas independientes (respuesta negativa a las preguntas: ¿Tiene dificultades en caminar 400m? y ¿Tiene dificultades en subir un piso de las escaleras?) y con desempeño físico limitado (puntuación total en el SPPB<10) según criterios del documento de consenso sobre prevención de caídas y fragilidad en la persona mayor del Ministerio de Sanidad4,6.
Rechazaron participar en el programa 116 individuos (69,5%). No se realizó la evaluación específica de las causas de rechazo.
De los 51 sujetos que aceptaron participar, el 54,9% eran mujeres y su edad media de 78,4 (±4,9) años. De esta muestra el 7,8% abandonó debido a problemas de salud intercurrentes. El 29,5% abandonó el programa antes de la 8.ª semana. La adherencia al programa fue de un 62,7% de los individuos que aceptaron participar.
A pesar de este dato que reflejaría una adherencia aceptable, entre los participantes, nuestros resultados muestran un elevadísimo rechazo a participar o en cumplir con el programa diseñado (80,8% de los pacientes a los que se ofertó el programa) cuando tenemos en cuenta el número total de pacientes con necesidad de prescripción de ejercicio.
Son varios los factores que pueden influir en la adherencia a un programa de ejercicio en adultos mayores: la accesibilidad, el formato del programa ofertado, la actitud del paciente al creer que es demasiado mayor para realizar ese tipo de actividades, sin olvidar el compromiso de los profesionales sanitarios con el buen desarrollo de la intervención9.
La baja aceptación de este tipo de programas, resalta la importancia de realizar estudios sobre su factibilidad y eficiencia antes de generalizar su prescripción o incluirlos en la cartera de servicios en atención primaria. En este marco nuestro grupo ha obtenido una ayuda estratégica en salud (AES 2017; Instituto de Salud Carlos III) para continuar con esta línea de investigación.
FinanciaciónEste estudio piloto se enmarca en un proyecto parcialmente financiado con ayudas del Instituto de Salud Carlos III (PI09/2143), RETICEF (RD06/0013/1013) y fondos europeos FEDER.