La relación médico-paciente anciano es compleja y precisa de una buena comunicación. Uno de los problemas de la atención sanitaria es la falta de accesibilidad de los pacientes a los especialistas, y uno de los colectivos con menores recursos para ello son los ancianos. Las consultas telefónicas han demostrado conseguir una disminución de visitas hospitalarias innecesarias1, mejoran los síntomas emocionales2, de forma planificada mejoran el estado de salud en pacientes crónicos y vulnerables3, disminuyen el número de ingresos hospitalarios en el caso de enfermos de alto riesgo con EPOC4, disminuyen la mortalidad y el número de ingresos hospitalarios en enfermos con insuficiencia cardiaca crónica5, disminuyen las visitas a urgencias tras el alta hospitalaria6, y mejoran la adherencia al tratamiento en pacientes con polifarmacia7.
Con el objetivo de establecer nuevos y ágiles cauces de comunicación y mejorar la accesibilidad, en el año 2011 iniciamos una consulta telefónica abierta a todos los pacientes con horario de 8:00 a 8:30h, como actividad complementaria a la consulta externa. En dichas consultas evaluamos ancianos, en general con rasgos de fragilidad. En la primera consulta se obtiene un análisis de sangre y todos los ancianos se van a su domicilio con un informe médico donde figura el teléfono de contacto y se hace hincapié en que pueden consultar telefónicamente el resultado de analíticas, pruebas, efectos adversos o cualquier incidencia que surja y desborde a atención primaria. La llamada de teléfono la recoge directamente el médico.
A lo largo de 2012 se evaluaron a 373 primeros pacientes, 1.172 consultas sucesivas y 540 interconsultas (IC) telefónicas. Nos planteamos observar de forma prospectiva cuantas IC telefónicas se realizaban y con qué objeto a lo largo de 30 días hábiles (16 de mayo de 2013 a 27 de junio de 2013). En dicho periodo se recibieron 104 llamadas telefónicas, con una media de 3,43 (1,41) por día. De 68 pacientes se recibió una sola llamada, 15 pacientes llamaron 2 veces y 2 pacientes nos consultaron 3 veces.
La edad media de los pacientes fue de 83,65 (5,06) y 30 llamadas correspondieron a varones (28,8%) y 74 a mujeres (71,2%), proporción similar a la de pacientes vistos en consulta en ese mismo año (33,04% varones y 66,95% mujeres, con una edad media de 82,20 años).
El objeto de la llamada fue informar del resultado del análisis en 36 casos (34,61%), valorar trastornos de conducta en 25 casos (24,03%), síntomas médicos en otros 25 casos (24,03%), consulta de resultado de pruebas de imagen en 12 casos (11,53%), y valorar posibles reacciones adversas a fármacos en 6 casos (5,76%).
En 56 pacientes (46,15%) se modificó el tratamiento: en 8 pacientes se redujo la medicación y en 2 casos se retiraron fármacos, en 3 pacientes se prescribieron y se retiraron fármacos a la vez, y en 43 se prescribieron o se aumentó la dosis de fármacos recibidos. Los fármacos prescritos de novo o bien que se aumentó la dosis fueron:
- –
Neurolépticos 16 (2 típicos y 14 atípicos); vitamina D 11; antidepresivos 10 (trazodona 5, mirtazapina 3, sertralina 1 y venlafaxina 1); antihipertensivos 8 (diuréticos 4 y otros 4).
- –
Hierro oral 8; vitamina B12 4; estatinas 4; analgésicos 4 (2 opioides); digoxina 3; antibióticos 3, laxantes 2, L-tirosina 2 y otros 8. La medicación retirada o que se redujo su dosis fue: psicotropos en 5 ocasiones, opiáceos en 2 ocasiones y otros 7.
Como conclusión de nuestra experiencia podría decir que en una consulta telefónica dirigida a ancianos frágiles destaca que casi la mitad de las llamadas son para obtener el resultado de pruebas analíticas y de imagen, y la otra mitad dedicadas a problemas clínicos, especialmente a trastornos de conducta, todo ello en concordancia con la importancia que se le dan a las pruebas complementarias en la sociedad actual y con los problemas médicos que más alteran la dinámica familiar. Respecto a la medicación y relacionado con el punto anterior son los fármacos psicótropos los más prescritos.
Consideramos que las IC telefónicas pueden ser útiles en la práctica diaria de la geriatría, nos permiten mejorar la relación con nuestros pacientes aumentando su confianza y accesibilidad; nos permiten resolver problemas de forma ágil, y evitar visitas y desplazamientos a otros estamentos sanitarios, y disminuyen el consumo de recursos y, por tanto, los costes sanitarios. El próximo objetivo será un estudio controlado con el fin de determinar si obtenemos resultado en cuanto a visitas a atención primaria, visitas a urgencias, disminución de ingresos, etc.