Hace solo un año titulábamos este editorial de posicionamiento anual incluido en el primer número del año de Revista Española de Geriatría y Gerontología (REGG) con un esperanzador «Todos juntos venceremos»1, desde el profundo sentimiento de que la colaboración entre el comité editorial de REGG y de la junta directiva de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG), junto con el de todos los profesionales que trabajan en el día a día en el ámbito de la geriatría era básico para avanzar en conseguir la mejor revista posible.
Por ello no fue una buena noticia para este equipo editorial que finalmente el prometido bilingüismo (español e inglés) en que este comité había puesto tantas esperanzas para aumentar la visibilidad y divulgación de los artículos publicados en REGG no haya podido culminarse2,3. Por lo que actualmente, solo ocasionalmente el comité editorial de la REGG ha aceptado, y seguirá haciéndolo, algún trabajo redactado en inglés.
Tampoco fue una buena noticia, el adelantamiento, de un relevo pactado, de una persona que ha sido los últimos años el alma de REGG, como es Juan José Baztán, ahora y siempre gran profesional, pero mejor persona y amigo.
No todo son noticias negativas, y la marcha del Juan José Baztán ha comportado la llegada de Isabel Lozano-Montoya, cargada de ilusión, como la que aportó anteriormente Elisabeth Sánchez, y con ambas se ha consolidado un recambio muy válido en la sección de Ciencias Clínicas.
También es positivo el hecho de cómo se comentaba en el editorial del 20181 los indicadores bibliométricos actuales de REGG en comparación con revistas de nuestro entorno son más que aceptables y se han mantenido estos valores similares en el último año con respecto a las citas métricas de Cite Score de Scopus que son indicadores completos, transparentes, y gratuitos para títulos de serie en Scopus resaltando los resultados del Source Normalized Impact per Paper (0.408), que vendrían a cuantificar la repercusión (citación) por parte de las revistas de la especialidad, y resaltan la repercusión de la REGG en el mundo de la geriatría y de la medicina general.
Y aunque periódicamente revaloramos la posibilidad de volver a solicitar la concesión de un Factor de Impacto (FI) para la revista, no hemos conseguido revertir el círculo vicioso, como sí lo hicieron otras sociedades científicas, de que «sí» se apueste a tope, por la revista de la sociedad (REGG) desde todos los campos de la geriatría de habla castellana enviando ya artículos con capacidad de generar citas en la comunidad científica internacional, y no se espere a que REGG tenga este FI para hacerlo.
Hoy en día REGG sigue recibiendo un número aceptable de manuscritos que obliga a unas cifras de rechazo de más de la mitad (59%) de los manuscritos sometidos a revisión, en muchas ocasiones a pesar de su calidad científica y de forma4, aunque sigue faltando como se ha comentado estudios multicéntricos y con tamaños muestrales grandes. La REGG es un vehículo común de toda la geriatría y gerontología española y latinoamericana, y si realmente deseamos su crecimiento y la obtención del anhelado FI es labor de todos colaborar en dicha obtención.
Como en años anteriores es básico recordar que REGG es mucho más que su comité editorial, y por ello es básico agradecer su confianza y colaboración a todos los autores, a las personas que han ejercido el rol de revisoras con su siempre inmejorable predisposición y eficiencia, y al soporte del equipo editorial de Elsevier.
A modo de conclusión y enlazando con el título de este editorial, esperemos que los cambios vuelvan a realizarse, en positivo y que ya, incluso, por qué no, en el proceso editorial de estas reflexiones, tengamos una geriatría unida con un objetivo compartido de potenciar una REGG bilingüe.