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Inicio Revista Española de Geriatría y Gerontología Medio siglo de convenciones geriátricas y gerontológicas en España
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Vol. 35. Núm. 3.
Páginas 123-125 (mayo 2000)
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Medio siglo de convenciones geriátricas y gerontológicas en España
Half a century of geriatric and gerontological convention in Spain
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F. Jiménez Herrero
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EDITORIAL


Medio siglo de convenciones geriátricas y gerontológicas en España

Jiménez Herrero, F.

Ex-presidente de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología.


La celebración en este año 2000 del cincuentenario del primer Congreso Español de Geriatría, realizado en Barcelona en 1950 por la entonces casi recién nacida Sociedad Española de Gerontología, es ocasión para comentar y hacer unas reflexiones sobre las muchas convenciones: congresos, reuniones, jornadas, etc., realizadas en nuestro país sobre temas geriátricos y gerontológicos.

En primer lugar, de las que tienen más raigambre, asistencia y repercusiones en el mundo profesional, científico y socio-sanitario de nuestro país, las de la Sociedad Española, que comenzó siendo un pequeño grupo de unas docenas de médicos bajo la denominación de Sociedad Española de Gerontología y se transformó en la interdisciplinaria actual Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG), con más de dos mil miembros de múltiples profesiones de formación universitaria, el 75% médicos, más de 400 especialistas en Geriatría, de 300 diplomados en Medicina geriátrica, de 100 en Gerontología Social, varios cientos de Atención Primaria, psicólogos, trabajadores sociales, educadores, etc.

Sus sucesivos 23 congresos y 19 reuniones nacionales, por el creciente número de sus asistentes, aumento de la complejidad de su organización y mejora de la calidad en las exposiciones de los temas desarrollados, han ido dando más categoría social, sanitaria y científica a las convenciones de la SEGG, que son ya siempre noticia de ámbito nacional.

Si el primer Congreso de Geriatría realizado gracias a la gran vocación, interés y esfuerzos del Dr. Mariano Pañella Casas en Barcelona, con la ayuda y afecto de los colegas catalanes más destacados de entonces, fue un éxito y noticia médica de aquel 1950, en los quince años siguientes, la SEGG parece dormida, salvo en los pocos días de su segundo congreso en Valencia en 1952, pues no es hasta 1966, con un relevo generacional en su Junta Directiva y sus bases, cuando se establece continuidad anual en la realización de sus convenciones y cambios en las conclusiones y objetivos de sus congresos o reuniones nacionales. En gran medida el mérito del despertar de la SEGG, patente en la década de los años setenta, se debe al Dr. Alberto Salgado Alba, Jefe del Servicio de Geriatría del Hospital Central de la Cruz Roja Española en Madrid y sus colaboradores, que en diez años como secretario y otros tantos como presidente de la SEGG, supo llevarla con prudencia y constancia por los caminos correctos para su arraigo, desarrollo y logro de sus objetivos, uno de ellos que la Geriatría fuese reconocida especialidad de formación hospitalaria vía MIR en 1979.

Saldría de los límites obligados de un editorial reseñar, aunque fuera muy resumidamente, la sucesión de congresos y reuniones de la SEGG, recuerdo y agradecimiento a sus realizadores, su contenido y conclusiones, etc., que relatamos brevemente en un artículo informe en otras páginas.

A la par que crecía la SEGG, presente en los foros internacionales de la «International Association of Gerontology» (IAG) desde su creación en 1950, su presencia en sus congresos era casi sólo testimonial en los veinte primeros años de su existencia. Fue aumentando la asistencia y participación de sus miembros a los mismos en las décadas de los setenta y ochenta y recíprocamente los congresos o reuniones de la SEGG comenzaron a recibir participantes de otros países: iberoamericanos, pero también de diversos países europeos: italianos, franceses, rumanos, portugueses, etc., siendo el Congreso realizado en Palma de Mallorca de 1975 el primero que rebasó la cifra de 400 asistentes, de ellos más de medio centenar extranjeros.

La inclusión de temas no solamente médicos sino también sociales, psicológicos y de otras disciplinas fue lenta pero progresiva a medida que se iban incorporando a la SEGG nuevas ramas profesionales y al comenzar a concurrir los Médicos Internos Residentes (MIR) las aportaciones de éstos a las reuniones y congresos de la SEGG mejoraron en cuantía y calidad.

En la década de los noventa, bajo las presidencias de los doctores Francisco Guillén Llera y José Manuel Ribera Casado, en la que la Sociedad pasa de mil a dos mil miembros y la asistencia a sus congresos o reuniones paralelamente sube a más de un millar en varios, pasando de 2.500 en el especial de 1991 asociado a la realización del II Congreso Europeo de Gerontología. La cotización de la SEGG entre las sociedades médicas de España y entre las de Gerontología de todos los países crece.

Un hecho importante que se inicia en los años ochenta es la creación de las sociedades regionales o autonómicas, en las diferentes comunidades del Estado español, que no han sido competidoras sino colaboradoras o complementarias de la labor institucional, docente y política de la SEGG, a la que ayudan muy eficazmente en la realización de sus Reuniones o Congresos Nacionales y también en la política socio-sanitaria para los mayores en sus demarcaciones.

La decana y una de las más activas y numerosas es la Sociedad Andaluza de Geriatría y Gerontología, cuyo primer presidente (1981-1995) fue el Dr. Francisco Roca Roca. Sus reuniones anuales que comenzaron siendo de unas docenas de sus miembros, se transformaron en Congresos al tener que ampliar su duración y contenido, contando con muy numerosa y creciente audiencia.

A ella se debe la realización del Congreso Iberoamericano de Geriatría y Gerontología y XIX de la SEGG en Sevilla en 1992.

La Sociedad Catalano-Balear, creada en 1981, es actualmente la más numerosa y con más medios, habiendo contribuido al éxito del Congreso de la SEGG en Barcelona en 1988, siendo su presidente el Dr. Josep Rubies Ferrer. En el actual 2000 lo será bajo la presidencia del Dr. Antoni Mª. Cervera del especial extraordinario en el cincuentenario del Iº de 1950.

Muy numerosa y activa es la Castellano-Leonesa, que desde su creación en 1987 preside el Prof. Juan Antonio González y González, realizadora de la Reunión y Congreso de la SEGG en Segovia y Salamanca en 1990 y 1996, respectivamente.

También bastante numerosa y activa es la Sociedad Madrileña que, al crearse en 1987, presidió la Dra. Rosario Padilla Toledano y actualmente lo hace la Dra. Pilar Serrano Garijo.

Menos numerosas, pero no menos activas, son la Sociedad Levantina, que desde su fundación preside el Dr. D. José Garay Lillo, el cual ha sido entusiasta organizador de congresos, reuniones y asociaciones, la Gallega, que preside actualmente el Dr. Fernando Veiga, de Lugo, la Aragonesa, Castellano-Manchega, Murciana, Cántabra, Asturiana, Vasca, Navarra, Canaria, etc.

Fuera del marco de la SEGG se realizan en España convenciones de otras sociedades como la de Gerontopsiquiatría y Psicogeriatría y la de Enfermería Geriátrica y Gerontológica, o de entidades oficiales o privadas que ya tienen más de diez años de existencia, pero no han alcanzado la concurrencia y veteranía de la SEGG. Ellas también merecen nuestro reconocimiento por coincidir en bastantes objetivos comunes, por eso las recordamos fraternalmente en estas líneas.

Entre los congresos de antaño y los de los últimos nueve años no sólo hay las diferencias cuantitativas y cualitativas comentadas, sino también en medios audiovisuales, en diversidad de formas de participación y facilidades para la asistencia que han mejorado notablemente.

¿Todo ha sido mejorar en nuestras convenciones? Para los que somos muy veteranos en ellas hay algo personal perdido: en los congresos en que apenas se pasaba del centenar de concurrentes había un ambiente más familiar, las reuniones tenían algo de Club de amigos y los asistentes nos conocíamos y enterábamos de cuanto se exponía o comentaba. Actualmente la masificación de la concurrencia y la simultaneidad de sesiones hacen difícil hacer un buen seguimiento de una convención.

Con los avances de las tecnologías que informatizan todo, generalizan la utilización de Internet y correo electrónico, posiblemente en el siglo XXI se asistirá a los Congresos sentado en casa, mirando y escuchando un ordenador que nos ofrecerá en sus imágenes la sala de la convención que escojamos, pues las vídeo conferencias se servirán a domicilio, en directo o diferido, a nuestro gusto o conveniencia. Cómodamente se podrá hasta participar a distancia en los coloquios o discusiones, pero habremos perdido el sabor humano de la convivencia personal, el aliciente turístico y social de los congresos del siglo XX, en los que concurrir y participar era una aventura grata, una vivencia generalmente inolvidable. Horas y horas de viajes en trenes lentos o por carreteras de trazados sinuosos, pero con poco tráfico y a velocidades discretas, alojamientos en hoteles u hospedajes modestos y con medios económicos ajustados. Pero eso sí, la vocación, el deseo de ver a los antiguos amigos o conocidos, saber sus inquietudes, aprender cosas nuevas, exponer los trabajos propios y el ser fieles al «renovarse o morir» siguen igual hoy que ayer, para los que vivimos con la vocación a la gerontología y sentimos la práctica geriátrica como parte de nosotros mismos.

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