Sr. Editor:
Sufrir cualquier forma de maltrato en cualquier zona y a cualquier edad no es ni deseable ni necesario. No obstante, ocurre en todos los estratos sociales y representa una realidad que requiere respuestas formales e informales tanto de la sociedad como de sus instituciones.
En el estado de Nuevo León, ubicado en el noreste de México, la violencia, sobre todo familiar, es un tema de actualidad que hoy en día se tipifica como delito.
El maltrato en forma de abandono es más notorio cuando se trata de un menor que cuando se hace a una persona de edad avanzada. Sin embargo, las repercusiones negativas de este fenómeno social son mayores y, por consiguiente, las modalidades de atención deberían reflejar esta importancia.
Un estudio realizado en los años noventa sobre personas de edad avanzada, refleja que el 77,39% de este grupo poblacional está concentrado en la ciudad de Monterrey, la capital del estado y su área metropolitana1, donde existen diversas opciones de ayuda formal e informal. Tienen acceso, por ejemplo, a asilos (residencias geriátricas) privados y de beneficencia, comedores y otros programas administrados por asociaciones civiles, instituciones religiosas y gubernamentales.
En el ámbito rural, particularmente en el sur, la zona más desfavorecida del Estado (véase en: http://www.geocities.com/fer_tellez/mapa_3.html), las opciones de ayuda formal son más limitadas en términos cuantitativos y cualitativos. En esa zona el Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia, conocido como DIF, promueve la (re)integración familiar, y por ello no dispone de albergues ni interviene para canalizar al adulto mayor abandonado a un asilo. Sin embargo, previa aplicación de criterios internos, el DIF proporciona ayuda a los ancianos en abandono, particularmente con despensas y otros bienes materiales.
La ayuda informal, aunque es una opción que no requiere de trámites administrativos y traslados fuera de la localidad, es fuente de preocupación tanto para los beneficiarios (las personas de edad avanzada abandonadas) como para su(s) benefactor(es). Las principales preocupaciones son de índole legal, económica y social.
Por las circunstancias que rodean los casos de abandono, ofrecer ayuda puede alterar las relaciones sociales entre los residentes de la localidad, lo que ocasiona renuencia a involucrarse en la ayuda informal o a hacerlo de manera superficial.
En el ámbito rural, el desamparo del adulto mayor puede parecer irrelevante porque se trata de un contexto donde las expectativas de solidaridad, hospitalidad, respeto a la edad avanzada y a la propiedad ajena, entre otros valores, están más arraigadas. Sin embargo, un trabajo de campo, efectuado en comunidades rurales del sur del estado de Nuevo León, aportó indicios de que el abandono de los adultos mayores es un problema recurrente; un informante clave declaró que «en cada comunidad hay un caso así»2.
Según otro informante clave, la propuesta de recabar 5 pesos (alrededor de 0,4 dólares estadounidenses) mensuales como fondo para los ancianos desamparados en la localidad fue rotundamente rechazada3.
Los anteriores hallazgos señalan la pertinencia de un estudio sociológico en el área de referencia, a efecto de constatar la vigencia de dos conceptos --originalmente en idioma alemán-- relacionados con la evolución de la comunidad rural a la modernidad: son los de Gemeinschaft y Gesselschaft desarrollados en el siglo xix dentro del acercamiento teórico en sociología pura por Tönnies4,5. Este autor establece que las comunidades rurales, tipo Gemeinschaft, se organizan alrededor de la familia, del grupo y de la localidad con una economía principalmente agrícola y una vida política local, mientras que las sociedades urbanas, de tipo Gesselschaft, se organizan en metrópolis y estados-nación, con una economía basada en servicios e industria6,7.
Desde la perspectiva de la psicología social, las formaciones sociales son expresión de la voluntad humana. Tönnies distingue dos tipos de voluntad: la esencial (Wessenwille) y la arbitraria (Kumville). Al respecto, Tonnies considera a la voluntad esencial como característica de las comunidades rurales (Gemeinschaft) y la define como un derivado espontáneo del temperamento y el carácter de una persona8.
La voluntad arbitraria predominante en la sociedad urbana o moderna (Gesselschaft) se caracteriza por la capacidad de disociar los medios de los fines y de elegir los medios más eficientes para lograr un fin determinado. Según Tönnies, la transformación de una comunidad rural (Gemeinschaft) a urbana (Gesselschaft) no es lineal, y en cierto grado toda sociedad está conformada por manifestaciones de ambas voluntades9,10.
A la luz de este análisis, en la evolución social de comunidad a sociedad --la primera con prácticas tradicionales y sentido de pertenencia y la segunda más individualista, competitiva e impersonal--, aparece de manera notoria el carácter clave de la ayuda formal en cualquier ámbito de la vida. Cuando en el medio rural, y en particular en el caso del sur de Nuevo León, las fuentes de ayuda informal llegan a debilitarse, sin que se exprese de manera tangible la voluntad arbitraria, las personas de edad desamparadas pueden encontrarse en desventaja, respecto de las del medio urbano.
Las difíciles condiciones del medio rural en esta zona del estado representan una adversidad adicional cuando se tiene edad avanzada. Así las políticas sociales que se diseñan e implementan para el bienestar de la población deberían estar pendientes del cambio social en todas sus dimensiones, particularmente el tiempo y el espacio.
AGRADECIMIENTOS
A todos los informantes, al Consejo Nacional de Ciencias y Tecnología de México, al DIF Nuevo León, al Dr. Disraeli Fernández Mojica. Expreso mi profunda gratitud a la Lic. Alda de Hoyos, trabajadora social: Dios la bendiga siempre.
Financiado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología de México (CONACYT J29347-S).