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Vol. 41. Núm. 2.
Páginas 100-110 (marzo 2006)
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Percepciones cruzadas entre abuelos y nietos en una muestra de díadas: una aproximación cualitativa
Grandparents' and grandchildrens' perceptions in a dyadic sample: a qualitative approach
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Carme Triadóa, Feliciano Villara, Carme Soléb, María José Osunaa, Montse Celdrána
a Departament de Psicologia Evolutiva i de l'Educació. Universitat de Barcelona. Barcelona. España.
b Facultat de Psicologia, Ciències de l'Educació i de l'Esport Blanquerna. Universitat Ramon Llull. Barcelona. España.
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Tabla 1. Unidades de análisis, respuestas no sabe/no contesta (ns/nc) e índices de acuerdo kappa de Cohen para cada uno de los núcleos de contenido analizados
Figura 1. ¿Qué gusta más de los nietos/as? Opinión de los abuelos/as y opinión de los nietos/as sobre lo que creen que opinarán sus abuelos/as.
Figura 2. ¿Qué gusta menos de los nietos? Opinión de los abuelos/as y opinión de los nietos/as sobre lo que creen que opinarán sus abuelos/as.
Figura 3. ¿Qué gusta más de los abuelos? Opinión de los nietos/as y opinión de los abuelos/as sobre lo que creen que opinarán sus nietos/as.
Figura 4. ¿Qué gusta menos de los abuelos? Opinión de los nietos/as y opinión de los abuelos/as sobre lo que creen que opinarán sus nietos/as.
Figura 5. Temas de discusión entre abuelos/as y nietos/as según opinan ellos mismos.
Tabla 2. Índices de concordancia entre las parejas en cada uno de los números de contenido
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Introduction: the aims of the present study were threefold: a) to determine the perception (positive and negative aspects) of grandchildren by grandparents and vice versa; b) to identify areas of conflict between them, and c) to determine the degree of agreement among these questions (perception and areas of conflict) between grandparent-grandchild pairs. Material and methods: our sample was composed of 58 grandparent-grandchild dyads. Grandparents were aged between 57 and 89 years while grandchildren were aged between 14 and 19 years. Using a questionnaire with incomplete sentences, each participant had to evaluate the other member of the dyad and to predict how this member would evaluate him/her. The responses of grandparents and grandchildren on the same issue were analyzed together and a content analysis was performed. Results: our results seem to indicate that while the perception of grandchildren is centered particularly on features of personality and other individual attributes (whether positive or negative), the perception of grandparents gives greater weight to aspects that characterize the relationship with their grandchildren. This difference was especially marked in the responses of grandparents. Conclusion: areas of conflict tended to concentrate on the grandchildren's behavior, especially when mentioned by the grandparent. The degree of agreement among the categories to which the distinct responses of the participating grandparent-grandchild dyads were assigned was moderate to low (agreement of 35.1% to 64.4%, depending on the question).
Keywords:
Grandparents
Grandchildren
Intergenerational relationships
Family
Old age
Texto completo

INTRODUCCIÓN

El estudio de las relaciones entre abuelos y nietos es un área de investigación que ha suscitado un considerable interés en las últimas décadas1. La gran mayoría de estos estudios han utilizado bien preguntas simples, en las que abuelos y/o nietos han de valorar el grado de satisfacción con esa relación, bien cuestionarios más complejos y detallados en los que se intenta evaluar cuáles son las dimensiones o funciones que la caracterizan.

Los trabajos acerca de los posibles papeles que los abuelos pueden desempeñar y las actividades que suelen compartir con sus nietos son especialmente frecuentes2-4. Las actividades compartidas y el papel concreto que adopta el/la abuelo/a en su relación con los nietos está influido por variables como la edad de los abuelos5,6, la edad de los nietos7,8, el sexo del abuelo9,10, el sexo del nieto11,12 o la línea familiar, paterna o materna, de la que proceden los abuelos13,14.

Estas investigaciones sobre los papeles que desempeñan los abuelos tienen un gran interés, aunque no son la única manera para estudiar la relación que mantienen abuelos y nietos. Una forma complementaria de evaluar esta relación es preguntarse cuáles son los aspectos que unos valoran de los otros. Además de los papeles, las actividades que se realizan conjuntamente o el grado de proximidad y calidez afectiva de la relación, cualquier relación interpersonal implica necesariamente una percepción del otro, de sus cualidades y defectos, de lo que podemos esperar de él/ella o no. Así, la manera en la que los abuelos perciben a sus nietos (y viceversa) es un aspecto que contribuye a determinar la naturaleza de la relación y que hasta el momento se ha estudiado poco.

El análisis de las percepciones permite también que se expliciten no sólo los aspectos optimistas y favorables del otro, sino también otros que implican fricción o crítica. La mayoría de los estudios realizados hasta el momento han tenido poco en cuenta los aspectos menos positivos sobre las relaciones que mantienen las personas mayores con otros miembros de la familia15 y, en particular, con sus nietos. El foco principal de los estudios en este ámbito se ha centrado especialmente en lo que un miembro aporta al otro, comparte con el otro y cómo esta relación beneficia el desarrollo de ambos. En el caso de la relación entre abuelos y nietos, además, se ha sostenido que los abuelos siguen una «norma de no interferencia»16, tratando de no inmiscuirse en el cuidado, la educación y el control de sus nietos, tareas que corresponderían a los padres. Este hecho de mantenerse al margen podría contribuir a la ausencia de conflictos entre abuelos y nietos.

Sin embargo, la consideración de los aspectos menos positivos de la relación puede ser especialmente relevante en determinados momentos evolutivos. Por ejemplo, se ha argumentado que cuando los nietos entran en la adolescencia se implican de manera cada vez más autónoma en relaciones y contextos nuevos que demandan tiempo y energía, lo que puede resultar en un cierto sacrificio de la relación que se mantenía con los abuelos9,17. A medida que los jóvenes ganan independencia en este período, la frecuencia de la relación deja de depender tanto de la generación de los padres o de los propios abuelos para pasar a ser más voluntaria, lo que parece provocar un descenso en el contacto con los abuelos. Algunos autores8,18 explican este fenómeno a partir de lo que se ha denominado la hipótesis del interés generacional (generational stake): mientras que en los adolescentes este interés se centra en el logro de la autonomía y la separación de la familia, para los abuelos, sin embargo, su interés generacional estriba en el mantenimiento de la continuidad familiar. De esta hipótesis se derivan al menos dos predicciones: por una parte, podríamos esperar que para los abuelos la relación con los nietos (y con la familia en general) sea algo más central en su vida de lo que es para los nietos la relación con sus abuelos; por otra, estos intereses diferentes podrían llevar a los abuelos a presentar la relación en términos más positivos y satisfactorios que sus nietos. Sin embargo, los datos que poseemos hasta el momento no avalan totalmente estas predicciones: aunque la frecuencia y la implicación de los nietos en la relación pueda descender, es más discutible que la satisfacción que proporciona también decline. Así, mientras algunos estudios parecen apuntar a este descenso8,19, otros resaltan que la satisfacción permanece estable7.

La manera más adecuada de estudiar estas diferencias entre la perspectiva de los abuelos y la de los nietos es la recogida de muestras por parejas. En estos estudios, la pareja de abuelo/a y nieto/a evalúa la misma relación, lo que permite estudiar el contraste o la convergencia entre la perspectiva de cada uno. Sin embargo, debido a la gran dificultad de reunir muestras de parejas, este tipo de estudios han sido hasta el momento muy escasos y centrados, una vez más, en los papeles del/de la abuelo/a, actividades compartidas y satisfacción con la relación, sin tratar la percepción que cada miembro tiene del otro. Así, en uno de ellos, Block20 comprobó que, mientras en algunas dimensiones de la relación, como por ejemplo el papel atribuido a los abuelos o la de cercanía emocional, la congruencia entre abuelos y nietos era notable, en otras no lo era tanto. Por ejemplo, los abuelos informaban de un contacto menor con sus nietos que el reconocido por éstos. Al mismo tiempo, la insatisfacción con el nivel actual de contacto y el deseo de incrementarlo era mayor en los abuelos que en los nietos. En otro estudio, Crosnoe y Elder18 subrayan que algunos cambios, como la entrada del nieto en la educación secundaria, pueden reforzar ciertas cualidades de la relación a juicio de los abuelos, y enfatizar, por ejemplo, el incremento de su importancia como mentores. Al mismo tiempo, para el otro miembro de la pareja, este cambio no se producía e incluso los nietos llegaban a percibir esos intentos del abuelo de ejercer de mentor más como una interferencia que como una ayuda. Como observamos, en líneas generales, los resultados de ambos estudios son coherentes con la hipótesis del interés generacional que antes destacábamos.

Los objetivos del presente estudio se concretan en tres:

1. Explorar en parejas de abuelos y nietos adolescentes cuál es la percepción que cada uno tiene del otro, concretada en los aspectos positivos y negativos que abuelos destacan en sus nietos adolescentes y viceversa.

2. Conocer algunos de los posibles puntos de fricción que pueden existir en la relación entre parejas de abuelos y nietos adolescentes.

3. Conocer hasta qué punto hay un acuerdo o concordancia entre la percepción que un miembro de la pareja tiene del otro (concretada en aspectos positivos y negativos) y cómo ese otro miembro cree que se le percibe.

Para abordar estos objetivos hemos optado por la obtención de datos de tipo cualitativo y, en concreto, por el uso de un cuestionario breve de frases incompletas. Este tipo de cuestionarios plantean a los participantes una serie de inicios de frases que orientan a los individuos respecto a un tema, pero que han de completar de la manera que deseen. Aunque las respuestas obtenidas son en ocasiones ambiguas y más difíciles de analizar, este tipo de cuestionarios tienen la ventaja de que dejan al participante la libertad de completar la frase a su voluntad, sin restringirse a una serie de respuestas predefinidas diseñadas por el investigador. De esta manera, se consigue un abanico de posibles respuestas mucho mayor que puede reflejar de manera más fiel el rango de ideas relevantes para los participantes respecto a una determinada cuestión.

Los cuestionarios de frases incompletas se han empleado con personas mayores en numerosas investigaciones21,22. Cuentan con la ventaja adicional de que es más factible su aplicación en forma de entrevista, lo que resulta especialmente útil para los sujetos no familiarizados con los cuestionarios autoadministrables. Pese a ello, este tipo de cuestionarios presenta problemas como el de la deseabilidad social o la tendencia a no mencionar aspectos negativos cuando se valora a personas allegadas, sesgos que también afectan a los cuestionarios con alternativas cerradas de respuesta.

MATERIAL Y MÉTODOS

Participantes

En el estudio participaron 58 parejas de abuelos y nietos. Respecto a la muestra de abuelos, la media de edad se situó en 75,2, desviación estándar (DE) ± 7,15 años, siendo el más mayor de 89 años y el más joven de 57. De los participantes, 17 eran abuelos varones (29,3% del total) y 41, mujeres. Respecto al estado civil, la muestra se repartía en dos mitades exactas entre casados/as y viudos/as. El nivel educativo alcanzado por los abuelos y las abuelas de la muestra era más bien bajo: 29 de ellos mencionaban poseer únicamente estudios primarios, mientras 13 no habían completado este nivel educativo. Nueve participantes habían cursado sólo estudios secundarios o equivalentes, mientras que los que habían cursado estudios universitarios únicamente fueron siete.

La muestra de nietos adolescentes estuvo compuesta por 20 chicos y 38 chicas, de edades comprendidas entre los 14 y los 19 años. La media de edad se situó en 17,1, DE ± 3,18 años. En su mayor parte se encontraban realizando estudios universitarios (28 participantes). Once participantes estudiaban bachillerato o equivalentes, 16 cursaban educación secundaria obligatoria y sólo tres no estudiaban en el momento del estudio.

La frecuencia de contacto entre las parejas de abuelos y nietos de nuestro estudio era muy variable. Así, nueve parejas convivían juntas, cinco mencionaban verse cada día, 26 mantenían un contacto semanal (ya sea una única vez a la semana o varias), 17 mantenían un contacto mensual y una señaló que su contacto era anual.

La mayoría de las parejas (37 de las 58) procedía de una línea familiar materna, es decir, se trataba de abuelos/as por parte de madre.

Instrumentos y procedimiento

La recogida de los datos de las parejas se inició a partir del contacto con los abuelos. Se accedió a ellos a partir de la visita a un centro de mayores. Este centro dependía de la fundación de una caja de ahorros en la que acuden personas mayores jubiladas autónomas para realizar actividades sociales, de ocio y educativas. Tras conseguir el permiso de su director, se informó a los potenciales participantes de los objetivos del estudio. Para participar, el/la abuelo/a tenía que tener al menos un/a nieto/a que se encontrase en el rango de edad que nos interesaba (14-19 años). A los interesados, tras dar su conformidad a participar en el estudio, se les pedía que seleccionasen a uno de sus nietos adolescentes, en el caso de que tuviese más de uno en ese rango de edad. El entrevistado elegía libremente a uno de ellos, sin que el entrevistador ofreciese más criterios que el rango de edad en el que tenía que situarse. Cuando se preguntó por la razón para escoger ese/a nieto/a en concreto, la frecuencia de contacto fue la que se mencionó más habitualmente (25 de los 58 casos de la muestra definitiva). En segundo lugar, se daba preferencia al hecho de ser el/la único/a nieto/a o el único que cumplía los criterios de edad para participar en el estudio (14 de los 58 casos). Por último, ocho abuelos escogieron el nieto/a en función de con cuál de ellos se llevaban mejor o tenían más confianza. En 11 casos, el/la abuelo/a no dio ninguna razón y el/la nieto/a se escogió por el entrevistador entre todos los nietos que cumplían los criterios de edad adecuados y en función de la cercanía o facilidad de acceso para el propio entrevistador.

Una vez el/la abuelo/a seleccionaba un nieto o nieta, se le aplicaban los instrumentos de recogida de datos, y se especificaba que los contestase pensando exclusivamente en ese nieto o nieta. Se le pedía también que nos proporcionase un medio de acceso para que él o ella pudiese contestar también el mismo instrumento pensando en ese/a abuelo o abuela concreto/a.

Además de un medio de acceso (que en prácticamente todos los casos era el teléfono o la dirección), también se pedía al/a la abuelo/a que informase a su nieto/a de que en poco tiempo un entrevistador se pondría en contacto con él/ella. Inicialmente, 65 abuelos participaron en nuestro estudio, aunque en algunas ocasiones (en concreto, en siete casos) no fue posible el contacto posterior con el/la nieto/a. En este caso, el/la abuelo/a y los datos que ya había proporcionado se eliminaron de la muestra definitiva, que quedó de esta manera compuesta por 58 parejas. Cuando el contacto sí se realizó y el/la nieto/a consentía en participar en el estudio (en el caso de los menores se requería también el consentimiento de los padres), el entrevistador acudía a verle (generalmente a su propia casa, aunque en ocasiones el encuentro se realizó en un sitio público, en ocasiones en un bar, en un parque o en la propia vía pública) y le aplicaba los instrumentos de recogida de datos.

Los instrumentos de recogida de datos, que tanto abuelos como nietos tuvieron que completar, eran dos: una escala para evaluar la presencia de los diferentes papeles de abuelo identificados en la literatura científica (véase en Triadó y Villar6 los datos sobre el desarrollo de esta escala) y una serie de frases incompletas sobre la imagen que se tenía del otro y la percepción de la imagen que el otro tenía de ellos. En este estudio se presentan únicamente los datos en referencia a las frases incompletas. Adicionalmente, todos los participantes rellenaban un pequeño cuestionario en el que se recogían datos sociodemográficos como el sexo, la edad, el número de nietos y sus edades (en el caso de los abuelos) y el número de abuelos vivos y sus edades (en el caso de los nietos).

La consigna que se leyó a los participantes antes de completar las frases fue la siguiente: «Ahora le vamos a presentar una serie de frases acerca de su nieto/a. Estas frases están incompletas, y lo que le pedimos es que las complete usted de la manera que crea más adecuada. No es necesario que se detenga demasiado en cada frase, la primera respuesta que le pase por la cabeza suele ser buena».

Aunque la mayoría de nietos podía haber completado las frases por escrito de manera independiente, debido a que pensábamos que quizás esto no sería posible ni tan espontáneo en el caso de algunos abuelos, optamos por aplicar las frases incompletas en un formato de entrevista para todos los participantes. El entrevistador leía una frase, anotaba la respuesta y pasaba a leer la siguiente.

Las frases incompletas que los participantes tenían que completar fueron seis. Dos de ellas pretendían la evocación del atributo más y menos valorado acerca de su nieto/a (o de su abuelo/a). Eran las siguientes:

­ Si tuviera que elegir una sola cosa, diría que lo que más me gusta de mi nieto/a es que...

­ Si tuviera que elegir algo, diría que lo que menos me gusta de mi nieto/a es que...

La formulación concreta que presentamos es la utilizada para el caso de los abuelos. En el caso de los nietos la frase a completar era exactamente la misma, cambiando «nieto/a» por «abuelo/a».

Las dos siguientes frases se referían a lo que pensaban que el otro más valoraba de ellos. Fueron las siguientes (en la formulación para el abuelo/a):

­ Si preguntasen a mi nieto/a qué es lo que más le gusta de mí, él/ella respondería que...

­ Si preguntasen a mi nieto/a qué es lo que menos le gusta de mí, él/ella respondería que...

La inclusión de estas frases permite evaluar la concordancia entre lo que uno piensa del otro y la propia autopercepción (cómo cree uno que el otro le ve). Así, por ejemplo, si comparamos las respuestas del abuelo en la frase «lo que más me gusta de mi nieto es que...» con las respuestas del nieto a la frase «si le preguntasen a mi abuelo lo que más le gusta de mí, respondería que...» podemos establecer esa concordancia o discrepancia.

Por último, se incluyó una frase adicional para evaluar los temas o motivos de discusión (en lo que también puede haber concordancia entre abuelos y nietos o no). Esta frase fue la siguiente en la formulación destinada a los abuelos:

­ Si alguna vez discutimos, mi nieto/a y yo lo hacemos sobre...

Se ha excluido de los análisis una última frase que sondeaba los deseos de unos/as para el futuro de los otros/as.

RESULTADOS

A las respuestas a las frases incompletas se les aplicó un análisis de contenido. De acuerdo con Krippendorf23, el primer paso para realizar este análisis es determinar las unidades de análisis para cada uno de los cinco núcleos de contenido a los que iban dirigidas las cinco preguntas analizadas en este artículo (aspectos positivos de los nietos, aspectos negativos de los nietos, aspectos positivos de los abuelos, aspectos negativos de los abuelos y temas de discusión). En nuestro caso, las unidades de análisis eran cada una de las respuestas diferentes que el participante daba a una determinada pregunta. Aunque las preguntas estaban pensadas para responder con un único atributo o característica, algunos individuos incluyeron más de uno en su respuesta. Esto hace que el número de unidades de análisis supere al número de participantes, como podemos ver en la tabla 1. En esta misma tabla también observamos el número de participantes que no contestaron con aspectos concretos («nada», «ninguno», «nunca») o rehusaron contestar. Estas respuestas sólo alcanzan un número elevado en la pregunta sobre los temas de discusión, ya que casi un tercio de los participantes aseguraron no discutir nunca.

Una vez aisladas las unidades de análisis, se procedió a elaborar las categorías y a agrupar las unidades de análisis que presentaban un significado más próximo entre sí. Se elaboraron cinco sistemas de categorías, uno por cada núcleo de contenido. En cada uno de ellos se agrupó las respuestas tanto de nietos como de abuelos ante las preguntas correspondientes a ese núcleo de contenido. Así, se categorizó conjuntamente la percepción que uno de los miembros tenía del otro (lo que más me gusta de mi abuelo es...) y la predicción realizada por ese otro miembro (si le preguntasen a mi nieto lo que más le gusta de mí, diría...). Para elaborar las diferentes categorías de cada sistema se intentó aumentar tanto la exhaustividad (todas las respuestas posibles debían adscribirse en una categoría, siendo la categoría «otros» lo más residual posible) como la mutua exclusividad (una respuesta únicamente se debería poder incluir en una única categoría y sólo en una) del sistema de categorías resultante.

Una vez definidas las diferentes categorías, dos jueces, de manera independiente el uno del otro y sin conocer los objetivos del estudio, llevaron a cabo la asignación de las unidades de contenido a las diferentes categorías del sistema que les correspondía. Para realizar esta codificación, contaron únicamente con el nombre y la definición de las categorías de cada sistema. Para valorar el acuerdo entre los jueces se calculó el índice kappa de Cohen en cada uno de los sistemas de categorías. Como observamos en la tabla 1, los valores obtenidos son muy buenos en todos los casos, lo que indica una buena concordancia entre los jueces y es un indicador de la fiabilidad de los sistemas de categorías elaborados.

Ahora pasamos a exponer la definición de las categorías incluidas en cada uno de los sistemas elaborados y sus frecuencias relativas en abuelos y nietos. Para el cálculo de estas frecuencias, es importante tener en cuenta que si dos unidades de análisis procedentes de un mismo participante acababan incluidas en una misma categoría, contaban únicamente como una. Con este procedimiento, se evita que la producción de unidades muy parecidas entre sí por un mismo participante eleve de manera artificial la frecuencia de una determinada categoría23.

Lo que más gusta de los nietos

Las respuestas a lo que más gusta de los nietos se agrupaban en seis grandes categorías:

1. Motivación: incluye respuestas que inciden en el alto compromiso del nieto en las tareas en las que se implica, su capacidad de trabajo, su responsabilidad y su orientación al logro, ganas de ayudar, disponibilidad para colaborar. Como ejemplos tenemos las respuestas siguientes: «que estudia mucho»; «que soy muy trabajador y responsable»; «que está dispuesto siempre a echarte una mano».

2. Cognición: agrupa menciones a la inteligencia y facilidad para tareas académicas. Los ejemplos son los siguientes: «que se le quedan las letras enseguida»; «que saco muy buenas notas en el colegio».

3. Personalidad: incluye menciones a rasgos de personalidad o formas de ser que distinguen de manera individual y estable al nieto. En función de su frecuencia, encontramos que la extroversión o sociabilidad es especialmente citada (p. ej., «que soy muy simpático»; «que es muy abierto y habla con todo el mundo»; «que es muy alegre»), junto con menciones más genéricas a la forma de ser (p. ej., «que es muy bueno»; «mi forma de ser»).

4. Apariencia: menciones a la belleza externa, bien en general o bien de algún aspecto concreto (p. ej., «que es muy guapa»; «mi pelo»).

5. Afecto: incluye respuestas que califican la relación abuelo-nieto en términos de cariño y afecto, de amor, de sensibilidad al otro, de escucha del otro. Algunos ejemplos son los siguientes: «que siempre la tengo en cuenta»; «que me quiere mucho»; «que siempre hemos tenido mucha confianza».

6. Otros: respuestas que no podían incluirse en ninguna de las categorías anteriores. Algunos ejemplos son: «que soy su nieto» o «que me gustan los animales».

En la figura 1 vemos la distribución de las respuestas en estas categorías. Observamos como las respuestas se agrupan básicamente en tres grandes categorías («personalidad», «motivación», «afecto»), de las que la categoría «personalidad» es la más citada, tanto en las respuestas de los abuelos (28,7%) como en las predicciones realizadas por los nietos (31,2%). Las mayores diferencias entre ambos miembros de la pareja se encuentran en la categoría «afecto», que recoge el 19,1% de las respuestas de los abuelos y el 13% de las de los nietos.

Figura 1.¿Qué gusta más de los nietos/as? Opinión de los abuelos/as y opinión de los nietos/as sobre lo que creen que opinarán sus abuelos/as.

Lo que menos gusta de los nietos

Las respuestas referidas a los aspectos negativos o mejorables referidos a los nietos se agruparon en las categorías siguientes:

1. Hábitos: incluye referencias a costumbres cotidianas, entre las que se encuentran los horarios, la ayuda (o no ayuda) en el hogar, el orden en las pertenencias personales o los hábitos de alimentación. Algunos ejemplos son los siguientes: «que me vaya de discotecas»; «que no come nada»; «que tengo mi habitación como una leonera».

2. Personalidad: incluye menciones a rasgos de personalidad o formas de ser estables y permanentes que califican y distinguen al nieto. Las respuestas especialmente frecuentes fueron las referidas a la irritabilidad, la rigidez o la pasividad. Ejemplos de respuestas son las siguientes: «que es muy caprichosa»; «que tengo muy mal genio»; «la cabeza tan dura que tiene» o «el carácter tan flojo que tiene».

3. Apariencia: agrupa menciones a características externas de los nietos, formas de vestir o de peinar, etc. Algunos ejemplos son los siguientes: «su forma de vestir»; «el piercing que me he hecho».

4. Problemas de relación: incluye respuestas que mencionan referencias explícitas a problemas o aspectos mejorables de la relación entre abuelo/a y nieto/a. Incluye con frecuencia menciones a la falta de disciplina, a no hacer caso, a la poca relación o a la indiferencia o las pocas visitas. Algunos ejemplos son los siguientes: «que nos vemos muy poco»; «que no hago caso a lo que dice»; «que no le gusta que le diga las cosas».

5. Ideas-valores: hace referencia a creencias, opiniones, gustos o valores de los nietos que no son compartidos por los abuelos. Algunos ejemplos son: «sus ideas políticas»; «que no sea religioso».

6. Otros: agrupa respuestas que no han podido ser incluidas en las anteriores categorías como, por ejemplo, «que use palabras feas».

Al igual que sucedía con lo que gusta de los nietos, la categoría que sobresale por su frecuencia entre lo que no gusta de los nietos es «personalidad», que agrupa al 32,9% de las respuestas de los abuelos y al 29,9% de las de los nietos. El resto de categorías presentan frecuencias mucho más bajas, como vemos en la figura 2.

Figura 2.¿Qué gusta menos de los nietos? Opinión de los abuelos/as y opinión de los nietos/as sobre lo que creen que opinarán sus abuelos/as.

Lo que más gusta de los abuelos

Respecto a las preguntas referidas a lo que más gusta de los abuelos, las respuestas se agruparon en las siguientes categorías:

1. Cuidado: incluye respuestas que mencionan la aportación de cuidados y atenciones al nieto, ya sean materiales (especialmente frecuentes son las menciones a las comidas o al dinero) o en forma de tiempo. Algunos ejemplos son los siguientes: «que me hace siempre los platos que me gustan»; «que le doy la propinilla cada vez que puedo»; «la compañía que le hago».

2. Compresión: incluye menciones a la comprensión que se ofrece al/a la nieto/a, a la capacidad de escucha y al apoyo emocional en forma de consejos y de preocupación por el/la nieto/a. Incluye también la tolerancia a las ideas del otro, la aceptación del otro. Algunos ejemplos son los siguientes: «que siempre me escucha»; «los buenos consejos que le doy»; «que es muy comprensiva».

3. Personalidad: incluye menciones a rasgos de personalidad o maneras de ser estables y permanentes que califican y distinguen al abuelo. Destacan por su frecuencia las referencias a la sociabilidad y la extroversión, así como menciones más genéricas a la bondad. Algunos ejemplos son los siguientes: «su alegría, es contagiosa»; «que intento ver la vida con optimismo»; «que es muy buena».

4. Afecto: incluye respuestas que califican la relación abuelo-nieto en términos de cariño y afecto, de amor. Por ejemplo: «que me quiera tanto».

5. Referente familiar: incluye respuestas que enfatizan el papel del/la abuelo/a en la familia: como alguien que se sacrifica con ella y/o que mantiene la historia familiar, como puede verse en las respuestas: «las historias que cuenta sobre cómo eran mis padres»; «que lo he dado todo por la familia».

6. Otros: agrupa respuestas que no han podido ser incluidas en las anteriores categorías, como por ejemplo: «su pelo plateado»; «que es buena cocinera».

Esta lista de aspectos que se valoran en los abuelos es bastante diferente a la que obteníamos respecto a lo que más gustaba en los nietos. Mientras en aquélla la mayoría de categorías hacían referencia a atributos individuales del nieto, en ésta muchas de ellas califican no sólo al abuelo, sino también a la relación concreta que se establece con el nieto (representada en categorías como «comprensión», «cuidado», «afecto» o «referente familiar»).

En la figura 3 tenemos la distribución de las respuestas en estas categorías. La categoría «personalidad» sigue siendo importante, pero lo es mucho más en las respuestas de los nietos (29%) que en las de los abuelos (16,9%). Los abuelos, sin embargo, mencionan prioritariamente las categorías relacionales de las que hablábamos, y son especialmente frecuentes las referencias al cariño y afecto que dan a sus nietos (categoría «afecto», 23,7%) y el hecho de que les cuidan (categoría «cuidado», 16,9%). Estos aspectos reciben menciones mucho menores (11,8 y 2,2%, respectivamente) desde el punto de vista de los nietos.

Figura 3.¿Qué gusta más de los abuelos? Opinión de los nietos/as y opinión de los abuelos/as sobre lo que creen que opinarán sus nietos/as.

Lo que menos gusta de los abuelos

Al hablar de lo que menos gusta de abuelos y nietos, y a diferencia de lo que hemos visto anteriormente, donde había categorías que sólo aparecían al hablar de nietos o al hablar de abuelos, las respuestas parecen agruparse en un único sistema de categorías:

1. Hábitos: hace referencias a comportamientos y costumbres cotidianas de los abuelos, entre los que destacan por su frecuencia los hábitos televisivos, los horarios o los relativos a la salud, como vemos en estos ejemplos: «que siempre quiera ver los programas de cotilleo»; «que se quiera ir tan pronto a la cama»; «que no me cuide lo suficiente».

2. Personalidad: incluye menciones a rasgos de personalidad o características estables y permanentes que califican y distinguen a los abuelos. Entre las respuestas más frecuentes se encuentran las referidas a la irritabilidad, la rigidez o la pasividad de los abuelos. Algunos ejemplos son los siguientes: «que es un poco muermo»; «que se preocupa por todo»; «que soy un poco cabezota»; «que se enfada enseguida».

3. Apariencia: menciones a características externas, como formas de vestir o peinados, como por ejemplo: «que no me tiña el pelo»; «que vaya con ropa tan oscura».

4. Problemas de relación: agrupa referencias explícitas a cualidades mejorables en la relación entre abuelos y nietos. Los aspectos más frecuentemente mencionados suelen ser las riñas, los intentos de control del comportamiento del/de la nieto/a, la repetición persistente de los mismos temas y reproches o la mención a la escasa relación o tiempo pasado juntos. Algunos ejemplos son los siguientes: «que no me deja en paz»; «que le repito lo mismo todo el rato»; «las broncas que me echa cuando hago cosas que no le gustan»; «que me viene a visitar muy poco».

5. Ideas-valores: hace referencia a creencias, opiniones, gustos o valores de los abuelos que no son compartidas por los nietos. Algunos ejemplos son los siguientes: «que tiene ideas machistas sobre las mujeres»; «que mi forma de pensar no es la moderna».

6. Otros: recoge las respuestas que no pueden incluirse en ninguna otra categoría. Por ejemplo, «que es mi abuela».

Las categorías en este caso son exactamente las mismas que las elaboradas para clasificar las respuestas acerca de lo que menos gusta de los nietos. Sin embargo, a diferencia de lo que veíamos en esa pregunta, en este caso la categoría «problemas de relación» presenta una frecuencia mucho más elevada (26,5% en las respuestas de los abuelos, 13,8% en las de los nietos). Por otra parte, las diferencias entre la visión de los nietos y de los abuelos son en este caso bastante acusadas. Mientras que en los nietos lo que menos gusta parecen ser ciertas características de personalidad de sus abuelos (27,6% de sus respuestas de los nietos se han clasificado en la categoría «personalidad», frente al 18,1% de las respuestas de los abuelos), en el caso de los abuelos los principales aspectos mejorables se centran en cualidades no personales, sino de la relación. En la figura 4 podemos ver esta distribución diferencial de las respuestas.

Figura 4.¿Qué gusta menos de los abuelos? Opinión de los nietos/as y opinión de los abuelos/as sobre lo que creen que opinarán sus nietos/as.

Motivos y temas de discusión

Los aspectos potencialmente problemáticos de la relación, recogidos en las respuestas a la pregunta sobre los temas de discusión, se agruparon en las categorías siguientes:

1. Apariencia: incluye referencias a la apariencia física del/de la nieto/a, a sus formas de vestir, peinarse, etc.

2. Comportamiento: incluye menciones a hábitos o comportamientos cotidianos del/de la nieto/a. Entre los más frecuentes se encuentran las referencias a hábitos de alimentación, a la ayuda en tareas del hogar, a la indisciplina o los horarios y las salidas con amigos. Ejemplos de este tipo de respuestas son los siguientes: «no ayuda nada en casa», «como muy poco», «las salidas por la noche», «la manera de vestir que tiene».

3. Ideas-valores: incluye aspectos como la política, la religión y diferencias de opinión sobre temas externos. Recoge respuestas como «la política»; «la manera de ver el mundo»; «los asuntos relacionados con la Iglesia».

4. Otros: respuestas no clasificables en ninguna de las categorías anteriores. Por ejemplo, «por tonterías».

En la figura 5 observamos la distribución de las frecuencias de cada categoría. Pese a que las características de personalidad eran un aspecto importante al hablar de aspectos que no gustan tanto de los abuelos como de los nietos, a la hora discutir los temas más frecuentes son el comportamiento y hábitos del nieto, por una parte, y las ideas y valores divergentes entre ambos miembros de la pareja, por otra. Mientras para los abuelos el comportamiento del nieto es lo más citado (el 56,4 frente al 37,1%, en los nietos), para los nietos lo es el conflicto alrededor de las ideas y valores (el 45,7 frente al 23,1%, en los abuelos). En cualquier caso, cabe destacar que los temas y motivos de discusión se encuentran más bien centrados en el nieto (las categorías «apariencia» y «comportamiento» recogen más del 70% de las respuestas de los abuelos y casi el 50% de las de los nietos) que en aspectos centrados en el abuelo/a, que no aparecen ni siquiera para formar una categoría propia.

Figura 5.Temas de discusión entre abuelos/as y nietos/as según opinan ellos mismos.

Discrepancias entre las parejas

Para cada núcleo de contenido se calcularon los índices de acuerdo entre las respuestas de los miembros de las parejas de nietos y abuelos. Un primer índice se obtuvo al calcular la proporción de ocasiones en la que las respuestas de un/a abuelo/a y su nieto/a (p. ej., la respuesta de uno a «lo que más me gusta de mi nieto es...» y del otro a «si le preguntasen a mi abuelo lo que más le gusta de mí, diría que...») coincidían en la misma categoría. En los casos en los que uno de los dos (o ambos) contestaban con más de una unidad de análisis, bastó con que una de ellas estuviese incluida en la misma categoría que una de las mencionadas por la pareja para computar acuerdo. También se computó acuerdo cuando ambos miembros de la pareja contestaban «nada» (o «ninguno» en el caso de la pregunta sobre los temas de conflicto más frecuentes). Siguiendo este criterio, en la tabla 2 vemos el porcentaje de parejas cuyas respuestas coincidían.

Por otra parte, se calculó también el número de acuerdos que mostraba cada una de las parejas, número que podía ir de 0 (cuando sus respuestas no se clasificaban en la misma categoría en ninguna de las preguntas) a 5 (cuando las respuestas de ambos miembros de la pareja coincidían en la misma categoría en todas las preguntas). Esta variable no mostraba diferencias estadísticamente significativas (utilizando la prueba no paramétrica U de Mann-Whitney) ni en función del género de los nietos, ni del género de los abuelos ni de la línea familiar, paterna o materna, de la relación. Al correlacionarla con la edad de los nietos y con la edad de los abuelos, la relación tampoco alcanzó los niveles de significación estadística. Sin embargo, este nivel sí se alcanzó cuando el número de coincidencias se correlacionó, aunque modestamente, con la diferencia en años entre la edad del/de la nieto/a y la edad del/de la abuelo/a (r = ­0,301; p < 0,05). De manera similar, el grado de contacto entre abuelos y nietos, medido por una escala ordinal con seis intervalos (convive conmigo, diario, semanal, quincenal, mensual, anual), también correlacionaba de manera estadísticamente significativa, aunque de manera también modesta, con el nivel de acuerdo (r = 0,288; p < 0,05).

DISCUSIÓN

Uno de los objetivos del presente estudio es aportar datos cualitativos respecto a cómo los abuelos perciben a los nietos, y viceversa. Una primera conclusión respecto a este objetivo es que abuelos y nietos son capaces de mencionar aspectos positivos del otro, pero también aspectos negativos al responder espontáneamente a cuestionarios con un formato de respuesta más libre como el utilizado en este estudio.

Entre los aspectos que aparecen de manera espontánea al evocar la percepción del/de la nieto/a pesan, sobre todo, tanto en sus perfiles más positivos como en los menos positivos, sus características y atributos de personalidad: la sociabilidad, la extroversión y la bondad, por un lado, y la irritabilidad, la rigidez o la pasividad, por el otro. Dentro de los aspectos positivos también parece que son importantes los que tienen que ver con el comportamiento adulto del/de la nieto/a adolescente, comportamiento que puede garantizar su inserción futura en la sociedad adulta: la responsabilidad, ser trabajador/a, etc. Sin embargo, dentro de los aspectos que menos gustan, apenas encontramos, al menos desde una mención espontánea como la inducida por nuestras preguntas, los más tradicionalmente asociados a la problemática adolescente y su supuesto enfrentamiento con las normas familiares, como pueden ser ciertos hábitos de comportamiento (las salidas nocturnas, las comidas, los amigos) o la apariencia física (el peinado, la ropa, etc.).

La percepción de la figura del abuelo, sin embargo, parece estar más anclada en cuestiones que tienen que ver más con la relación que establecen con sus nietos que con ellos mismos como individuos. Bastantes nietos destacan positiva o negativamente características personales de los abuelos, pero también con mucha frecuencia se alude a los aspectos relativos a la propia relación (los abuelos bien como fuente de comprensión y afecto, bien como personas con quien se mantiene una relación en algunos aspectos mejorable). Cuando vemos cómo los abuelos creen que los nietos les ven, estos aspectos relacionales son todavía más relevantes: creen que para los nietos lo importante, lo que gusta o no gusta, no es tanto ellos mismos y sus cualidades, sino el tipo de relación que mantienen con sus nietos. En suma, parece que mientras en la percepción del/de la nieto/a aparecen sobre todo características referidas a él o a ella como individuo (en tanto adolescente y futuro adulto, podríamos decir), en la percepción del/de la abuelo/a este tipo de características comparten protagonismo con otras vinculadas a cómo se comporta con su nieto/a, más directamente relacionadas con la manera de ejercer el papel de abuelo o abuela. En este sentido, nuestros datos parecen sugerir que el papel de abuelo/a (como entidad que implica una relación, más allá de las características individuales de cada abuelo que pueden gustar más o menos) está más definido que lo que podríamos llamar «papel de nieto/a», al menos cuando estos nietos están en la adolescencia. Además, en líneas generales, podríamos decir que nuestros resultados resultan coherentes con la primera de las predicciones que se derivan de la hipótesis del interés generacional (generational stake): la tendencia es que en la percepción de los nietos adolescentes se subrayen atributos que individualizan, mientras que en el caso de los abuelos esa percepción está más centrada (y especialmente cuando son los propios abuelos quienes la expresan) con la relación intergeneracional, con los vínculos entre ambos miembros de la familia.

El segundo de los objetivos de nuestro estudio se centra en el análisis de los posibles puntos de fricción en la relación entre abuelos y nietos. Como hemos visto en la introducción, la mayoría de investigaciones sobre esa relación destaca sobre todo su perfil más positivo. Aún sin contradecir estos resultados, nuestro estudio parece indicar que, si se les pregunta, la mayoría de abuelos y nietos tienen su propia lista de temas pendientes y a mejorar respecto al otro. Sólo alrededor de un tercio de abuelos y nietos mencionaron no tener ningún conflicto, un porcentaje similar al que se ha obtenido al analizar otro tipo de relaciones familiares, como la de los padres mayores con sus hijos adultos15.

De manera similar a lo ya comentado anteriormente, a los abuelos les gustaría que los nietos fuesen de otra manera o que limasen ciertos rasgos de carácter, mientras que a muchos nietos les gustaría además que los abuelos cambiasen ciertos aspectos de su relación con ellos, lo que refuerza esta percepción del nieto/a adolescente como individuo, mientras la figura del abuelo/a se percibe en función de los vínculos que establece con sus nietos, de su papel como abuelo/a. Sin embargo, a diferencia de lo que se deriva de la hipótesis del interés generacional, los nietos no mencionan más conflictos que sus abuelos.

Respecto a los temas de discusión, la mayoría está relacionada con cuestiones centradas en el nieto y nunca con cuestiones relativas a los abuelos y su comportamiento. Es, en cierta medida, algo que indica todavía una relación asimétrica, en la que el comportamiento del adolescente (pero no el del/de la abuelo/a) es susceptible de juzgarse. Esta cierta asimetría es similar a la que el adolescente puede experimentar en la relación con sus padres, aunque es probable que los intentos de los adultos por controlar el comportamiento de los adolescentes y el de éstos por disponer de más autonomía serán todavía más acusados en el caso de la relación padres-hijos que en la relación abuelos-nietos. Pese a ello, nuestros resultados aparentemente no sostienen que los abuelos sigan una «norma de no interferencia»16, ya que, como hemos visto, una mayoría discute en ocasiones y lo hace sobre aspectos centrados en los nietos. Nuestros resultados no permiten conocer hasta qué punto estas discusiones son una reproducción de las que los adolescentes sostienen con sus padres o si son de una naturaleza diferente, quizá menos frecuentes, con una intensidad menor o más indirectas. Esta cuestión merecería, sin duda, un estudio más detallado.

En cualquier caso, creemos que tener en cuenta aspectos no centrados en los aspectos positivos de la relación, sino más bien en sus aspectos mejorables y problemáticos, enriquece los estudios sobre abuelos y nietos y puede ofrecer claves respecto a futuras intervenciones intergeneracionales. Hemos de tener en cuenta que nuestro estudio proporciona respuestas espontáneas de abuelos y nietos, sin pronunciamientos sobre preguntas prediseñadas por un investigador externo a la relación. Por ello, pueden servir como base para construir incluso instrumentos que valoren aspectos relevantes de esa relación de manera cuantitativa y con muestras más amplias.

Por último, los resultados obtenidos respecto a la concordancia existente entre las respuestas de abuelos y nietos también pueden interpretarse en una dirección que converge con algunos de los aspectos ya apuntados. Así, ese grado de acuerdo parece ser moderado, o incluso bajo, en la mayoría de cuestiones preguntadas, lo que refuerza esta visión menos optimista de la relación que mantienen abuelos y nietos. Si la relación fuese estrecha y la comunicación muy fluida, podríamos haber esperado grados de acuerdo mayores. Curiosamente, el mayor grado de acuerdo se encuentra cuando se pregunta por la vertiente menos positiva de la relación, especialmente si en ellos está implicado el nieto: los temas de discusión y los aspectos que menos gustan de los nietos. Aunque en la literatura científica sobre el tema9-11,13 frecuentemente se ha subrayado que la presencia de un elemento femenino hace especialmente estrecha la relación (abuelas sobre abuelos, nietas sobre nietos y vía materna sobre vía paterna), nuestros resultados no encuentran ninguna relación entre el género y el grado de acuerdo alcanzado por la pareja en las diferentes preguntas. De manera similar, la edad del/de la abuelo/a y la del/de la nieto/a tampoco parecen ser factores que influyan en este nivel de acuerdo, aunque sí la diferencia de edad entre ambos y el contacto. La tendencia en este caso fue que a mayor diferencia de edad o menor contacto, menor grado de concordancia entre las respuestas de ambos miembros de la pareja. Sin embargo, estas relaciones han de tomarse con prudencia debido a lo escaso del tamaño de la muestra, como discutiremos a continuación.

Algunas limitaciones de nuestro estudio invitan a tomar con precaución sus resultados y conclusiones. Por ejemplo, se ha contado con parejas que no se han elegido aleatoriamente, sino que era el/la abuelo/a quien elegía al nieto/a sobre el que respondía. Esta elección no se realizaba al azar: tener un contacto más cercano o una relación más estrecha eran aspectos que influían en la elección que realizaban los abuelos. Por lo tanto, quizá los datos que ofrecemos sean sesgados y ofrezcan una versión más optimista de la imagen que los abuelos tienen de los nietos (y viceversa), que la que podría haberse obtenido de seguir otros procedimientos de selección de parejas. Este problema, común en muchas de las investigaciones sobre este tema, y la manera de evitarlo es uno de los retos a considerar en próximas investigaciones, aunque también es importante reconocer que dificultará aún más la ya de por sí complicada selección de la muestra cuando trabajamos con parejas de abuelos y nietos.

Otro conjunto de limitaciones de nuestro estudio se deriva del propio tamaño de la muestra y sus desequilibrios internos (p. ej., más mujeres y chicas que hombres y chicos, más parejas por vía materna que por vía paterna, etc.). Dado que trabajamos con categorías múltiples, contar con una muestra pequeña y desequilibrada hacía prácticamente inviable analizar la influencia en la percepción de los abuelos y nietos o en los temas de discusión de variables como el sexo del abuelo, el sexo del nieto, la línea familiar, la edad de los abuelos o la edad de los nietos. Actualmente, y a partir de los resultados comentados en este estudio, estamos llevando a cabo un segundo estudio mucho más ambicioso en el que esperamos responder, entre otros, a estos interrogantes.

Conflicto de interés: investigación financiada por el Ministerio de Ciencia y Tecnología (BSO2002-02604).


Correspondencia: Dra. C. Triadó Tur.

Departament de Biologia Evolutiva i de l'Educació.

Universitat de Barcelona.

Passeig de la Vall d'Hebron, 171. 08035 Barcelona. España.

Correo electrónico: ctriado@ub.edu

Recibido el 15-12-04; aceptado el 2-11-05.

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