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Vol. 34. Núm. 2.
Páginas 86-91 (marzo 1999)
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Prevalencia de incapacidad funcional no reconocida en la población mayor de 74 años
Prevalence of unrecognized functional disability among patients over 74
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M C. Escudero Sánchez, I.. López Martín, N.. Fernández Carbajo, G.. López, A.. lbáñez Colas, R.. García Carmona, J C. Delgado Antolín
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Prevalencia de incapacidad funcional no reconocida en la población mayor de 74 años

Escudero Sánchez, M. C.*; López Martín, I.*; Fernández Carbajo, N.*; López López, G.**; Ibáñez Colas, A.***; García Carmona, R.**** y Delgado Antolín, J. C.*****.

* Centro de Salud Pintores. Parla. ** Centro de Salud San Blas. Parla. *** Centro de Salud Sánchez Morate I. Getafe. **** Centro de Salud Sánchez Morate II. Getafe. ***** Centro de Salud Griñón. Griñón. Diplomados Universitarios en Enfermería. (DUE).

Financiado por el FIS, nº 97/0228.

Correspondencia: Mª Carmen Escudero Sánchez. Centro de Salud Pintores. Prolongación de la Calle Cuenca, s/n. 28980 Parla (Madrid).

Recibido el 24-8-98; aceptado el 16-12-98.


RESUMEN

OBJETIVO. Estimar la proporción de personas mayores de 74 años con incapacidad funcional no reconocida y su vinculación con características sociodemográficas y de salud.

MÉTODOS. Estudio transversal observacional prospectivo. Realizado en tres municipios urbanos (Getafe, Parla, Pinto) y uno rural (Griñón). La muestra (n= 1.114 ancianos) es extraída de la población mayor de 74 años adscrita al Área 10, Insalud (n= 9.010) en la Base, de Datos de Tarjeta Sanitaria Individual (TSI); durante el período de enero a junio de 1997. Las mediciones se realizaron mediante entrevista, con cuestionario en el que se evalúa: situación funcional, situación mental, barreras arquitectónicas, salud percibida, procesos crónicos, alteraciones sensoriales y variables sociodemográficas. IC= 95%; precisión 3% y P= 50%.

RESULTADOS. La tasa de respuesta fue del 87,5% (IC 95%, 84,6-89,7%). La proporción de ancianos que necesitan ayuda para al menos una actividad básica de la vida diaria (ABVD) es del 27 % (IC 95% 22,6-29,7). Aumenta con la edad, 16,5% (IC 95% 12,8-20) en los menores de 80 años y 40% (IC 95%; 34,3-45,8) en los >= 80 años. Se asocia con el deterioro cognitivo (OR, 3; IC 95% 1,9-4,7), el ser mujer (OR, 2; IC 95% 1,3-3,2) y con la peor percepción de salud (OR, 2,3; IC 95% 1,5-3,5).

CONCLUSIONES. Existe un elevado porcentaje de ancianos con dependencia no reconocida. La dependencia sigue siendo mal detectada en los ancianos. Existen algunos factores que se asocian a esta entidad y cuya presencia debe promover estrategias para su detección precoz.

Palabras clave

Envejecimiento. Incapacidad funcional no detectada. Prevención.

Prevalence of unrecognized functional disability among patients over 74

SUMMARY

OBJECTIVE. To estimate the proportion of people older than 74 with functional not recognized incapacity and its linking with social demographyc and health characteristics.

DESIGN. Transverse, prospective, observational study. Location: Community environment. Three urban districts (Getafe, Parla, Pinto) and a rural one (Griñón).

PARTICIPANTS AND METHOD. The sample (n= 1114 elder people) is extracted of the population older than 74 pertaining to Sanitary Area 10Th (Health Public Service) Madrid (n= 9010). who is registrated in Data Base of Individual Heath Card Insalud; the period was from January to June,1997. CI, 95%; Accuracy, 3% and P, 50%. The measurements were got by interview, with questionnaire that evaluates: functional situation, mental situation, architectural barriers, perceived health status, chronic diseases, sensory alteration and social demographic variables.

RESULTS. The answer rate was 87.5% (CI 95% 84.6-89.7). The proportion of elderly people that needs help, at least for one basic activity in daily life (ADL) is 27% (CI 95%; 22.6-29.7). This rate grows with age: 16,5% (CI 95%; 12.8-20), in < 80 years group and 40 % (CI 95% 34.3-45.8) in >= 80 years group. Is associated with: cognitive deterioration (OR, 2.3; CI 95% 1.5-3.5), the fact of been woman (OR, 2; CI 95% 1.3-3.2) and with a worse perception of health (OR, 2.3; CI 95%; 1.5-3.5).

CONCLUSIONS. There is a high percentage of elderly people who have a dependence not recognized. Their dependence is still not detected in the elderly people. There are some factors that are associated with this entity, for which presence must propose strategies of precocious detection.

Key words

Aging. Functional not recognized capacity. Prevention.


INTRODUCCION

El envejecimiento de la población ha tenido como consecuencia un aumento de la prevalencia de diferentes formas de incapacidad, que generan diversos grados de dependencia (1). La intervención para prevenir el deterioro funcional en ancianos se ha demostrado efectiva, comprobándose que la provisión de cuidados mejoran la capacidad funcional de los ancianos que los reciben (2, 3).

Por una parte, la tolerancia a la pérdida de función por las personas mayores, producto de la asunción de que los déficits son inherentes a la edad y por otra, la imagen estereotipada de que todas ellas tienen incapacidades, distorsiona la realidad e interfiere en la identificación de los más necesitados de servicios sanitarios y sociales (4), los cuales pueden verse apartados de los servicios de salud (ley de cuidados inversos) (5). El Plan Gerontológico de 1993 (6) plantea la necesidad de investigaciones en profundidad sobre la pérdida de autonomía y los distintos tipos de incapacidad funcional, así como sobre el perfil sociodemográfico y de salud de las personas afectadas.

Este estudio tiene como primera motivación identificar el efecto «iceberg» de la incapacidad no reconocida, en las personas mayores de 74 años de cuatro municipios de Madrid y estimar la proporción de la misma, así como las características sociosanitarias asociadas. De forma secundaria, aportar datos que puedan ser de utilidad en la monitorización de problemas sociales y de salud de la población anciana.

SUJETOS Y MÉTODO

El presente estudio analiza datos parciales del estudio longitudinal «Factores predictores de la necesidad de atención domiciliaria en ancianos mayores de 74 años». Es un estudio de corte transversal de la población mayor de 74 años no institucionalizada ni inmovilizada del Área 10, situada al sur de la Comunidad Autónoma de Madrid, distribuida en tres municipios urbanos (Getafe, Parla, Pinto) y uno rural (Griñón), con un total de 248.840 habitantes (censo de 1991), de los que aproximadamente un 3% son mayores de 74 años.

La muestra procede de la población adscrita a la 10ª Área Sanitaria en Base de Datos de Tarjeta Sanitaria Individual (TSI), Insalud (Madrid). Está compuesta por la totalidad de ancianos mayores de 74 años asignados a las catorce consultas de enfermería participantes (n= 1.114), según los listados extraídos de dicha base de datos. Este tamaño muestral confiere a los datos una precisión del 2,9% para un IC del 95%, asumiendo el porcentaje más desfavorable (50%). Fueron excluidos aquellos sujetos que en el período del estudio estaban: institucionalizados (145), incluidos en algún programa de atención domiciliaria por encontrarse en situación terminal o como inmovilizados (144), por haber fallecido (48), y los cambios de domicilio no actualizados en TSI (73). La muestra final tras identificar a los sujetos excluidos fue de 704 ancianos elegibles o disponibles para ser encuestados (precisión 3,4; IC 95%). Para la captación de éstos, se realizó búsqueda activa tanto telefónicamente como por carta a aquellos ancianos que no acudían a la consulta; de éstos, 59 no fueron localizados en diferentes ocasiones a lo largo del período de estudio y 30 rechazaron participar, con lo que la muestra definitiva se compuso de 615 encuestados, que dieron su consentimiento por escrito a participar en el estudio (precisión: 3,8; IC 95%).

En personas con déficit cognitivo severo, Pfeiffer > 7 errores (1,5%) o gran dificultad para hablar (disartria, afasia) (1,1%), se obtuvo la información de una persona próxima, generalmente, el cuidador. La recogida de datos a todos los ancianos elegibles fue realizada durante los meses de enero a junio de 1997 por catorce enfermeras mediante entrevista personal con cuestionario estructurado, tanto en consulta como en el domicilio del anciano si éste exponía alguna dificultad para acudir al Centro de Salud.

Se recogió información de las siguientes variables:

Sociodemográficas. Edad, sexo y estado civil, del que se recogieron cinco categorías que se reagruparon en dos: casados y viudos (solteros, separados y divorciados). Nivel de instrucción: las cinco categorías recogidas se han agrupado en dos: sin estudios (analfabetos y los que saben leer y escribir sin estudios) o con algún estudio (estudios primarios incompletos, primarios completos, secundarios o más). La clase social se determinó a partir de la última ocupación o en su defecto de la del cabeza de familia, utilizando una adaptación de la Clasificación del Registro General Británico (7). Se han agrupado las clases I, II, III, como clase I; La clase IV como clase II y la clase V como clase III. Para identificar la existencia de barreras arquitectónicas referidas a la accesibilidad al domicilio, se registró número de planta y disponibilidad de ascensor en la vivienda.

Situación familiar. Se identificó: 1. Si vivía solo y la existencia o no de familia de referencia, si precisara ayuda. 2. Cambios de domicilio periódicos, motivados por no poder autocuidarse y número de cambios al año.

Variables de salud. Se evaluó la percepción de salud, con la pregunta ¿Cómo diría usted que es su salud en general? Muy buena, buena, regular, mala, muy mala. Para identificar el número de procesos crónicos, se preguntó sobre la historia de enfermedad, y posteriormente, esta información se amplió con datos extraídos de la Historia Clínica, con relación a las condiciones crónicas que presentan mayor prevalencia e incidencia en la contribución a la discapacidad funcional en la población anciana (8, 9). Se codificaron mediante la clasificación CISAP_2 (10) de enfermedades de la WONCA. Para el análisis estadístico se agruparon siete de ellas en la categoría de enfermedades potencialmente incapacitantes (11) (accidentes cerebrovasculares, Parkinson, enfermedad mental, cataratas, glaucoma, osteomusculares dolorosas y enfermedades respiratorias) y el resto como no incapacitantes (cardíacas, HTA, circulatorias, diabetes, cáncer, genitourinarias, digestivas, otras). La existencia de ingresos hospitalarios y su número en el último año se recogió por autoinforme y/o existencia de informe clínico. Las alteraciones sensoriales, sobre la dificultad para ver de cerca, lejos, oído y habla, se recogieron por autoinforme. Existencia de caídas, número de éstas en el último año y lugar dónde ocurrieron. Para la valoración de la situación cognitiva se utilizó el Short Portable Mental Status Questionnaire de Pfeiffer (12) (SPMSQ) catalogándose la situación cognitiva en función del número de errores obtenidos en el mencionado test: 0-2: sin alteraciones, 3-4: alteración leve, 5-7: alteración moderada; > 7: alteración severa. Para el análisis multivariante, las puntuaciones en el SPMSQ se han agrupado en dos categorías: no deterioro (de 0 a 4) y probable deterioro cognitivo (>4). La situación y grado de dependencia funcional se estableció valorando la capacidad o necesidad de ayuda para realizar nueve actividades de la vida diaria, agrupadas en dos categorías: las que implican movimiento (caminar, subir-bajar escaleras, baño, transferencia cama-sillón) y las que no lo implican (comer, aseo personal, uso del retrete, deposición y micción). Se ha excluido la incontinencia de esfínteres como criterio de incapacidad.

Los datos se expresan como la media ± desviación estándar (DE). En todas las comparaciones se utilizó un nivel de significación estadística del 5%. Se realizó análisis descriptivo de las variables estudiadas y análisis bivariante, considerando la necesidad de ayuda para al menos una ABVD como variable dependiente. Para la comparación de medias se utilizó la «t»de Student-Fisher, verificando la varianza mediante la «F» de Snédecor y para la comparación de proporciones se utilizó la chi cuadrado, utilizando la corrección de Yates cuando fue necesario para comparaciones de 2 x 2. La relación de múltiples variables independientes sobre la dependiente y su ajuste estadístico, se analizó mediante regresión logística, utilizándose un modelo de inclusión por pasos y forzando la entrada de aquellas con significación estadística en el análisis bivariado; los parámetros se estimaron por el método de máxima verosimilitud. Al tratarse de un estudio de prevalencia, los coeficientes transformados en odds son interpretados como razón de odds de la prevalencia.

RESULTADOS

De las 1.115 personas seleccionadas, 289 (25,9%) no cumplían criterios de inclusión, 145 (13%) por estar institucionalizadas y 144 (12,9%) recibían atención domiciliaria por estar incluidas en programas como inmovilizados o terminales. La tasa de elegibilidad fue del 85,3% (704/825 x 100), incluyendo a 59 (5,3%) ancianos no localizados, 30 (2,7%) rechazos y 615 personas encuestadas. La tasa de respuesta fue del 87,5% (IC del 95% 84,6-89,7) (615 encuestados/704 elegibles x 100). No se observaron diferencias estadísticamente significativas entre los ancianos entrevistados con éxito y las no respuestas con respecto a la edad. Tampoco hubo diferencias entre la cumplimentación o rechazo según encuestadores. Las características sociodemográficas de la muestra y distribución de la dependencia aparecen en la tabla I. Destacar que el 65,5% tienen barreras arquitectónicas referidas al acceso en su domicilio, siendo lo más frecuente vivir en un primer (22,9%) o segundo piso (19,8%), sin ascensor; respecto a las clases sociales las más frecuentes fueron la clase social V (42%) y la IV (35%). En la tabla II se describe la distribución de la dependencia en la muestra según cuatro indicadores de salud.

Tabla I. Perfil sociodemográfico de la muestra y distribución de la dependencia por sexo.


Muestra n= 615Depend n= 166Hombre n= 247Depend n= 42*Mujer n= 368Depend n= 124*

Edad media ± DE80,1 ± 4,179,7 ± 3,980,4 ± 4,2
75-7934056 (16,4)14515 (10,3)19541 (21,0)
80-8419169 (36,1)7421 (28,3)11748 (41,0)
>848441 (48,8)286 (21,4)5635 (62,0)
Estado civil*
Casados29156 (19,2)17628 (15,9)11528 (24,3)
Viudos, solteros, separados324110 (34,0)7114 (19,7)25396 (37,9)
Estudios
Ningún estudio398116 (29,1)13326 (19,5)26590 (33,9)
Algún estudio21750 (23,0)11416 (14,1)10334 (33,0)
Vivir solo*12226 (21,3)271 (3,7)9525 (26,3)
Barreras arquitectónicas
403104 (25,8)16426 (15,8)23978 (32,6)
No21262 (29,2)8316 (19,2)12946 (35,6)
Tipo de población
Urbana547143 (26,1)21332 (15,0)316103 (32,5)
Rural6823 (33,8)3410 (29,4)5221 (40,3)

Datos: en cifras absolutas. Entre paréntesis, porcentajes de la fila. Depend: Dependientes. * Significación estadística.

Tabla II. Perfil de la muestra según cuatro indicadores de salud por edad-sexo y distribución de la dependencia por sexo.


GlobalHombres (n= 247)Mujeres (n= 368)

75-79>= 80Total-Dep75-79>= 80Total-Dep

Percepción salud: p= 0,07
Muy buena-buena37073,064,717 (4,5)54,652,549 (13,2)
Regular21523,929,420 (9,3)39,244,063 (29,3)
Mal-muy mal303,15,95 (16,6)6,23,512 (40,0)
Alteración cognitiva: p< 0,0001
Ninguna49792,473,823 (4,6)86,266,779 (15,8)
Leve706,915,512 (17,1)8,715,620 (28,5)
Moderada severa480,710,77 (14,5)5,117,725 (52,0)
Alteraciones sensoriales: p< 0,0001
Ninguna36770,349,016 (4,3)64,651,455 (14,9)
Visión cerca12913,126,515 (11,6)20,522,941 (31,8)
Visión lejos13811,723,515 (10,8)21,032,450 (36,2)
Auditivas14019,330,427 (19,2)17,427,289 (63,5)
Procesos crónicos incapacitantes: p= 0,003
Ninguno15028,220,27 (4,6)22,924,819 (12,6)
1-234457,655,922 (6,5)53,358,264 (18,6)
>= 312114,223,913 (10,7)23,817,054 (44,6)

Datos absolutos. Entre paréntesis, porcentaje de fija. %: Porcentaje de columna. Total-Dep: Dependencia.

El 27% del total manifestó necesitar ayuda para realizar alguna ABVD. En la tabla III se presenta su frecuencia y distribución por edad y sexo. La dependencia fue más frecuente en aquellas ABVD que precisan movimiento para su realización: baño (24%), subir o bajar escaleras (9%) y caminar (4%). Declararon con mayor frecuencia dificultad en la mayor parte de las actividades estudiadas: las mujeres (33,7%) respecto a los hombres (17,3%) (p< 0,0001); los ancianos de edad >= 80 años con respecto a los de 75-79 años (p< 0,0001); la población rural (33,8%) respecto a la urbana (26,1%), no siendo significativa la diferencia.

Tabla III. Distribución de la dependencia funcional para cada una de las ABVD.


Muestra Hombre Mujer

N%75-79 n= 163>= 80 n=84Total n= 14775-79 n= 227>= 80 n= 141Total n= 368

Baño148(24,1)6,928,614,617,448,130,4
Subir bajar escaleras55(8,9)3,48,85,76,716,211,1
Caminar29(4,3)1,45,93,22,19,85,7
Vestirse29(4,5)4,89,86,52,63,53,0
Aseo personal11(1,8)1,43,92,4­2,91,4
Ir al lavabo6(1,0)0,72,00,8­1,70,8
Sentarse levantarse9(1,5)0,72,91,2­2,91,4
Comida15(2,4)1,45,93,20,53,51,9

N: Datos absolutos. Resto de datos: % de columna.

Considerando sólo a los 166 ancianos que declaran necesitar ayuda para realizar alguna ABVD, 88 (53 %) no reciben ayuda para su realización. Del total de la muestra, el 68% recibe ayuda para alguna actividad instrumental (compra, limpieza, comida).

En la tabla IV se presentan los resultados del análisis multivariante en dos pasos: en el primero, sólo se consideran variables sociodemográficas (edad, sexo, estado civil, estudios, clase social basada en la ocupación, rotación, vivir solo y medio al que pertenecen), de éstas, sólo se relacionaron significativamente con la variable dependiente: la edad (OR: 2,9) (IC 95%: 1,9-4,3), el sexo (OR: 2,3) (IC 95%: 1,5-3,6) y la rotación (OR: 2,2) (IC 95%: 1,1-4,2). En el segundo paso y ajustando por edad, se incluyen variables de salud (déficit cognitivo, dificultad para la visión de cerca y de lejos, enfermedades potencialmente incapacitantes, enfermedades no incapacitantes, percepción de salud, caídas e ingresos hospitalarios). En el modelo final, las más estrechamente relacionadas son: la edad avanzada, el probable deterioro cognitivo, el hecho de ser mujer, la peor percepción de salud, la presencia de más de dos enfermedades potencialmente incapacitantes y la dificultad para la visión de lejos.

Tabla IV. Factores asociados a la necesidad de ayuda para uno o más ABVD, según el análisis multivariante realizado en dos pasos.


Primer pasoSegundo paso

CoeficienteEEp (x2)RV(IC 95%)CoeficienteEEp (x2)RV(IC 95%)
Edad: 75-79/>= 801,06760,20150,00012,9(1,9-4,3)1,04720,21340,0012,8(1,9-4,4)
Sexo: Hombre/Mujer0,82480,23090,00042,3(1,5-3,6)0,69080,22600,0022,0(1,3­3,2)
Estado civil: Con pareja/Sin pareja0,41680,23400,071,5(0,9-2,3)0,29200,23290,21,3(0,8-2,1)
Rotación: No/Sí0,78800,33100,012,2(1,1-4,2)0,56530,35130,21,7(0,8-3,5)
Deterioro cognitivo: SPMSQ: 0-4/>41.06580,23830,00013,0(1,9-4,7)
Procesos crónicos
incapacitantes: ¾ 2/ >20,56990,21730,0081,8(1,1-2,7)
Visión, lejos: No dificultad/Sí0,75020,23290,0012,1(1,3-3,3)
Percepción de salud: Muy buena,
Buena/Regular, Mala, Muy mala0,85290,21120,00012,3(1,5-3,5)

EE: Error estándar. RV: Razón de ventaja. IC: intervalo de confianza. Excluidas del modelo por no alcanzar significación: Nivel de instrucción, clase social, vivir solo, barreras arquitectónicas, ingresos hospitalarios, caídas, visión de cerca, procesos crónicos no incapacitantes.

DISCUSION

Los objetivos de este trabajo fueron cualificar y cuantificar el grado funcional para la realización de ABVD, en una muestra poblacional de ancianos mayor de 74 años no institucionalizados ni inmovilizados, estudiándose características sociodemográficas, familiares y de salud física y mental, entendiendo por función a la capacidad personal de adaptarse a los problemas que plantea la vida diaria (13) y por dependencia a la necesidad de que otra persona esté presente o realice la actividad en su totalidad, midiéndose lo que el individuo ejecuta por sí solo, no por lo que podría hacer (14).

Los resultados presentados deben interpretarse teniendo en cuenta que en la muestra no están incluidos aquellos ancianos que tienen mayor probabilidad de presentar peor situación funcional y de salud (15), es decir, que han sido obtenidos de una muestra que en los registros formales es funcionalmente autónoma (no reciben atención sanitaria domiciliaria y no están institucionalizados), de la que cabe esperar un alto grado de independencia. Por el contrario, cuando se cuantifica su nivel funcional encontramos una proporción no despreciable de individuos con dependencia para alguna actividad básica. Este hallazgo es especialmente relevante, ya que es en este grupo de población en el que cabe esperar una mayor efectividad de las acciones preventivas (2, 16).

Destacar que en este trabajo, los datos obtenidos se refieren a población no inmovilizada, en contraposición a lo que ocurre en la mayoría de los estudios publicados; incluso en los realizados en el medio comunitario se suele incluir a los sujetos que viven inmovilizados en su domicilio. A pesar de ello, la estimación de incapacidad encontrada por nosotros es similar a la hallada en el estudio de Nuestros Mayores (17) et al (18, 19). Resultó ser superior al 15,6% hallado en la población de Leganés (11) et al (20). Cabe postular la posibilidad de que el porcentaje real de incapacidad en estos estudios se haya infraestimado en los primeros o supraestimado en los segundos. Resulta improbable que nuestros resultados estén infraestimados o supraestimados, ya que se estudió al total de la población disponible, reduciendo al mínimo la posibilidad de sesgo. En cuanto a la distribución de la dependencia, es similar a lo hallado en la mayoría de los estudios revisados. Para todas las actividades analizadas, la dependencia es más frecuente en las mujeres (33,5%) que en los hombres (17,3%) excepto para el vestido y el aseo personal, aumenta con la edad, 40% en los mayores de 80 años (11, 15, 18, 19, 21); esta tendencia también está presente en aquellos ancianos con peor percepción de salud, mayor deterioro cognitivo y en aquellos con mayor número de procesos crónicos incapacitantes. La dependencia no se distribuye de forma uniforme para todas las ABVD, sino que se concentra en determinadas categorías que precisan movimiento para su realización (11, 21) y que llevan implícito el inicio jerárquico de la dependencia en la población anciana (baño, subir-bajar escaleras y caminar). En el análisis bivariante no hemos encontrado asociación significativa entre la dependencia funcional y el bajo nivel de instrucción, la procedencia de la población (urbana o rural), ni con la clase social basada en la ocupación (22); la asociación encontrada en el modelo multivariante con el estado civil y rotación, desaparece al ser incluidas las variables de salud.

Según nuestros datos, podemos concluir en líneas generales que la proporción de incapacidad no detectada aumenta con la edad, tanto en hombres como en mujeres, sin olvidar que está presente en todos los grupos etarios. Los ancianos con mayor edad y las mujeres, declaran peor percepción de salud, mayor número de procesos crónicos, dificultades sensoriales y probable deterioro cognitivo. Las variables con mayor asociación a la necesidad de ayuda son: la edad >= 80 años, el ser mujer, el probable deterioro cognitivo, los procesos crónicos potencialmente incapacitantes, la dificultad para la visión de lejos y la peor percepción de salud (11, 15, 21). Este trabajo se refiere a una población a unos lugares, a un tiempo y a unos profesionales concretos que no representan al colectivo español y aunque su diseño no permite la utilización de sus resultados para establecer relaciones de causalidad, sí sugieren la existencia de un perfil asociado a la dependencia no reconocida de los ancianos de nuestro medio y constata la existencia del efecto iceberg (23). Asimismo nos ha permitido comprobar que nuestra población no presenta diferencias sustanciales con otras poblaciones en lo referido a los factores sociosanitarios asociados a la incapacidad.

Como conclusión final, es necesaria la realización de estudios longitudinales que permitan identificar factores predictores de la incapacidad en estadios precoces, sobre los que cabe esperar mayor efectividad en las actividades preventivas. Independientemente de ello, los datos actualmente disponibles permiten afirmar que los sistemas habituales de detección y clasificación en nuestro sistema de salud son claramente insuficientes y mejorables. Probablemente reflejan el anacronismo con el que dicho sistema sigue evaluando sus resultados, no habiendo avanzado en el paso del paradigma salud/enfermedad, al de función/disfunción.

AGRADECIMIENTOS

Al Dr. Leocadio Rodríguez Mañas, geriatra del Hospital Universitario de Getafe, por su inestimable ayuda en la revisión crítica de este manuscrito. A los ancianos del Área 10, sin cuya colaboración no hubiese sido posible este trabajo.


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